(*) Por Cecilia Gómez Miliani

En un mundo marcado por crisis ecológicas y desigualdades estructurales, la educación ambiental emerge como una herramienta poderosa para transformar conciencias, prácticas y sistemas. Sin embargo, no basta con enseñar a cuidar el planeta: también debemos cuestionar los roles tradicionales de género, visibilizar las brechas y construir liderazgos inclusivos en el camino hacia un futuro sostenible.

El cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la escasez de agua no afectan a todas las personas por igual. Según ONU Mujeres, el 80% de las personas desplazadas por el cambio climático son mujeres y niñas. Esta cifra refleja una realidad profunda: los impactos ambientales amplifican las desigualdades preexistentes y golpean con mayor fuerza a quienes tienen menor acceso a recursos, toma de decisiones y protección legal.

Entre algunos datos que nos invitan a actuar podemos destacar:

  • Solo el 33% de los puestos de toma de decisión ambiental están ocupados por mujeres a nivel global (PNUMA, 2023).
  • En América Latina, el 77% del trabajo de recolección de agua en zonas rurales recae sobre mujeres y niñas (UNICEF, 2022).
  • Las mujeres representan menos del 30% de quienes trabajan en energías renovables, uno de los sectores clave para la transición ecológica (IRENA, 2023).

Frente a esta realidad, la educación ambiental con perspectiva de género no es un complemento opcional; es un componente esencial para que la sostenibilidad sea justa y efectiva.

La educación ambiental tradicional ha estado enfocada en buenas prácticas individuales: reducir residuos, reciclar, conservar el agua. Pero una educación ambiental transformadora va más allá. Integra enfoques críticos que permiten:

  • Cuestionar los estereotipos de género que asignan a las mujeres tareas de cuidado ambiental “por naturaleza”.
  • Promover nuevas masculinidades responsables, empáticas y comprometidas con el cuidado del entorno.
  • Visibilizar el rol de las mujeres como líderes ambientales, científicas, agricultoras, defensoras de territorios y tomadoras de decisiones.

Un estudio del PNUD (2022) sobre género y cambio climático en América Latina señala que “las mujeres tienen menos acceso a recursos productivos, pero suelen adoptar prácticas más sostenibles y están más dispuestas a participar en iniciativas comunitarias ambientales si se les brinda apoyo”.

De hecho, la historia ambiental está llena de mujeres que han marcado la diferencia: Desde Wangari Maathai, Nobel de la Paz y fundadora del Movimiento Cinturón Verde en Kenia, hasta Berta Cáceres, defensora indígena hondureña asesinada por proteger el río Gualcarque. Hoy, miles de jóvenes como Greta Thunberg o la ecuatoriana Nina Gualinga siguen alzando la voz por una justicia climática que también es de género.

Incorporar esta perspectiva implica revisar contenidos, metodologías y formas de enseñanza. Algunas claves incluyen:

  • Diseñar materiales educativos inclusivos que incluyan la representación de la diversidad de género, contextos y roles en la sostenibilidad.
  • Fomentar el liderazgo de niñas y jóvenes en temas ambientales desde la escuela.
  • Capacitar a docentes en enfoques de género y sostenibilidad, rompiendo con sesgos inconscientes.
  • Promover la participación equitativa en proyectos escolares, comunitarios o universitarios ambientales.
  • Cuestionar narrativas tradicionales que refuerzan el binarismo de roles y proponer modelos de colaboración, corresponsabilidad y justicia.

Para avanzar hacia una educación ambiental transformadora, los Estados y las organizaciones de la sociedad civil deben:

  • Incluir el enfoque de género en los currículos educativos nacionales.
  • Financiar programas que fortalezcan la participación de mujeres en la acción climática.
  • Garantizar entornos seguros para defensoras ambientales.
  • Reconocer los saberes ancestrales y comunitarios de mujeres indígenas, campesinas y afrodescendientes.

La sostenibilidad no se logra solo con paneles solares o reciclaje, se logra cuando reconocemos que no puede haber justicia ambiental sin justicia de género. Integrar esta mirada en la educación es una semilla poderosa para cambiar el mundo desde sus raíces.

Desde Vitalis, creemos que el futuro sostenible será inclusivo, equitativo y liderado por una ciudadanía empoderada, crítica y diversa.

En sintonía con este tema te invitamos a revisar los siguientes artículos:

__________________________________________________________________________________________________

(*) Ingeniero de los Recursos Naturales Renovables, Magister en Gerencia Ambiental y Especialista en Diseño de Acciones formativas en Línea. Directora de Vitalis Academy. https://bit.ly/CeciliaGómezLinkedin