Fauna silvestre y sustentabilidad

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Los colores alados del cielo caraqueño

Por Imarú Lameda-Camacaro, MSc. (*) @imaruladema

Los psitácidos son la familia de aves a las que pertenecen los loros y guacamayas, así como pericos y cotorras; en dicha familia, morfológicamente, los individuos se caracterizan por presentar el pico en forma curveada, la mandíbula superior con una movilidad leve que se empalma con el cráneo. En general, son animales reconocidos por su plumaje vistoso y colorido.

Caracas, capital de Venezuela, ubicada en la zona centro – norte del país, a 15 km de la costa del Mar Caribe, se sitúa en un valle montañoso con una altitud de 900 msnm. Entre sus emblemas naturales, el más característico es el Parque Nacional Waraira – Repano, conocido como cerro Ávila. Dicho pulmón vegetal  acompaña la urbe capitalina y sirve de escenario y hábitat de 15 especies de psitácidos que hacen vida en el valle de Caracas.

Los caraqueños al levantarse a las 5:30am en algunas zonas de la ciudad suelen escuchar los sonidos y bullicios de las aves. Entre los más característicos se encuentran los loros y guacamayas, quienes sobrevuelan el cielo caraqueño al salir u ocultarse del sol.

De las capitales del mundo, Caracas destaca por albergar la mayor cantidad de psitácidos con la presencia de 15 especies, incluyendo al Perico Acollarado, una especie introducida que se reproduce dentro del Parque del Este. La ciudad tiene siete especies de pericos y periquitos, cuatro de guacamayas, dos de loros y dos de cotorras.

En el cielo caraqueño suele observarse de manera recurrente, bandadas de guacamayas como la Azul y Amarillo (Ara arauna), Guacamaya Roja (Ara chlopterus) y Guacamaya Bandera (Ara macao), asi como la Guacamaya Maracana (Ara severus).

De esta interacción seres humanos – fauna silvestre, las guacamayas se han acercado a balcones de edificios, encontrando alimento y hasta refugio.

El lado poco conocido de alimentar así a estas aves, así como sociabilizar con las guacamayas silvestres, es  su vulnerabilidad como especies sujetas al tráfico y comercio ilegal, dada su vistosidad y colorido plumaje.

Caracas ha sido un sitio escogido por estos psitácidos para establecerse, adaptándose a las condiciones que le ofrecen parques urbanos, áreas naturales, zonas boscosas y un arboretum que se ha mantenido siendo referencia de biodiversidad urbana, ya que los árboles sirven de espacios para reproducirse, descansar, realizar nidos (chaguaramos), así como alimentarse cuando se trata de especies de arboles frutales.

Una reflexión a los caraqueños es ¿desean seguir observando guacamayas en la ciudad? De ser afirmativa su respuesta, se sugiere evitar el contacto directo con ellas al suministrarles alimento, desarrollar reforestaciones urbanas con especies forestales que sean hábitats para los psitácidos así como otras especies de aves; campañas de comunicación e información sobre la importancia de la vida silvestre, así como concienciar a la importancia de áreas verdes en la ciudades y del resto de los recursos naturales.

Si estas o visitas la ciudad de Caracas, mira arriba y ve el color que resalta en el cielo, son esos seres alados que nos conectan con el trópico. Conservarlas, es tarea de todos.

 

Lic. M.Sc. Coordinadora de Proyectos, Vitalis Venezuela, ilameda@vitalis.net

 

 

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Aquarium de Valencia pierde su emblemático patrimonio.

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Por Esmeralda Mujica, @EsmeraldaMujica (*)

32 años tratando de reconocer el valor al Aquarium de Valencia ha sido todo un tema en la vida de una persona que alguna vez decidió recibir un legado de alguien que amó profundamente a esa institución, Juan Vicente Seijas. La resistencia del Aquarium de Valencia como institución en sus 40 años de existencia, frente a diversas gestiones de su ente rector, la Alcaldía de Valencia, lo pone nuevamente en el ojo del huracán.

De enero a abril del 2011, el Aquarium de Valencia enfrentan la peor crisis de su historia por la muerte de 4 ejemplares de toninas (Inia geoffrensis), de 6, quedando solo dos ejemplares, Zeus y Dalila con alrededor de 48 años que pudo sobrevivir por 29 años. Sin embargo, el jueves 9 de junio de 2016 muere Zeus el ejemplar joven con solo 11 años de edad y con él desaparece el único ejemplar, prueba de la única experiencia exitosa de reproducción de esta especie fuera de sus ambientes naturales, que se mantenía en el Aquarium de Valencia.

¿Por qué decimos esto?

En diciembre 2013, 4 profesionales calificados en el área (Esmeya Díaz, Ph.D. INFACES-UC; Mario Palacios, Ph.D. FACYT/UC, Lic. Alexis Mendoza y Esmeralda Mujica aceptaron el reto de pertenecer ad honorem a la Junta Directiva de la Fundación J. V. Seijas, Aquarium de Valencia y regresarle su credibilidad como organización social para la educación de los visitantes, investigación, conservación y brindar una adecuada y sana recreación a los diferentes públicos. Después de 17 meses vimos que el bienestar animal, la educación y el manejo de las especies no era prioridad y el 60 % de la junta directiva ponen el cargo a la orden, frente al Alcalde del Municipio Valencia, en su propio despacho, con la esperanza que hiciera correctivos. Se entregaron los informes de gestión de la Vicepresidencia, con un diagnóstico de los aspectos técnicos que debían hacerse a nivel del acuario, el terrarium-serpentario, zoológico, de sus planes de colección  y a nivel del manejo de  las toninas y los sistemas de soporte de vida para las diferentes secciones, con  la necesidad de realizar inversiones y cambios a corto y mediano plazo del parque. Toda una lucha para que las cosas cambiaran, para que se ejecutaran, que la gerencia hiciera los correctivos pero en vano se desconocieron los estándares, solo actuando en un solo sentido y a la final poco importancia por el bienestar animal.

El mayor de los males…la política sin meritocracia

Cómo defender una institución zoológica de políticas mal concebidas, donde la meritocracia no existe. Cómo saber cuáles son las prioridades de las instituciones zoológicas del siglo XXI, los estándares mínimos para la colección si no hay interés por conocer los avances en materia de gestión de acuarios y/o zoológicos, qué hacer en materia de investigación, en educación o el mensaje de conservación, sin la capacitación y sin conocer el DEBER SER. Gente que manda a otros, pero no saben cómo, donde y cuando lo deben hacer. Quien dá los lineamientos? Quien define prioridades? Están capacitados quienes reciben las instrucciones o se aceptan cambios para avanzar?

Un logro de mucha gente, pero apegado a los conocimientos

Durante 23 años los cuidados, pero también con dificultades para mantener a las toninas se dieron, pero  el compromiso de sus cuidadores, veterinarios  mantuvo el protocolo de manejo para los ejemplares, que incluía: una nutrición con raciones y pesos ajustado al estado de desarrollo de cada tonina,  entrenamiento diario y su monitoreo de comportamiento, el monitoreo de su calidad de agua y su sistema de filtración, el control veterinario riguroso cada 6 meses que incluía el lavado estomacal como tratamiento preventivo, y el suministro de medicamentos específicos para cetáceos en cautiverio, cada vez que fuese necesario. Todo ello originó que el Aquarium de Valencia fuese la única institución en el mundo que ha podido reproducir y mantener por años a dichos ejemplares.

Un futuro incierto pero con esperanza

Alrededor del mundo los acuarios y zoológicos reciben más de 700 millones de visitantes al año y este poder de convocatoria da una importante ocasión para inspirar actitudes en los usuarios, de la comunidad del entorno a fin de favorecer la biodiversidad nacional e internacional. Se habla de que más del 10% de la población mundial ha visitado alguna vez el zoológico u acuario y ha tenido la posibilidad de un encuentro cara a cara con la fauna silvestre, quizás el único, en un mundo intensamente urbanizado, en el que los humanos incidimos directamente en más del 80% de la superficie de la tierra.

Cuando organizaciones zoológicas y de conservación se unen con la academia, con el gobierno y con la comunidad organizada, el alcance que se tiene es exponencial. Estas instituciones se convierten en una ventana de conocimiento hacia el mundo natural, que contribuye a generar en los visitantes y demás audiencias, actitudes y comportamientos positivos hacia el resto de la naturaleza, para  beneficio de ambos (Ajami, F. 2016)

Hoy se puede decir que éstas organizaciones sociales  como son los zoológicos y acuarios han experimentado cambios significativos en la manera como se mantienen y se cuidan a los animales, en los mensajes que se comunica, y en los esfuerzos que realizan a nivel de construcción de capacidades, investigación y conservación de la biodiversidad.

 

(*) Bióloga. Directora de VITALIS en Carabobo. Miembro de la Asociación Venezolana de Parques Zoológicos y Acuarios

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