Hacia una armonización de las acciones por el clima y la igualdad de género

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Ecoansiedad, ansiedad ecológica o ecoanxiety: un trastorno por el cambio climático.

Por Gustavo Suárez (*) @GustavoZuar

La eco-ansiedad o ansiedad ecológica es un nuevo mal que afecta a muchos seres en el planeta. Su origen se encuentra en el creciente deterioro ambiental. Sus efectos se traducen en miedos y angustias insospechados.

No hay espacios informativos que no hablen de eventos climáticos extremos que surgen diariamente. Las consecuencias las estamos evidenciando día a día.

Las redes sociales son testigo de la emergencia climática, presente en diversos fenómenos que nos alertan de las temperaturas récord que se están alcanzando. Con pruebas en mano, los científicos lo aseguran: el clima ya cambió y  las consecuencias ya comienzan a sentirse.

Como si esto fuera poco, frente al incremento del efecto invernadero y del calentamiento global, algunas personas están sintiendo mucho miedo, e incluso entrando en pánico. El problema es grave y pareciera irreversible. Somos miles de millones de seres quienes estamos sintiendo los efectos, pero pocos los que estamos haciendo algo para revertirlo. Por ello, la respuesta emocional y biológica de algunos es sentir impotencia y zozobra.  La situación podría tonarse grave.

¿Qué es la eco-ansiedad?

La eco-ansiedad ha sido definida por algunos expertos como "un trastorno psicológico bastante reciente, que afecta a un número cada vez mayor de personas que se preocupan por la crisis ambiental". Observar cómo se desarrollan los lentos y profundos efectos del cambio climático, preocupa a algunos, mucho más que a otros, experimentando niveles de estrés atribuibles a la incertidumbre que se presenta frente a los niños, y en general, de las futuras generaciones. 

La psicóloga Ericka Johnson, asesora de Vitalis en temas vinculados con el comportamiento humano y su relación con el medio ambiente, reconoce que la degradación del planeta puede constituir un factor más para experimentar ansiedad. En su opinión, “hay que ponerle atención, cuidando sobretodo que no se convierta en un fenómeno psicosocial”.

Aunque en sus múltiples consultas aún no ha tenido un paciente que experimente eco-ansiedad, sugiere que es importante realizar una evaluación integral del paciente, a fin de decidir el tratamiento a seguir, bien se trate de una terapia psicológica, un tratamiento multidisciplinario que incluye psicología, psiquiatría o neuropsiquiatría, o una terapia física.

No obstante, Johnson sugiere que también se pueden incluir herramientas vinculadas a un ser o presencia superior, también llamada espiritualidad. Para esta experta, la meditación es, sin dudas, una herramienta para aquietar la mente.

¿La eco-ansiedad es buena o mala?

Como líder de los proyectos de desarrollo humano de Vitalis, considero que nada es totalmente positivo o negativo, y cada historia debe ser evaluada en forma precisa y objetiva. Aquí es imprescindible cultivar la empatía y valorar la consciencia. Cada experiencia es producto de vivencias y creencias específicas, y no todos percibimos los problemas del planeta de la misma manera y con la misma importancia.

Sin embargo, la sensación de impotencia, rabia y desesperanza, deben ser atendidas y nunca subestimadas, a fin de evitar que se transformen en un sentimiento que puede llevarnos a experimentar enfermedades físicas. Los especialistas recomiendan atención temprana, no obstante, es mucho lo que cada uno de nosotros puede hacer.

¿Qué podemos hacer?

Practicar la empatía y la conciencia ambiental, nos pone en una posición extraordinaria como seres humanos. Sin embargo, esos dos valores pierden todo su peso si no hay una acción concreta con resultados visibles, generando así, ansiedad por la rabia, desesperanza e impotencia frente al deterioro de nuestro entorno.

El Dr. Diego Díaz Martín, fundador de Vitalis, destaca la importancia de activarnos para superar la frustración e intranquilidad frente a la destrucción de nuestros recursos naturales. Para este científico, lo mejor que podemos hacer es asumir comportamientos ambientalmente responsables en contacto directo con la naturaleza, uniendo esfuerzos con todas aquellas organizaciones que no pierden la esperanza, y día a día promueven acciones específicas para revertir el calentamiento global e  impulsar la adaptación al nuevo clima.

¿Qué recomendamos en Vitalis?

Las personas que están experimentando la eco-ansiedad, están sensibilizados, y eso es algo bueno, aunque probablemente algo extremo pues llega a comprometer su paz y tranquilidad.

Los ecologistas solemos ser muy apasionados en temas vitales para la supervivencia de la vida en el planeta, especialmente en tiempos en el que somos testigos de la desaparición de glaciares, la extinción de especies animales y vegetales, la disminución de la disponibilidad de agua, y el deterioro de la calidad de vida en general, entre otras preocupaciones ambientales.

Sin embargo, quienes impulsamos nuevos modelos de desarrollo basados en la sustentabilidad, coincidimos en que el manejo responsable de la información disponible, la participación activa en los diversos esfuerzos ciudadanos, y el modelaje de nuevos hábitos y comportamientos en armonía con la naturaleza, constituyen acciones importantes para detonar el cambio que requiere el mundo, más allá del alarmismo innecesario y de la actitud pasiva frente al calentamiento global. 

Acciones personales y grupales enfocadas desde lo espiritual, emocional y ambiental, coadyuvarán los esfuerzos técnicos, científicos y políticos, que hacen falta en el mundo para combatir el cambio climático.

Participar activamente en acciones conservacionistas, no solo ayudará a sentirnos mejor, sino que combatirá cualquier sensación de ansiedad lejana al aquí y ahora de nuestro actuar. Ser propositivos y constructivos también contribuirá a impulsar una sensación de seguridad y paz que tanto requiere nuestro planeta.

Trata al ambiente con amor y respeto. Visita bosques y lugares que te ayuden a reconectar con la naturaleza. Abraza un árbol. Camina descalzo sobre el cesped. Arma un pequeño huerto en casa. Adopta y ama a una mascota doméstica. 

También puedes buscar grupos de personas con el mismo interés que tú. Eso te ayudará a conectar con tu yo interior y practicar la empatía contigo mismo y con los demás. 

Evita  pensar en lo catastrófico que puede ser el futuro. La ansiedad se genera cuando sientes que no tienes control en lo que pueda pasar. Sin embargo, es mucho lo que puedes hacer en tu presente para cambiar las cosas como están.

Actuar positivamente y enfocarnos en nuestro rol frente al calentamiento global alimentará el sentido de pertenencia al "equipo bueno", apostando a hacer de nuestro mundo, el lugar en el que merece la pena vivir.


(*) Gustavo Suárez Solís es Comunicólogo, Coach y Terapeuta. Es líder de la agenda de Desarrollo Humano para la red global de Vitalis y Presidente de ONGVitalis Latinoamérica (Vitalis México). gsuarez@vitalis.net www.gustavozuar.com

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Contribución de los índices de Desarrollo Humano y de Calidad de Vida a la sustentabilidad ambiental

Por M.I. Gloria Antonieta Chong Morales (*)

Los índices de desarrollo humano (IDH) y de Calidad de Vida (ICV) son fundamentales para el desarrollo sustentable, pues se estrechan los aspectos ambientales con los sociales.

El IDH toma en cuenta el desarrollo de un país en razón de sus habitantes y sus capacidades, en tanto que el ICV evalúa la satisfacción de vida de los mismos.

El IDH es la media geométrica de los índices normalizados de cada una de las tres dimensiones del desarrollo humano, que son, tener una vida larga y saludable, acceder al conocimiento y disfrutar de un nivel de vida digno. Y se expresa como un valor entre 0 y 1.

El ICV utiliza para su medición encuestas de satisfacción de vida en los países, en función de la manera en que el individuo percibe el lugar que ocupa en el entorno cultural y en el sistema de valores en que vive, así como en relación con sus objetivos, expectativas, criterios y preocupaciones.

Entre ambos índices se establece un círculo virtual positivo. Por un lado, un IDH alto, con una amplia base de educación, busca alcanzar logros de sustentabilidad ambiental necesarios para lograr un ICV alto. Por el otro, un ICV alto, contribuye a elevar el IDH.

El propósito de estos índices es promover, como mínimo, una esperanza de vida al nacer larga y sana para sus ciudadanos, un nivel de vida digno y una educación garantizada bajo un entorno de justicia y armonía social y política. Asimismo, buscan generar una sociedad más sensible a desarrollarse bajo principios de cuidado del medio ambiente y de los recursos naturales, de los cuales depende en su calidad de vida.

Sin embargo, como sociedad, tenemos muchos retos que superar, tales como la desigualdad en sus diferentes caras, la pobreza y el desarrollo de género, entre otros.  Estos índices nos alertan sobre los temas que debemos atender, y de allí que sean útiles para motivar a los países a mejorar su desempeño.

Entre los desafíos pendientes para actuar con mayor efectividad en materia ambiental, figuran temas como el consumo de energía renovable, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y en general el uso eficiente de los recursos naturales.

Asimismo, es vital poner especial atención a la evolución de las superficies forestales, el uso y tratamiento del agua, el manejo de los residuos, y la conservación de la biodiversidad.

El desarrollo humano y la calidad de vida implican mayor bienestar para todos, incluyendo el resto de los seres vivos. Para ello es imprescindible que los modelos de desarrollo contemplen los principios de la sustentabilidad, como son  interdependencia, interconexión, capacidad de carga, equilibrio dinámico y eficiencia con máximo rendimiento, entre otros.

En nosotros está reconocer que nuestra calidad de vida depende de nosotros mismos, al cuidar y mantener en equilibrio los recursos naturales de los cuales vivimos y que nos permiten alcanzar un desarrollo humano alto o muy alto.

Para ello, no solo es necesaria la activa participación de la ciudadanía y de las empresas, sino también el desarrollo de políticas públicas, económicas y fiscales que respalden dichas acciones.

 

(*) Maestra en Ingeniería Ambiental, gcapri72@me.com

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