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El Acceso al Agua Potable y Saneamiento: Un Derecho Humano Fundamental

Abg. Ma. Maritza Da Silva (*) @MaritzaDaSilva

Cuando hablamos del acceso al agua potable y saneamiento, como derecho humano fundamental afirmamos que tiene un
reto pendiente, bien por el derecho consagrado, bien por la autonomía de derechos, bien porque el ser humano demanda
mas efectividad en su facultad de disfrute de su derechos, bien porque los Estados están obligados a garantizar el desarrollo progresivo de su disfrute, bien porque aun falta mucha participación ciudadana en el ámbito político, para lograr el efectivo disfrute de derechos fundamentales.

Nadie pone en duda el acceso al agua potable y el saneamiento como derecho humano fundamental, ello quiere decir que no puede ser conculcado, vulnerado y mucho menos violentado en su disfrute por las sociedades humanas, encontrando respaldo en un sinnúmero de tratados
ratificados por la mayoría de los Estados de la comunidad internacional, estableciendo principios y mecanismos reguladores para un manejo sostenible del recurso hídrico y su acceso en calidad a todos los seres humanos.

La Declaración de Dublín, por ejemplo, emitida durante la “Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente” en 1992 y la Declaración de San José de 1996, en las cuales se acordó impulsar estrategias para alcanzar un mejor equilibrio entre el suministro y la demanda del agua.

La Observación General 15, del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU (CDESC) obliga a los Estados respetar, proteger y garantizar el derecho al agua, cuyas características esenciales e interrelacionadas son: disponibilidad, calidad y accesibilidad, por ende los Estados deben garantizar instalaciones y servicios de agua seguros para el acceso, y atender las necesidades humanas, dentro de los estándares de calidad.

Aunque no se menciona explícitamente en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, es una parte esencial de la realización del derecho a un nivel de vida adecuado, y ha sido reconocido en un amplio rango de instrumentos internacionales de derechos humanos, implican que las poblaciones tengan acceso al abastecimiento y al saneamiento de las aguas residuales.

La tarea reside en exigir de manera ciudadana postura frente a los Estados de proteger, cumplir y hacer efectivo el derecho humano al agua, sin discriminación y en condiciones de igualdad, porque no podríamos hablar de vida humana sin agua: es el elemento más importante para la salud, la vida y la permanencia en el planeta, por eso desde Vitalis exigirlo es nuestro compromiso.


(*) Abogada. Directora de Derecho Ambiental y Políticas de VITALIS.

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El futuro de la gestión del agua en Venezuela

Ing. Luís Alejandro Padrino (*) @agua_ambiente

Para abordar una emergencia humanitaria compleja como la que vive Venezuela, se deben considerar componentes de atención urgente como el abastecimiento de agua potable a la población más vulnerable, pero es en los temas de gobernanza y gestión donde se sientan las bases para que no vuelva a ocurrir o, en caso de presentase, que sus efectos sean controlables. En este aspecto, la gestión del agua tiene un papel crucial que amerita medidas estructurales que vayan más allá de la coyuntura actual, buscando mejorar los niveles de seguridad hídrica del país ante escenarios de mayor incertidumbre como el cambio climático.

Aunque Venezuela cuenta con una de las mayores disponibilidades de agua dulce per cápita del mundo, esta no se traduce en seguridad hídrica debido a la falta de inversión, carencia de políticas y la escasa integridad en la administración los recursos financieros. Los impactos de la falta de seguridad hídrica van más allá del evidente deterioro del servicio de agua potable, generando importantes retrocesos en el sector agrícola y energético por la interdependencia del “nexo: agua-energía-alimentos”.

El agua está presente en todos los aspectos de la sociedad de manera transversal, siendo considerada como el epicentro para el desarrollo sostenible, por lo que todos los sectores tienen algo que aportar en la gestión del recurso. Los esquemas de gobernanza del agua se establecen bajo criterios de descentralización por cuencas hidrográficas, que deben ser gestionadas por órganos consultivos y ejecutivos denominados Consejos de Cuenca o Región Hidrográfica. Estos a través del consenso con los distintos actores estratégicos planifican entorno a la gestión integrada de los recursos hídricos y la conservación de las fuentes, llevando a cabo una gestión efectiva a través de las Secretarías Ejecutivas de Cuenca o Región Hidrográfica en coordinación con otros entes y organizaciones. Contar con un ministerio solo para la gestión de aguas facilita en gran medida los procesos administrativos y de coordinación para establecer una línea estratégica nacional, siempre que cuente con las atribuciones para ejercer un control y gestión real sobre el sector.

Los recursos hídricos son el mayor vínculo de la sociedad con el ambiente, donde la infraestructura verde o natural realiza una serie de funciones ecológicas y procesos naturales que benefician directamente a la sociedad como lo son: secuestro de carbono, regulación hidrológica, control de erosión, almacenamiento de agua en suelos y acuíferos. Estos también son llamados servicios ambientales. El eslabón más débil de la conservación ambiental, tanto en Venezuela como en otros países de la región, es el acceso al financiamiento, por lo tanto del reconocimiento de los servicios ambientales, nacen estrategias de retribución económica como los pagos por servicios ambientales con los que no solo se estarían reconociendo los costos de operar y mantener la infraestructura gris, conformada por plantas potabilizadoras, sistemas de riego o centrales hidroeléctricas, etc., sino que también se brindaría soporte financiero a la ejecución de proyectos de conservación de la infraestructura verde conexa, ya sea en áreas protegidas o en áreas intervenidas por la agricultura, ganadería y otras actividades económicas que pueden desarrollar modelos de producción más sostenibles y amigables con el ambiente.


(*) Experto en seguridad hídrica y manejo de cuencas. Profesional Asociado de VITALIS en Ecuador. lpadrino@vitalis.net


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El agua: un recurso alterable.

Por Marta Leticia Gaytán Herrera (*)

Sin agua la vida no sería posible, es un compuesto indispensable para la vida debido a que constituye alrededor del 70 al 80% del peso de los organismos biológicos, regula la temperatura del ambiente, ocupamos un gran volumen de esta parala producción de nuestros alimentos (producción agrícola), para nuestras actividades de higiene y en el último siglo, para los procesos industriales.

Su importancia está dada por sus propiedades físico-químicas: 1) es el disolvente universal, pues por su molécula polar, logra disociar las sales minerales que llegan a ella y 2) posee una gran capacidad de absorber calor, por lo que es un regulador de la temperatura ambiental.

En la antigüedad, las poblaciones buscaban manantiales para abastecerse del líquido, porque sabían empíricamente que el agua que ya había tenido contacto con el medio ambiente podría causar enfermedades. Esto sucede porque, a través de la evaporación, el agua queda libre de sustancias disueltas y de microorganismos, pero cuando cae en forma de lluvia, va incorporando nuevamente en su masa los elementos que encuentra a su paso, en su flujo por los continentes.

Si la lluvia se infiltra en el suelo, disuelve sales minerales, pero el suelo sirve como un filtro para limpiarla de muchos de los organismos dañinos y cuando brota posteriormente como manantial en terrenos bajos, es más segura para su consumo. No ocurre lo mismo con el agua que corre por los ríos, en donde es más probable que se incorporen todo tipo de microorganismos, como virus y bacterias, algunos de ellos causantes de enfermedades como tifoidea, cólera, fiebre tifoidea, salmonelosis, diarreas, amibiasis, hepatitis y giardiasis entre otras.

Generalmente en las ciudades existen instituciones encargadas de llevar agua que se somete a procesos como filtración, floculación y cloración, con el fin de eliminar tanto los microorganismos como sustancias que la enturbien o representen algún peligro al consumidor. Sin embargo, el líquido puede contaminarse nuevamente dentro de las viviendas, por lo que es conveniente tener cuidado en su manejo dentro de las mismas, asignando recipientes limpios para almacenarla.

En poblaciones rurales difícilmente puede llevarse un control de la calidad del agua, por lo que es conveniente hervir aquélla usada para beber, pues es un método seguro para eliminar los agentes infecciosos, pero también se pueden utilizar desinfectantes como el cloro, combinado con el uso de filtros, para lograr su inocuidad. La educación sobre el manejo adecuado y cuidado de este preciado recurso redituará en una mejor salud poblacional y en la conservación de este para las generaciones venideras.  


(*) Bióloga, Maestra en Ciencias Biológicas. Trabaja en la FES Iztacala, UNAM, estudiando el fitoplancton del embalse de Valle de Bravo y de otros cuerpos de agua. martha.iztacala.unam@gmail.com .

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Decretos de supresión de zonas de veda en cuencas hidrográficas de México, ponen en riego sustentabilidad del recurso hídrico.

Por Abogada Mariana Tejada (*)

Tal y como lo refiere la Dra. Marisol Anglés, la reforma ocurrida a raíz de la publicación de los Decretos en el Diario Oficial de la Federación el 5 de junio de la presente anualidad, se concentran principalmente en la supresión de las Zonas de Vedas y el establecimiento de Zonas de Reserva de agua en 300 cuencas del país.

Si bien ambas figuras (zonas de reserva y de veda) están contempladas en la legislación actual, es dable mencionar que con la segunda, era ilegal llevar a cabo la emisión de títulos de concesión.

El sistema jurídico mexicano, carece actualmente de una Ley que regule de manera específica las aguas subterráneas, aún y cuando los problemas relacionados con la calidad y cantidad del agua en el país son evidentes e impactan y violentan directamente al Derecho Humano al Agua Potable y al Saneamiento contemplado en el artículo 4º constitucional. La interdependencia de este último derecho humano, con el similar relativo al medio ambiente sano es ineludible, al igual que el crecimiento poblacional y la contaminación cada vez mayor de los cuerpos de agua superficiales y subterráneos.

La modificación planteada por el Ejecutivo en los Decretos recientemente publicados, llevan a un cambio de Zonas de Veda, en las que el uso o aprovechamiento de las aguas estaba prohibido, a la creación de Zonas de Reserva en las que sí es posible llevar a cabo actos de aprovechamiento, uso y explotación del recurso hídrico.

Uno de los principales factores a resaltar respecto al tema, es que la metodología empleada para determinar la disponibilidad del agua que puede ser aprovechada, usada y/o explotada, ha sido fuertemente criticado independientemente de contar actualmente con una Norma Oficial Mexicana. Ello, trae como consecuencia la generación de preocupaciones en materia ambiental y social, al concesionar el recurso hídrico sin tener bases técnicas sólidas para hacerlo.

Es por lo anterior, que se ha considerado que la emisión de los Decretos no cuenta con bases sólidas para su existencia y que sí abre la oportunidad de llevar a cabo actos de aprovechamiento del recursos dejando de lado el tema de la sustentabilidad entendido bajo el equilibrio de sus tres pilares; a saber: económico, social y ambiental.


(*) Directora de Derecho Ambiental de VITALIS México. Socia de Green Business Partners (GBP). Candidata a Doctora en Derecho Ambiental por la UNAM, mtejado@vitalis.net

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Gestión Integral de Recursos Hídricos en Ecuador

Ing. Luís Alejandro Padrino (*) @agua_ambiente

Ubicado en la Región Andina al noroeste de Sudamérica, Ecuador es uno de los países de mayor biodiversidad con más de 20.000 especies animales y vegetales. También es reconocido por su cultura ancestral y tradiciones milenarias.

Ecuador es además el país con mayor cantidad de ríos por unidad de área del mundo y cuenta con importantes recursos hídricos con 289.000.000.000 mᶟ/año en sus cauces, lagos y embalses que se localizan en dos grandes vertientes: la del Océano Pacifico con 72 cuencas hidrográficas y la Vertiente Oriental o Amazónica con 7 cuencas hidrográficas.

El potencial hídrico entre las vertientes es muy heterogéneo pese a que ambas tienen superficies relativamente similares (48,62% y 51,38% del territorio), contando la Vertiente Oriental con las 3/4 partes de los recursos hídricos del país, mientras que la mayor concentración de la población está en la Vertiente del Océano Pacifico con el 87% de los 16.755.452 habitantes, lo que conduce a mayores presiones y demandas sobre los recursos naturales de esta región.

Entre las principales problemáticas ambientales de Ecuador destacan: la descarga de aguas residuales provenientes de la mayoría de las ciudades, la minería por el uso del mercurio, la explotación petrolera, el sector agrícola con prácticas degradantes del ambiente como el monocultivo del banano, el uso de agroquímicos y el sector camaronero cuyas actividades generan un impacto negativo en la calidad de los cuerpos de agua.

Cabe destacar que en Ecuador se ha desarrollado una importante industria agrícola y acuícola que contribuyen con el 80% de las exportaciones no petroleras del país, estos sectores también representan el 80% de la demanda hídrica, dividiéndose el resto de la demanda en un 13% para uso residencial y un 7% para uso industrial, la generación hidroeléctrica constituye más de la mitad de la generación nacional con 9 centrales hidroeléctricas, algunas en construcción.

Sin duda alguna la gestión eficiente de los recursos naturales es vital para Ecuador y enfrenta los retos del desarrollo económico, la problemática ambiental y la creciente demanda de agua con un esquema institucional descentralizado para la GIRH encabezado por la Secretaria Nacional del Agua SENAGUA que ejerce el direccionamiento estratégico para el aprovechamiento, conservación y protección del agua organizándose a nivel de cuenca, para lo que se han establecido 9 demarcaciones hidrográficas y numerosos consejos de cuenca hidrográfica para una mayor participación y cercanía de la población, comunidades y usuarios en la toma de decisiones.

Actualmente se realizan múltiples esfuerzos e investigaciones en recursos hídricos tanto superficiales como subterráneos para aumentar la resiliencia al cambio climático, patrocinados por instituciones nacionales e internacionales, así como iniciativas no gubernamentales que buscan promover la GIRH.


(*) Ingeniero Agrónomo especialista en Gestión Ambiental, Recursos Hídricos y Cuencas Hidrográficas, padrinoluisalejandro@gmail.com

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Ciudades con agua.

Por Karen Flores (*)

El agua es esencial para las actividades humanas, repercute en diversos sectores como salud, alimentación y energía. Su correcta o mala gestión define el bienestar y calidad de vida de la sociedad y el planeta.

Sumarse a los llamados internacionales, o reconocer que el agua es un recurso renovable más no finito, así como la urgencia de resolver sus problemáticas, ha conducido a los gobiernos  a generar planes estratégicos que garanticen el uso y calidad de los recursos para satisfacer las necesidades del campo, industria, población y medio ambiente.

2018 nos recibió con una de las noticias más impactantes, una realidad conocida en películas apocalípticas. Ciudad del Cabo, Sudáfrica es la primera localidad del mundo que tiene los días contados para quedarse sin agua. En un panorama más cercano, la Ciudad de México es considerada por la BBC una de las 11 urbes que pueden sufrir la misma condición. ¿Se puede evitar? ¿Cómo lo hacemos? Quizá la respuesta no es simple, pero si queda algo por hacer, sí, una buena planeación estratégica.

México ha construido el Plan Nacional Hídrico  (PNH) 2013-2018, con un enfoque multisectorial basado en el Plan Nacional de Desarrollo. En él establecen alcanzar la seguridad y sustentabilidad hídrica del país a través de 6 objetivos, cada uno desarrollado con sus propias estrategias y líneas de acción.

Sin embargo, existen diferencias entre realizar un plan y ejecutarlo, esta segunda es más  complicada si no se toman en cuenta ciertas consideraciones, ya que en caso de haberlo hecho, hablaríamos del exitoso PNH y no de lo mucho que falta por hacer, o una capital que se encuentra alerta  por la falta de recursos hídricos.

¿Qué debe anexarse en el siguiente PNH? Yo comenzaría con tomar en cuenta a todos los actores, especificar cuál es su rol, así como identificar a los aliados que se sumarán a nuestras acciones; por otro lado, un presupuesto definido para el sector. Proponer sin tener recursos financieros, implica un plan fallido en donde sólo se hace lo que se puede, cuando se trata de un factor crítico de éxito; finalmente, buscar alinear los planes locales y adaptarlos de acuerdo a sus realidades, cumplir con dicha revisión bianual y adecuar para considerar otras opciones que permitan cumplir los objetivos.

Con la participación de los actores y los recursos financieros suficientes, podríamos hablar, ahora sí, de cambiar de fondo el sector a través de las reformas y modernización que están planteadas en las planeaciones nacionales para el sector en América Latina.

(*) Comunicóloga egresada de la UNAM. karen.flores@aneas.com.mx

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Implicaciones de la problemática en el acceso al agua potable y de los servicios de saneamiento

Por: Rafael Josué Otero Kim (*)

El acceso al agua potable y el saneamiento, son dos grandes desafíos del mundo actual. Sin dudas, un gran reto para las poblaciones humanas desde la perspectiva de la sustentabilidad ambiental.

Muchos de quienes habitamos planeta, con acceso ilimitado al agua potable y de servicios de saneamiento, tenemos  la concepción de que en el resto del planeta las condiciones de acceso son iguales para todos, ignorando la problemática que existe alrededor de este tema y las implicaciones a la sustentabilidad ambiental.

El agua y los servicios de saneamiento, constituyen un derecho humano declarado por la Organización de las Naciones Unidas y debe ser de calidad, accesible, suficiente y saludable.

En México desde hace 15 años, fuentes oficiales reportan  un aparente “incremento” en el número de personas y casas habitación que tienen acceso a estos servicios.

El acceso del agua potable, de 1990 a 2015,  se incrementó  de 78.4% a un 95.3%. Por su parte los servicios de saneamiento se incrementaron de 58.6% al a 91.4% durante el mismo período. Sin embargo, estas cifras no reflejan la realidad de nuestro país, ya que estos indicadores no contemplan aquellas personas que no están registradas en los sistemas formales de acceso a los servicios públicos, o aquellas que no tienen acceso a una vivienda con la infraestructura para el acceso al drenaje, ni tampoco contempla la calidad de los servicios.

Sin dejar de reconocer los esfuerzos emprendidos por los distintos gobiernos de México, es fundamental priorizar el objetivo número 6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible referente al Agua Limpia y Saneamiento, ya que es fundamental  para el desarrollo socio-económico, el disfrute de ecosistemas saludables y la supervivencia humana.

Sin agua limpia y servicios de saneamiento de alta calidad, es imposible que exista un medio ambiente sano, ya que se contaminan los lagos, los mares, ríos y las propias las comunidades, y proliferan las enfermedades, y por ende la muerte.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas la escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y existe un pronóstico de que al menos una de cuatro personas se verá afectada por escasez recurrente de agua para el año 2050. Asimismo, dos tercios de la población mundial vivirán en países sin acceso al agua o con limitaciones muy importantes para el año 2025. Por  ello  es sumamente importante y vital,  y debe ser bien manejado de manera óptima y eficaz.

Es importante que revisemos la distribución de la riqueza en el mundo y como se correlaciona dicha distribución con el acceso al agua potable que tiene el humano, sin importar sexo, raza, edad, o religión

Tomando en cuenta que la población mundial seguirá creciendo, por lo que debemos impulsar y establecer acciones concretas, con planteamientos técnicamente fundamentados para lograr la sustentabilidad ambiental,

El agua es un recurso insustituible, y por su naturaleza finita, debemos garantizar su uso y conservación a perpetuidad.

 

(*) Lic. Administración de Empresas, rafael.josue.otero@gmail.com

 

 

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¿Estamos gestionando nuestros recursos hídricos de manera integrada?

Por Víctor Hugo Fernández Escamilla (*)

El agua dulce se enfrenta a crecientes presiones en todo el mundo debido al consumo excesivo por la urbanización, a la falta de inversión, a la mala gestión, al despilfarro y a las exigencias de la agricultura, la energía y la producción de alimentos, lo cual demanda una gestión integral e integrada, para garantizar la sustentabilidad.

Aunque en términos generales se considera que hay suficiente agua dulce en el planeta para los más de 7,000 millones de personas que lo habitan, esta se distribuye de manera desigual y una gran proporción se desperdicia, contamina y gestiona en forma insostenible. Por si fuera poco debido al cambio climático y en un escenario en el que todo sigue igual, la UNESCO estima que 40% de los recursos hídricos del planeta serán afectados para el 2030. Esto toma aun mayor importancia cuando sabemos que debido a sus impactos en la salud, la equidad de género, la educación y los medios de sustento, la gestión de este recurso es esencial para lograr un desarrollo económico sostenible y aliviar la pobreza.

El planeta cuenta con 1,386 millones de km3 de agua, de los cuales 97.5% es salada y solo 2.5% es dulce, es decir solo 35 millones de km3. Sin embargo de esta cantidad solo 30% está disponible para el consumo humano debido a que se encuentra en forma de glaciares, nieve o hielo. El agua para su uso es llamada agua dulce, la cual se extrae de ríos, mantos acuíferos o directamente de la lluvia.

De acuerdo con la Asociación Mundial para el Agua y la Organización de las Naciones Unidas, la Gestión Integral de los Recursos Hídricos (GIRH), es un proceso que promueve la gestión y el desarrollo coordinado del agua, el suelo y los otros recursos relacionados, con el fin de maximizar los resultados económicos y el bienestar social de forma equitativa sin comprometer la sustentabilidad de los ecosistemas vitales. Su propósito es gestionar el agua dulce de manera eficiente, equitativa y sustentable.

De acuerdo con la UNESCO, las inversiones en infraestructuras hídricas son fundamentales para liberar todo el potencial de crecimiento económico en las etapas iniciales del desarrollo económico de un país. Estas infraestructuras pueden contribuir a reducir el riesgo de escasez de agua y gestionar los desastres relacionados con los recursos hídricos reduciendo su vulnerabilidad y/o aumentando la resiliencia de las economías ante acontecimientos extremos.

Por lo tanto, la GIRH además de favorecer la democratización y el acceso al agua, contribuye a maximizar los beneficios económicos a la población, además de mejorar el bienestar social sin comprometer la sustentabilidad de los ecosistemas vitales.

¿Y tú qué esperas para gestionar los recursos hídricos de manera integrada?

 

(*) Ing. Industrial / victor-escamilla@hotmail.com

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Contaminación del agua: un problema que afecta y compromete al recurso hídrico del futuro.

Ing. Javier Alejandro González Contreras (*)

El agua es un recurso natural finito, indispensable para la subsistencia de todo ser viviente. Sin embargo, su contaminación, está comprometiendo su disponibilidad presente y futura.

La disponibilidad de agua promedio anual en el mundo es de aproximadamente 1,386 millones de km3, de los cuales el 97.5% es salada y sólo 2.5%, es decir 35 millones de km3, es agua dulce. De esta cantidad casi 70% no está disponible para consumo humano debido a que se encuentra en forma de glaciares, nieve o hielo.

El agua para su uso es la llamada dulce, proveniente de ríos y mantos acuíferos, sin embargo, la misma debe ser potabilizada para su consumo humano.

Se puede considerar que el agua está contaminada cuando es alterada en sus propiedades, haciéndola peligrosa para su uso en las actividades humanas o para el resto de los seres vivos.

Las principales fuentes de contaminación del agua proceden de la agricultura, el sector doméstico, las industrias y el petróleo. La situación es tan grave que menos de 20% de las aguas residuales son tratadas en América Latina.

Existen diferentes métodos utilizados por los seres humanos para ayudar a controlar la contaminación del agua. Su selección dependerá del destino final que se le dará al agua, así como del grado de contaminación existente en la misma y dependerá las características particulares del agua a tratar, así como de la calidad requerida, del tipo y cantidad de residuos que se generen durante los procesos.

La aceptación de la comunidad o grupos de personas a la que le brindará el beneficio es clave en este proceso, así como el método seleccionado pues permitiría la generación de subproductos como fertilizantes o biogás, que aporten ventajas económicas y contribuyan a la sustentabilidad de esa región.

El tiempo de vida útil de los equipos empleados en los métodos de tratamiento, la disponibilidad del terreno, sus características, y el costo del mismo para la implementación de los procesos y del costo de inversión, de operación y mantenimiento del proyecto también son criterios de selección importantes.

Otros elementos para tomar la decisión apropiada son el diseño, construcción y equipamiento requeridos en el proceso, la sencillez de operación del proceso, la seguridad de operación sin que presente fallas que afecte la calidad del proceso, el personal que se requiera para su operación y la disponibilidad de refacciones para proporcionar el mantenimiento preventivo-correctivo.

Finalmente, y no menos importante, el impacto que genere al medio ambiente durante su operación, como la producción del ruido, malos olores, condiciones para la reproducción de animales dañinos o molestos, son criterios fundamentales en la selección del método usado para controlar la contaminación del agua.

Para mitigar los efectos sobre la contaminación del agua, debe existir coordinación y cooperación en las diferentes autoridades quienes deben seleccionar las tecnologías más apropiadas para la conservación de los recursos hídricos.

Sin embargo, la principal responsabilidad recae en cada uno de nosotros, ya que tenemos que hacer conciencia que al verter toda clase de basura o desechos que contaminan al medio ambiente y particularmente al agua, atentamos contra nuestra propia existencia y el de las generaciones futuras.

 

(*) Ingeniero Industrial, translogme@gmail.com

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