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Economía circular Vitalis

La transición de la economía lineal hacia la economía circular: un cambio radical en los patrones y hábitos de consumo

Antonio D. Franyutti León*

En los años recientes ha cobrado relevancia el término de “Economía Circular”, una estrategia que apunta hacia la valorización de lo que actualmente se considera como residuo, transformando lo que siempre fue un costo, en valor para la empresa. En la economía actual se emplean los recursos naturales de una forma indiscriminada, lo que hace que el modelo lineal (Producir–Usar–Tirar) se torne insostenible.

Como tal, la economía circular no es un círculo, es más bien un sistema dinámico de productos interconectados: su objetivo está basado en configurar bucles cerrados en los que la complejidad y la funcionalidad de un producto se conserven durante el mayor tiempo posible. Quizás la característica más importante sea la de asegurarnos de que los materiales peligrosos y los contaminantes se eliminen del sistema circular, por lo que se deben desarrollar y mantener ciclos de materiales limpios, que no generen problemas de salud o riesgos ambientales.

La clave para habilitar la circularidad está en el diseño del producto. Un ángulo alternativo es maximizar la funcionalidad de los materiales y, siempre que sea posible, cambiar a otros materiales que tengan menor impacto ambiental, de aquí que el ecodiseño y la ecoeficiencia sean dos de las herramientas claves en la circularidad.

La economía circular necesita nuevos modelos de negocios ya que los actuales, al centrarse en la venta de productos, dificultan la integración del uso prolongado y la reutilización bajo el enfoque de mercado.  Entonces, ¿cómo crear valor para los clientes mientras se usan menos materiales y se conservan los recursos?  Este es uno de los temas que la economía circular está tratando de resolver mediante la innovación.

Por otra parte, los instrumentos de política tienen un papel muy importante que desempeñar en la configuración de la economía circular. Hay una variedad de instrumentos disponibles y en uso enfocados hacia un cambio en el comportamiento de los productores y de los consumidores.

No se espera que la transición a una economía circular sea una evolución fácil y gradual ya que se requiere de un cambio profundo en la forma en que vivimos, viajamos, trabajamos y hacemos negocios.

En ONGVitalis Latinoamérica podemos llevarte de la mano, mediante asesorías puntuales, hacia la circularidad.


*Director de Sistemas de Gestión Ambiental, ONGVitalis.

e-mail: afranyutti@vitalis.net, linkedin: https://mx.linkedin.com/in/antonio-d-franyutti, twitter: @adfral

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Eco-nomía en Colombia

rosangela-blancoPor Rosángela Blanco Rodríguez (*). @RosangelaBlanco

Desde la perspectiva de la población mundial en general, puede ser que los aspectos medioambientales no tengan relación alguna con lo financiero, que estén completamente asilados de la economía o que incluso lo vean como algo en lo que se “gasta” mucho dinero.

Quizás a la mayoría de las personas les molestará esforzarse en cambiar su estilo de vida, sus paradigmas, para generar nuevos hábitos que los lleven a una armonía con el ambiente. Tal vez, considerarán que es costosa cualquier modificación en la rutina diaria para favorecer nuestro entorno.

Sin embargo, basándonos en la definición del Desarrollo Sustentable, es algo a lo que todos queremos llegar, entendiendo que el ambiente, la economía y lo social deben estar íntimamente relacionados, en equilibro para que las sociedades progresen como debe ser. En función de eso, muchos organismos y estados en todo el planeta están trabajando para acercarse al tan anhelado desarrollo.

En este sentido, Colombia ha dado un paso importante a través del acuerdo que define la Agenda de Cooperación entre el Gobierno Nacional y el Sector Financiero Colombiano. Dicho convenio está cimentado principalmente en la protección del medio ambiente como un esfuerzo conjunto entre los organismos públicos y privados, lo cual se estipula en la Declaración de Río de Janeiro, de 1992; la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, del 2000, y la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo, de 2002.

A través de este Protocolo Verde, como ha sido denominado, se acuerdan una serie de estrategias que buscan el desarrollo sustentable a través de la responsabilidad ambiental, sin comprometer los intereses de las futuras generaciones.

Estos acuerdos incluyen la facilidad de crédito y/o inversión para promover el uso sostenible de los recursos naturales renovables y la protección del medio ambiente, además de impulsar en sus procesos internos el consumo sostenible.  Como tercera estrategia, procura considerar en los análisis de crédito e inversión, y los impactos y costos ambientales y sociales de los proyectos a financiar.

Esta alianza seguramente permitirá, entre otras cosas, apoyar el compromiso al que ha llegado Colombia a nivel internacional, de reducir en 20% las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030, así como muchas otras metas del país en materia ambiental.

Con estas acciones se demuestra que sí es posible tomar en cuenta los elementos fundamentales para el desarrollo de una nación y del mundo entero, desde la silla de un político o desde la oficina de un banquero. Igualmente, demuestra que si se puede trabajar en equipo con todos los integrantes de las distintas sociedades para lograr la calidad de vida que cada ciudadano se merece.

Ahora falta que todos podamos estar enterados e involucrados en estas acciones para que realmente sean efectivas y permitan generar y vivir el cambio.

(*) Educadora y Especialista en Gestión Ambiental. Presidenta de VITALIS Colombia.

Imagen cortesía de Rosángela Blanco, Municipio Fosca – Departamento de Cundinamarca, Colombia.

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