Por Alonso Lizaraz (*)
En 1992, Jefes de Estado y de Gobierno y representantes de alto nivel se reunieron en Rio de Janeiro, Brasil, para celebrar la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, en la cual se adoptaron los lineamientos necesarios para encaminar a la humanidad hacia un modelo de vida más sensible a la preservación y conservación de los recursos naturales y al respeto por el ser humano.
Uno de los resultados más visibles de esta Conferencia fue la Agenda 21, el plan de acción que transformaría los modelos de producción, desarrollo y consumo de la humanidad aplicados en aquél entonces, y en donde se incluyeron capítulos que describen el rol que cada grupo principal de la sociedad civil cumpliría en dicho plan. La niñez y juventud, como uno de esos grupos, figura en dicha agenda dentro del capítulo 25, el cual inicia estableciendo que “La juventud representa cerca del 30% de la población mundial. La participación de la juventud actual en la adopción de decisiones y en la ejecución de programas relativos al medio ambiente y al desarrollo es decisiva para que el Programa 21 tenga un éxito perdurable”.
Veinte años más tarde, en la celebración de la segunda Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible Rio+20, la población juvenil mundial sigue siendo de alrededor del 30%, sigue enfrentando los desafíos planteados en 1992 y sigue luchando por conseguir los espacios que le fueron prometidos.
Pertenezco a la generación que atravesaba su niñez cuando en el 92 discutieron sobre nuestro futuro. Futuro que hoy es nuestro presente.
Entre los 283 puntos contenidos en las 59 páginas de “El futuro que queremos”, título del documento final adoptado en Rio+20, los Jefes de Estado y de Gobierno y representantes de alto nivel reafirmaron su compromiso “de aplicar íntegramente la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, el Programa 21 y el Plan para la ulterior ejecución del Programa 21”, y aun cuando el documento no hace referencia a capítulos específicos de la Agenda 21, sí retoma mucho de su contenido, incluyendo el del citado capítulo 25.
En varios de los 283 puntos aparecen referencias a la niñez y juventud, y siguen dibujándose acciones futuras cuando los verbos ya tendrían que referirse al pasado y a un presente transformador, sí, dirigidos a un futuro prometedor que será de las próximas generaciones. Mi generación ya comienza a mostrar esa visión transformadora.
A continuación me permito presentar algunos de los puntos más importantes referidos a los jóvenes en el documento “El futuro que queremos”, y que rezan:
24. Expresamos nuestra profunda preocupación ante el hecho de que persisten los altos niveles de desempleo y subempleo, especialmente entre los jóvenes, y señalamos la necesidad de aplicar estrategias de desarrollo sostenible para abordar en forma proactiva el problema del empleo de los jóvenes en todos los niveles. En los puntos 148, 154 y 155 se vuelve a tocar el problema.
31. Recalcamos que el desarrollo sostenible debe ser un proceso inclusivo y centrado en las personas, que beneficie y dé participación a todos, incluidos los jóvenes y los niños.
50. Destacamos la importancia de la participación activa de los jóvenes en los procesos de adopción de decisiones, dado que las cuestiones que tratamos afectan profundamente a las generaciones presentes y futuras y la contribución de los niños y los jóvenes es indispensable para lograr el desarrollo sostenible. Reconocemos también la necesidad de promover el diálogo y la solidaridad entre generaciones mediante el reconocimiento de sus opiniones.
146. Nos comprometemos a reducir la mortalidad materna e infantil y mejorar la salud de las mujeres, los jóvenes y los niños. Reafirmamos nuestro compromiso con la igualdad entre los géneros y la protección de los derechos de la mujer, los hombres y los jóvenes a tener control sobre las cuestiones relativas a su sexualidad, incluido el acceso a la salud sexual y reproductiva, y decidir libremente respecto de esas cuestiones, sin verse sujetos a la coerción, la discriminación y la violencia.
229. […) Reafirmamos también que en el acceso pleno a una educación de calidad a todos los niveles es una condición esencial para lograr el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la igualdad entre los géneros, el adelanto de la mujer y el desarrollo humano y los objetivos de desarrollo convenidos internacionalmente, en particular los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y la plena participación de las mujeres y los hombres, en particular los jóvenes.
230. Reconocemos que las generaciones más jóvenes son custodios del futuro, así como la necesidad de una mejor calidad y acceso a la educación después del nivel primario. Por tanto, decidimos mejorar la capacidad de nuestros sistemas educativos a fin de preparar a las personas para que puedan lograr el desarrollo sostenible (…].
231. Alentamos a los Estados Miembros a que promuevan la concienciación sobre el desarrollo sostenible entre los jóvenes, entre otras cosas, promoviendo programas para la educación no académica de conformidad con los objetivos del Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible, 2005-2014.
Sea por falta de voluntad política, por falta de recursos para algunos estados, o por meros intereses, lo cierto es que de no entender y aplicar con responsabilidad y seriedad estos puntos abrazados por los objetivos de la Agenda 21 y todos los tratados que giran en torno a las Conferencias sobre Desarrollo Sustentable, no prosperaremos como humanidad. Hoy es la oportunidad de transformar, el camino ya está, solo hay que seguirlo.
Para cerrar, cito algunas líneas del documento final presentado por el grupo mayoritario de la niñez y juventud en Rio+20, el cual expresa sin duda alguna, el pensamiento de este joven que como millones más alrededor del mundo, sueña con ese presente y futuro que queremos y por el cual, desde nuestras posibilidades, ya estamos trabajando.
“¿Dónde estuvo la voz de la niñez y la juventud? ¿Cómo pueden escucharnos en el futuro si no muestran la voluntad de crearnos espacios ahora? Fallaron en liberarse de los intereses nacionales y corporativos, y si no son capaces de levantarse, menos lo serán de seguir adelante. Así que nosotros nos moveremos por ustedes.
Sabemos que necesitamos cooperación intergeneracional, necesitamos innovación y creatividad, necesitamos abrazar los valores de sostenibilidad, equidad, justicia y respeto por los derechos humanos, necesitamos reconocer que los recursos materiales son finitos, mas no así el potencial humano.”
(*) Alonso J Lizaraz es Biólogo y Coordinador del Capítulo Zulia de VITALIS
alizaraz@vitalis.net @ajlizaraz
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