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Gestión Integral de Recursos Hídricos en Ecuador

Ing. Luís Alejandro Padrino (*) @agua_ambiente

Ubicado en la Región Andina al noroeste de Sudamérica, Ecuador es uno de los países de mayor biodiversidad con más de 20.000 especies animales y vegetales. También es reconocido por su cultura ancestral y tradiciones milenarias.

Ecuador es además el país con mayor cantidad de ríos por unidad de área del mundo y cuenta con importantes recursos hídricos con 289.000.000.000 mᶟ/año en sus cauces, lagos y embalses que se localizan en dos grandes vertientes: la del Océano Pacifico con 72 cuencas hidrográficas y la Vertiente Oriental o Amazónica con 7 cuencas hidrográficas.

El potencial hídrico entre las vertientes es muy heterogéneo pese a que ambas tienen superficies relativamente similares (48,62% y 51,38% del territorio), contando la Vertiente Oriental con las 3/4 partes de los recursos hídricos del país, mientras que la mayor concentración de la población está en la Vertiente del Océano Pacifico con el 87% de los 16.755.452 habitantes, lo que conduce a mayores presiones y demandas sobre los recursos naturales de esta región.

Entre las principales problemáticas ambientales de Ecuador destacan: la descarga de aguas residuales provenientes de la mayoría de las ciudades, la minería por el uso del mercurio, la explotación petrolera, el sector agrícola con prácticas degradantes del ambiente como el monocultivo del banano, el uso de agroquímicos y el sector camaronero cuyas actividades generan un impacto negativo en la calidad de los cuerpos de agua.

Cabe destacar que en Ecuador se ha desarrollado una importante industria agrícola y acuícola que contribuyen con el 80% de las exportaciones no petroleras del país, estos sectores también representan el 80% de la demanda hídrica, dividiéndose el resto de la demanda en un 13% para uso residencial y un 7% para uso industrial, la generación hidroeléctrica constituye más de la mitad de la generación nacional con 9 centrales hidroeléctricas, algunas en construcción.

Sin duda alguna la gestión eficiente de los recursos naturales es vital para Ecuador y enfrenta los retos del desarrollo económico, la problemática ambiental y la creciente demanda de agua con un esquema institucional descentralizado para la GIRH encabezado por la Secretaria Nacional del Agua SENAGUA que ejerce el direccionamiento estratégico para el aprovechamiento, conservación y protección del agua organizándose a nivel de cuenca, para lo que se han establecido 9 demarcaciones hidrográficas y numerosos consejos de cuenca hidrográfica para una mayor participación y cercanía de la población, comunidades y usuarios en la toma de decisiones.

Actualmente se realizan múltiples esfuerzos e investigaciones en recursos hídricos tanto superficiales como subterráneos para aumentar la resiliencia al cambio climático, patrocinados por instituciones nacionales e internacionales, así como iniciativas no gubernamentales que buscan promover la GIRH.


(*) Ingeniero Agrónomo especialista en Gestión Ambiental, Recursos Hídricos y Cuencas Hidrográficas, padrinoluisalejandro@gmail.com

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El costo ambiental oculto del turismo.

Por Miguel Villegas, PhD. (*)


El turismo es conocido como la “industria sin chimeneas”. Sin embargo, su incidencia sobre la emisión global de dióxido de carbono (CO2), ha sido objeto de un estudio reciente (The Carbon Footprint of Global Tourism. Nature Climate Change, Mayo 2018), y la evidencia muestra que esta calificación realmente no se corresponden con la realidad. Recordemos que el consenso científico confirma que el exceso de CO2 en la atmósfera es el principal responsable del cambio climático.

El estudio examinó el impacto de actividades ligadas al turismo (transporte, eventos, hoteles, alimentación y comercio relacionado) sobre la producción de CO2 en 189 países, examinando sus respectivas Huellas de Carbono: cerca de la décima parte (8%) de las emisiones globales de CO2 son generadas por este sector de la economía. Este dato resulta preocupante si se toma en cuenta que la industria turística a nivel global crece a una tasa anual cercana al 5%, bastante por encima de otras actividades económicas.  El análisis señala al transporte aéreo como la actividad turística con la mayor cuota de responsabilidad.

Paradójicamente, es precisamente el turismo una actividad particularmente vulnerable a los efectos del calentamiento global, como la elevación del nivel del mar y el incremento en la intensidad y frecuencia de los huracanes, que ya afectan infraestructuras turísticas de islas tropicales, o la disminución de cobertura de hielo y nieve, que atrae numerosos turistas a regiones alpinas. El caso del área del Caribe es ilustrativo. De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo, el turismo es un pilar fundamental de la economía caribeña, que representa 41% de la exportación de bienes y servicios en la región, y provee 12,6% del empleo total. La devastación generada en el Caribe por el Huracán Irma (2017) tipifica la gravedad de esta problemática. Se predice que la región caribeña será el destino turístico de mayor riesgo en el mundo, entre 2025 y 2050.

¿Ahora que ya han sido documentados, cómo se podrían mitigar estos impactos del turismo? Sería necesario promover un turismo más amigable con el ambiente, que incentive actividades con baja producción de carbono. Aquí juega un papel fundamental la educación e información al turista, así como la acreditación y certificación de los servicios asociados al turismo. En el caso del transporte aéreo, ya existen mecanismos voluntarios de compensación, que involucran el pago por siembra de árboles. Las acciones y la cooperación de cada uno de los responsables, industria turística y turistas, pueden promover cambios que beneficien la salud del planeta.


(*) Licenciado en Biología, PhD. en Biología. Miembro del equipo profesional internacional de VITALIS basado en Barcelona, España. mvillegas@vitalis.net

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#ColombiaVotaSostenible: El cambio climático presente en el debate electoral.

Por Viviana Salas, PhD (*). @VivianaSalasM


Las elecciones presidenciales de 2018 representan un momento crucial en materia de sostenibilidad para 13 organizaciones ambientales de Colombia: WWF, The Nature Conservancy, Greenpeace, Dejusticia, OpEPA, Fondo Acción, Transforma, Wildlife Conservation Society, Fundación Natura, Avaaz, Asociación Ambiente y Sociedad, Conservación Internacional Colombia y Fundación Gaia Amazonas. Por ello, se unieron para incidir en redes sociales con la campaña #ColombiaVotaSostenible.

El objetivo es impulsar la agenda ambiental en el futuro gobierno de Colombia. Priorizaron cinco temas que deben estar presentes en el debate electoral: Nuevos modelos de desarrollo, cambio climático, ordenamiento territorial, deforestación y agua. Para cada tema realizaron una infografía con un diagnóstico, unas recomendaciones de política y una hoja de ruta para el periodo presidencial 2018-2022. También analizaron las propuestas de las campañas presidenciales y crearon un semáforo informativo para determinar cómo iba cada una en los temas priorizados.

Dentro del diagnóstico para cambio climático se indica que “los 20 departamentos con mayor riesgo representan el 69% del PIB nacional (2016) y albergan el 57% de la población del país”. Sus recomendaciones de política incluyen: Impulsar la transición hacia energías renovables no convencionales, promover ciudades resilientes y sostenibles, incentivar la educación para el cambio climático y las alianzas con la sociedad civil, hacer un uso adecuado del suelo, y revisar las inversiones financiadas con lo recaudado por el impuesto al carbono.

En cuanto al semáforo del cambio climático, Iván Duque, el candidato que lidera las encuestas para la segunda vuelta que se realizará el próximo 17 de junio, fue el peor evaluado; mientras que Gustavo Petro obtuvo el segundo lugar entre los cinco candidatos que participaron en la primera vuelta. La propuesta de Duque considera incentivar el compromiso ciudadano con el ambiente, renovar la institucionalidad ambiental y promover una mejor gestión de los residuos. Por su parte, la propuesta de Petro incluye la electrificación del transporte público y el uso de energías renovables no convencionales.

Existe una iniciativa similar para las elecciones presidenciales que serán el próximo 1 de julio en México, mostrando la relevancia de las redes sociales en la construcción de opinión pública y el interés de la sociedad civil ambiental de participar en el debate electoral.


(*) Bióloga, Maestra en Gestión Ambiental y Doctora en Zoología. Especialista en ONG y Parques Nacionales. Forma parte del equipo profesional internacional de VITALIS, basada en Barcelona, España. vsalas@vitalis.net

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No solo los fabricantes han de responder por los envases.

Por: Alberto Blanco-Uribe Quintero (*)


El principio «quien contamina, paga», piedra angular del derecho tributario ambiental, persigue la internalización del coste ambiental dentro de los parámetros económicos del operador industrial o comercial, de modo que el primer llamado a asumir la responsabilidad frente al daño ambiental sea éste, liberando a la sociedad del rol de mera víctima, al lado de quien se lucra con su actividad.

Todas las ramas del derecho ambiental comparten ese objetivo, el cual es buscado a través de diversas herramientas. El derecho tributario lo hace por medio de la fijación de impuestos, tasas o contribuciones ambientales, siendo que la finalidad de las administraciones tributarias ambientales no es entonces la recaudación: a menor recaudación mayor efectividad de la fiscalidad verde.

Dentro de esta línea, cada vez mas numerosos países en el mundo han implementado tributos ambientales (a los vertidos líquidos, a las emanaciones atmosféricas, a la producción de envases, etc.), como también por ejemplo la Unión Europea.
Manteniéndonos en el supuesto de los envases, particularmente los de materiales no biodegradables, resulta generalmente conocido por la gente que quien produce y/o utiliza para su producto un envase no biodegradable y se lucra con ello, ha de ser impactado fiscalmente, de forma que a la hora de elegir su materia de insumo opte por una no, o no tan, contaminante, o se conforme con pagar la contribucion en la tarifa que corresponda, asumiendo el coste económico socio ambiental de su decisión.

Y esto, sin perjuicio de que ese coste sea trasladado en el precio al público consumidor, pues éste también toma una decisión al comprar, habiendo preferido adquirir el producto en tal envase, ambientalmente nocivo. Hay pues una responsabilidad ambiental socialmente compartida entre productor y consumidor, en provecho de todos.
Ahora bien, qué ha de ocurrir con otros personajes que igualmente intervienen en la comercialización de los productos, pero no son el fabricante ni el consumidor? Pensemos en los importadores y distribuidores. Y no perdamos de vista a los reenvasadores o reempaquetadores.

Pues bien, el 15 de marzo de 2018 una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (caso SC Cali Sprou SRL) fue clara, al disponer que la Directiva 94/62/CE (envases y residuos de envases), aunque no lo diga expresamente y acorde con el principio «quien contamina, paga», se proyecta tanto sobre los responsables directos de la producción de residuos, como sobre los que contribuyen a generar residuos (importadores y distribuidores de los productos envasados). Con ello se declaró la conformidad de la normativa de Rumania al respecto, que establece un tributo ambiental a ser pagado en provecho de un fondo ambiental, por parte de toda la cadena comercial que con diversos roles interviene en la fabricacion y distribucion de residuos, según sean las circunstancias de su respectiva participación.


(*) Abogado, Profesor Universitario. Postgrado Derecho Ambiental, Univ. de Estrasburgo, Francia. Postgrado Derechos Humanos, Univ. de Castilla-La Mancha, España. Asesor Internacional de VITALIS basado en Francia. @AlbertoBUQ . www.albertoblancouribe.com

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En Bogotá, el clima ya cambió.

Por Juan Andrés Beltrán (*) @JandresNTN24

Si usted es habitante de la capital Colombiana, debe saber que está ubicada a 2600 metros del nivel del mar y probablemente habrá notado una variación en el estado del tiempo durante los últimos años.

Ahora el “sol picante” es más frecuente, alcanzando mediciones históricas; por ejemplo en febrero de 2017 el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) registró en Bogotá una temperatura de 25.1°C, igualando a ciudades costeras del país latinoamericano.

Las “heladas” con temperaturas de hasta 1°C que perturban la salud de los capitalinos y afectan los cultivos ubicados en las sabanas, el aumento en las precipitaciones que generan inundaciones y las ahora frecuentes tormentas eléctricas hacen parte de las evidencias de que en Bogotá “El clima ya cambió”.

¿Somos responsables?

A mediados de 2017 el IDEAM presentó un alarmante informe en donde Bogotá encabezaba la lista de ciudades del país con mayor vulnerabilidad frente al cambio climático, e hizo un llamado urgente a la implementación de políticas de adaptación, pese a ello a finales del mismo año el laboratorio de la calidad del aire de la Universidad Distrital alertó sobre la contaminación presente en algunos sectores de la capital, en donde fue comparada con “fumarse dos cigarrillos al día”.

Hace apenas dos meses la Secretaria de Ambiente de Bogotá decretó una alerta amarilla por la calidad del aire debido a que los niveles de material particulado superaban por más del doble a los fijados por la Organización Mundial de la Salud. Pese a que según las autoridades distritales la emergencia fue superada, la invitación a los bogotanos es a la “racionalización del uso de vehículos y optar por alternativas como la bicicleta o caminar”.

La vegetación presente en los cerros orientales realiza procesos adaptativos ante este fenómeno, e intenta de forma silenciosa regular los altos niveles de gases contaminantes producidos por los habitantes de Bogotá e inconscientemente purificar nuestro aire, mientras en las calles capitalinas gran parte de los ciudadanos continúan su día a día sin ser conscientes del llamado urgente de la naturaleza a modificar comportamientos que atenten contra el medio ambiente.

En palabras de la activista ambiental ganadora del premio Goldman “Nobel” de medio ambiente Terry Swearingen “Vivimos en la tierra como si tuviéramos otra a la que ir”.


La empresa “Metro de Bogotá” estima talar 1373 árboles como parte de la modernización del transporte público en la ciudad, que según la entidad una vez finalicen las obras, serían reemplazados por 2920 árboles nuevos. ¿Aquí también aplica la resurrección?, me pregunto nuevamente ¿Somos responsables?.

(*) Periodista Programa La Noche, NT24, Bogotá – Colombia

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Rol de las TIC en el desarrollo sustentable en México

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Por Dalia Pérez Osorio (*).

El rol de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el desarrollo sustentable en México debe de ser un factor indispensable para el crecimiento en su población.

La UNESCO establece que las TIC “pueden contribuir al acceso  universal a la educación, la igualdad en instrucción, el ejercicio de la enseñanza  y el aprendizaje  de calidad y el desarrollo profesional de los docentes, así como a la gestión[…] y administración  más eficientes  del sistema educativo”.

La educación no sólo se basa en el aprendizaje de calidad del individuo sino de crear seres íntegros que le sirvan a la sociedad replicando el conocimiento, que aporten a las personas que les rodean, con valores sólidos. Adicional a ello es importante cambiar la mentalidad de la sociedad al señalarnos como un país pobre, que no puede tener ideas grandiosas o inventos innovadores; somos un país que si cambiamos ciertos pensamientos podemos llegar lejos tanto como un país de primer mundo.

La revista Forbes señala que “uno de los sectores de mayor crecimiento de la economía mexicana es el de las TIC, que en su conjunto agrupan a más de 1,340 compañías establecidas en el territorio nacional.

Con esto podemos notar que nuestro país se ha posicionado como uno de los más importantes exportadores en el mundo, con un sector de comunicaciones en constante crecimiento.

En vez de exportar tecnología deberíamos de aprovechar los recursos que tenemos como por ejemplo el agua para la generación de energía (implementar tecnología de calidad, planeada de tal manera que no contamine o afecte al medio ambiente). generación de energía solar por medio de paneles  con desarrollo de tecnología fotovoltaico, al ser un país que tiene muchos desiertos podemos ocupar gran parte para ingresar los paneles para distribuir energía a la población; en el país se genera un gran porcentaje de basura orgánica que no lleva un procesamiento adecuado que puede servir para la generación de energía (creación de tecnología de calidad, pero barata para darle uso a todos los desechos y no contaminar  nuestra atmósfera)

“La explotación de las energías renovables en México necesidades específicas acciones sean eficaces, entre otras: a) la ampliación de la gama de participación de las empresas nacionales y extranjeras en renovables energías, b) la apertura del mercado a la venta de excedentes de electricidad; c) la evaluación de la existencia de incentivos económicos y financieros para la generación de electricidad a partir de energía solar, y d) la realización de importantes reformas al marco jurídico de los nacionales de agua, la minería y la protección del medio ambiente para aumentar la explotación de electricidad geotérmica. Además, los mecanismos de eficiencia energética, como las “redes inteligentes” deben aplicarse”

México tiene  futuro con las Tecnologías de la Información y Comunicación, se dice que “Para que México logre una verdadera sustentabilidad ambiental es necesario que se concilie el medio ambiente con otras dos grandes áreas de sustentabilidad del desarrollo humano. Éstas son la productividad y la competitividad de la economía como un todo. Existen varias formas de lograr esa conciliación: una de ellas es la realización de proyectos productivos que se vinculen a la restitución de áreas naturales como las forestales, que impliquen pagos de servicios ambientales y que permitan detener la pérdida de fuentes acuíferas, así como el avance de la desertificación de nuestro territorio.” El uso cada vez mayor de energía procedente de combustibles fósiles, con el consiguiente agotamiento y alto costo, ha conducido a la obtención de nuevas fuentes de energía para el desarrollo económico mundial, en este contexto los recursos vegetales, residuos y productos procedentes de la silvicultura, sabanas, praderas y de la agricultura, son algunas de las principales fuentes de energía renovable que puede sustituir a la energía obtenido de los hidrocarburos, de acuerdo a datos proporcionados por el IIED y el Colegio de México”  Considero que como país tenemos grandes fortalezas que debemos de aprovechar para la generación de energía barata con uso de los recursos naturales, pero sin afectar al medio ambiente para permitir a la sociedad futura poder disfrutar de lo que nos rodea. Podemos hacer uso del talento mexicano para el desarrollo de nuevas tecnologías renovables con costos competitivos.

 

 

 

 

(*) dalia.perez.osorio@gmail.com

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