(*) Por Zoila Martínez

Las devastadoras inundaciones que azotaron recientemente el sur de Brasil, que dejaron un saldo de más de 150 personas fallecidas, han puesto de relieve la urgente necesidad de abordar el cambio climático y sus impactos cada vez más severos en América Latina. Si bien el fenómeno se vio intensificado por factores locales como la desforestación, la mala planificación urbana y la deficiente infraestructura de drenaje, la evidencia científica apunta a una clara relación entre el calentamiento global y la intensificación de eventos climáticos extremos como este.

El aumento de la temperatura global, producto de la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, conduce a una mayor evaporación del agua, lo que incrementa la humedad atmosférica. Esto, a su vez, se traduce en precipitaciones más intensas y frecuentes, especialmente en regiones como el sur de Brasil, donde la topografía y los patrones climáticos favorecen la ocurrencia de inundaciones.

El derretimiento de glaciares y casquetes polares, otra consecuencia del cambio climático, contribuye al aumento del nivel del mar. Esto reduce la capacidad de la tierra para absorber el agua de lluvia, lo que incrementa el riesgo de inundaciones costeras, particularmente en áreas densamente pobladas.

Asimismo, el cambio climático está alterando los patrones climáticos a nivel global, generando mayor variabilidad y aumentando la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos como tormentas, ciclones y huracanes. Estos eventos, que pueden desencadenar inundaciones repentinas y de gran magnitud, se han vuelto más comunes en los últimos años.

Si bien esta situación es un claro ejemplo de la intensificación de eventos climáticos extremos debido al cambio climático, es importante destacar que este fenómeno no es la única causa. Factores locales como la deforestación, que reduce la capacidad del suelo para absorber agua, la mala planificación urbana, que genera asentamientos en zonas de riesgo, y la falta de infraestructura adecuada para el drenaje de aguas pluviales, también juegan un papel crucial.

Sin embargo, es innegable que el cambio climático actúa como un multiplicador de amenazas, intensificando los efectos de estos factores locales y aumentando significativamente la probabilidad y severidad de estos eventos.

Abordar esta problemática de manera integral requiere un enfoque multifacético que incluya:

  • Medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero: Es fundamental una transición urgente hacia energías renovables y la adopción de prácticas sostenibles que minimicen la huella de carbono.
  • Implementación de medidas de adaptación a los impactos del cambio climático: Se deben desarrollar estrategias para mejorar la infraestructura de drenaje, la planificación urbana resiliente y la gestión de riesgos ante eventos climáticos extremos.
  • Fortalecimiento de la cooperación internacional: La lucha contra el cambio climático es un desafío global que requiere un esfuerzo conjunto de todas las naciones.

Las recientes inundaciones en el sur de Brasil sirven como una dolorosa llamada de atención sobre la urgente necesidad de actuar frente al cambio climático. Solo mediante una acción colectiva y decidida podremos mitigar sus efectos y construir un futuro más resiliente para las generaciones venideras.

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(*) Bióloga con más de 30 años de experiencia en el ámbito ambiental nacional e internacional. Líder en Biodiversidad Vitalis Iberoamérica. Contacto: https://bit.ly/ZoilaMartinezLinkedin

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