En el despertar del movimiento para combatir el cambio climático una tendencia ha captado la atención de personas buscando iniciativas que tomar por su cuenta para hacer una diferencia positiva en el planeta, en esencia se trata de cambiar nuestra relación con marcas, productos y hábitos de consumo hacia prácticas individuales más responsables.
El consumo ético (o consumo responsable) no es nuevo, desde hace años expertos han generado conversación sobre la importancia de ver críticamente nuestros hábitos de consumo para determinar nuestra huella de carbono individual en el planeta, sin embargo, ya que cada vez hay más acceso a información sobre las marcas y productos que consumimos esta tendencia ha tenido un nuevo despertar.
Nos convertimos en compradores más informados y críticos a medida que nos hacemos más preguntas. Esto ha marcado la diferencia en los últimos meses, donde cada vez es más evidente para todas las consecuencias del cambio climático y nos preguntamos cómo podemos ser parte de la solución y no del problema.
La práctica tiene tres dimensiones clave:
a) Comprar / consumir solo lo absolutamente necesario.
Aunque parezca sencillo o evidente, puede ser difícil hacernos conscientes de los hábitos de consumo tan desmedidos que adoptamos. Como consumidores somos susceptibles a ofertas que parecen imperdibles, o a comprar de más sólo por aprovechar un “2×1” que no volverá.
La industria de la moda, por ejemplo, ha propiciado que marcas de ropa lancen hasta 16 colecciones al año, para mantener nuestro interés como compradores, generando grandes cantidades de ropa en nuestro clóset que no usaremos más de 5 veces, y grandes cantidades de artículos no vendidos que las tiendas preferirán destruir para proteger su copyright.
b) Comprar de marcas con procesos, materiales o ingredientes que no dejan una huella negativa en el Planeta.
De acuerdo al 2020 Global Consumer Study de IBM, Un tercio de todos los consumidores de hoy dejarán de comprar sus productos preferidos si pierden la confianza en la marca, y están dispuestos a pagar más por autenticidad y transparencia del origen de los productos.
La implicación para nosotros es aprovechar las vastas cantidades de información disponibles sobre lo que consumimos, educarnos y entender la raíz de por qué un producto, bien o servicio tiene un impacto en el Planeta, más allá de los titulares llamativos en redes sociales.
c) Reciclar, reusar, revender o donar.
Reciclar y reusar puede ir más allá del plástico, papel y cartón que conocemos. Gran cantidad de los artículos que tenemos en casa, desde ropa, zapatos, libros, artículos electrónicos, juguetes, entre otras cosas que acumulamos, pueden tener un destino más útil que en un basurero.
Con estos principios, hemos desarrollado una lista de 7 cosas que puedes empezar a hacer para ser un consumidor más responsable desde ya:
- Listas de compra: cuando vayas al supermercado, la tienda, el mercado de calle, o al centro comercial, haz una lista en tu teléfono sobre lo que realmente necesitas y destina un presupuesto especial para ello. Puedes darte concesiones, pero dentro de un límite considerable. No solo el Planeta, tu bolsillo también lo agradecerá.
- Revisar la etiqueta: ve tu producto en detalle antes de comprar, antes de probar una nueva marca búscala en Google, y revisa su lista de ingredientes, dónde está elaborado y su proceso de elaboración.
- Elige menos empaque: aunque se ve más práctico para nosotros, puedes elegir productos que nos desperdicien tanto en plástico o cartón en sus empaques. Y si tus marcas favoritas lo hacen, déjales un mensaje en su buzón de sugerencias para pedirles que cambien sus procesos.
- Compras en línea programadas: los envíos de un día a otro generan que un camión de entregas se mueva hacia tu casa en apuros, para llevar un solo artículo. Si vas a comprar en línea, y no es algo urgente, llena tu carrito de compras importantes y genera una sola fecha de entrega para todo. Es probable que esa compra que parecía imperdible, en unas semanas ya no se vea tan importante.
- Limpiezas por temporada: programa que en tu casa todos saquen ropa y artículos que ya no usen cada 4-6 meses. Procura revender o donar, investigando previamente donde hacerlo. Algunos artículos como televisores o computadoras viejas tienen partes internas que pueden ser recuperadas. Tu alacena y refrigerador también pueden favorecerse de esta práctica, ya que nos hacemos conscientes de las cantidades de más que acumulamos y se desperdician.
- Equípate de reutilizables: las bolsas para el súper, los termos de café o agua, cubiertos portables, popotes (pitillos) de bambú. Hay decenas de opciones que puedes llevar en tu bolso o en tu coche para evitar requerir o compra de artículo de un solo uso como cubiertos desechables, bolsas de plástico y botellas de agua de PET.
- Pregunta, investiga y sé curioso: algunas marcas crean narrativas sobre su ayuda por el ambiente que no son del todo honestas. Vé más allá de las campañas publicitarias, googlea e investiga sobre los procesos de tus marcas favoritas y asegúrate que el impacto que generan en ofrecer ese producto o servicio no sea en detrimento del ambiente.
Las contribuciones individuales de todos importan más de lo que crees, cambiar hábitos pequeños puede tener un gran impacto mientras se haga de forma constante y puedas compartir con otros tu contribución. Consumir responsablemente empieza por ser individuos más responsables con nuestro entorno respetando los recursos, nuestra comunidad y nuestro Planeta. Sé parte del cambio.
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*”David Mendoza es Director de Comunicaciones Integradas de Vitalis y estratega de marcas radicado en México”