Para que un residuo se considere peligroso tiene que presentar alguna de las siguientes propiedades: Corrosivos, Reactivos, Explosivos, Tóxicos, Inflamables y/o Biológico-Infecciosos. La aproximación más reciente sobre el volumen de generación de Residuos Peligrosos para México indica que para el periodo 2004-2011, 68 733 empresas registradas, generaron 1.92 millones de toneladas.
El mayor volumen de generación de residuos peligrosos correspondió a la Zona Metropolitana del Valle de México con 584 666 toneladas, siendo el sector químico el mayor generador. De acuerdo con la normativa aplicable en México, los generadores de residuos tienen la responsabilidad de realizar una Gestión Integral de Residuos, lo cual se puede entender como un conjunto de acciones para el manejo de residuos desde su generación hasta la disposición final, a fin de lograr beneficios ambientales.
Dicho manejo integral corresponde a las actividades de reducción en la fuente, separación, reutilización, reciclaje, coprocesamiento, tratamiento biológico, químico, físico o térmico, acopio, almacenamiento, transporte y disposición final de residuos. Debido a las características físicas y químicas diversas de los residuos peligrosos, las tecnologías de tratamiento tienen que ser identificadas cuidadosamente para cada tipo de residuo, teniendo en cuenta su naturaleza y el grado de peligro asociado, entre otros factores.
Entre los principales tipos de tratamientos para los residuos peligrosos que se utilizan comúnmente y que pueden implementarse para reducir esta brecha; se encuentran el tratamiento biológico con sistemas aerobios y anaerobios y los procesos físicos y físico-químicos.
Los primeros permiten tasas de degradación más rápidas y el tratamiento de niveles altos de contaminación, mediante el aumento de temperatura y la mejora de las tasas de transferencia de oxígeno. Los segundos cubren un amplio rango de procesos aplicados a residuos peligrosos orgánicos e inorgánicos, entre los cuales, de los más comunes se encuentran los procesos físicos de sedimentación y filtración, entre otros, y los procesos fisicoquímicos, que incluyen precipitación química y procesos térmicos, entre otras tecnologías.
De tal manera que, en las últimas dos décadas México, ha tenido un gran avance en la legislación y las practicas industriales sobre las tecnologías para el tratamiento de residuos peligrosos, sin embargo, aún falta un gran esfuerzo por realizar.
*Ing. Químico Petrolero, erodrisant@gmail.com