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Residuos Peligrosos, ¿Qué se hace en México?

Edgar Rodríguez Santos (*)

Para que un residuo se considere peligroso tiene que presentar alguna de las siguientes propiedades: Corrosivos, Reactivos, Explosivos, Tóxicos, Inflamables y/o Biológico-Infecciosos. La aproximación más reciente sobre el volumen de generación de Residuos Peligrosos para México indica que para el periodo 2004-2011, 68 733 empresas registradas, generaron 1.92 millones de toneladas.

El mayor volumen de generación de residuos peligrosos correspondió a la Zona Metropolitana del Valle de México con 584 666 toneladas, siendo el sector químico el mayor generador. De acuerdo con la normativa aplicable en México, los generadores de residuos tienen la responsabilidad de realizar una Gestión Integral de Residuos, lo cual se puede entender como un conjunto de acciones para el manejo de residuos desde su generación hasta la disposición final, a fin de lograr beneficios ambientales.

Dicho manejo integral corresponde a las actividades de reducción en la fuente, separación, reutilización, reciclaje, coprocesamiento, tratamiento biológico, químico, físico o térmico, acopio, almacenamiento, transporte y disposición final de residuos. Debido a las características físicas y químicas diversas de los residuos peligrosos, las tecnologías de tratamiento tienen que ser identificadas cuidadosamente para cada tipo de residuo, teniendo en cuenta su naturaleza y el grado de peligro asociado, entre otros factores.

Entre los principales tipos de tratamientos para los residuos peligrosos que se utilizan comúnmente y que pueden implementarse para reducir esta brecha; se encuentran el tratamiento biológico con sistemas aerobios y anaerobios y los procesos físicos y físico-químicos.

Los primeros permiten tasas de degradación más rápidas y el tratamiento de niveles altos de contaminación, mediante el aumento de temperatura y la mejora de las tasas de transferencia de oxígeno. Los segundos cubren un amplio rango de procesos aplicados a residuos peligrosos orgánicos e inorgánicos, entre los cuales, de los más comunes se encuentran los procesos físicos de sedimentación y filtración, entre otros, y los procesos fisicoquímicos, que incluyen precipitación química y procesos térmicos, entre otras tecnologías.

De tal manera que, en las últimas dos décadas México, ha tenido un gran avance en la legislación y las practicas industriales sobre las tecnologías para el tratamiento de residuos peligrosos, sin embargo, aún falta un gran esfuerzo por realizar.

*Ing. Químico Petrolero, erodrisant@gmail.com

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Contaminación del agua: un problema que afecta y compromete al recurso hídrico del futuro.

Ing. Javier Alejandro González Contreras (*)

El agua es un recurso natural finito, indispensable para la subsistencia de todo ser viviente. Sin embargo, su contaminación, está comprometiendo su disponibilidad presente y futura.

La disponibilidad de agua promedio anual en el mundo es de aproximadamente 1,386 millones de km3, de los cuales el 97.5% es salada y sólo 2.5%, es decir 35 millones de km3, es agua dulce. De esta cantidad casi 70% no está disponible para consumo humano debido a que se encuentra en forma de glaciares, nieve o hielo.

El agua para su uso es la llamada dulce, proveniente de ríos y mantos acuíferos, sin embargo, la misma debe ser potabilizada para su consumo humano.

Se puede considerar que el agua está contaminada cuando es alterada en sus propiedades, haciéndola peligrosa para su uso en las actividades humanas o para el resto de los seres vivos.

Las principales fuentes de contaminación del agua proceden de la agricultura, el sector doméstico, las industrias y el petróleo. La situación es tan grave que menos de 20% de las aguas residuales son tratadas en América Latina.

Existen diferentes métodos utilizados por los seres humanos para ayudar a controlar la contaminación del agua. Su selección dependerá del destino final que se le dará al agua, así como del grado de contaminación existente en la misma y dependerá las características particulares del agua a tratar, así como de la calidad requerida, del tipo y cantidad de residuos que se generen durante los procesos.

La aceptación de la comunidad o grupos de personas a la que le brindará el beneficio es clave en este proceso, así como el método seleccionado pues permitiría la generación de subproductos como fertilizantes o biogás, que aporten ventajas económicas y contribuyan a la sustentabilidad de esa región.

El tiempo de vida útil de los equipos empleados en los métodos de tratamiento, la disponibilidad del terreno, sus características, y el costo del mismo para la implementación de los procesos y del costo de inversión, de operación y mantenimiento del proyecto también son criterios de selección importantes.

Otros elementos para tomar la decisión apropiada son el diseño, construcción y equipamiento requeridos en el proceso, la sencillez de operación del proceso, la seguridad de operación sin que presente fallas que afecte la calidad del proceso, el personal que se requiera para su operación y la disponibilidad de refacciones para proporcionar el mantenimiento preventivo-correctivo.

Finalmente, y no menos importante, el impacto que genere al medio ambiente durante su operación, como la producción del ruido, malos olores, condiciones para la reproducción de animales dañinos o molestos, son criterios fundamentales en la selección del método usado para controlar la contaminación del agua.

Para mitigar los efectos sobre la contaminación del agua, debe existir coordinación y cooperación en las diferentes autoridades quienes deben seleccionar las tecnologías más apropiadas para la conservación de los recursos hídricos.

Sin embargo, la principal responsabilidad recae en cada uno de nosotros, ya que tenemos que hacer conciencia que al verter toda clase de basura o desechos que contaminan al medio ambiente y particularmente al agua, atentamos contra nuestra propia existencia y el de las generaciones futuras.

 

(*) Ingeniero Industrial, translogme@gmail.com

Tecnologías en favor del Desarrollo Sostenible

Por Diego Díaz Martín, Presidente de VITALIS

El desarrollo de nuevas tecnologías en favor de la conservación ambiental ha sido siempre una preocupación del sector privado, particularmente de aquellas organizaciones relacionadas con el aprovechamiento de los recursos naturales y el ambiente.

Diversos han sido los intentos por lograr un uso más racional y económico de los bienes y servicios de la naturaleza, en particular del agua y la energía.

Para satisfacer nuestras necesidades, los seres humanos hemos intervenido ríos, montañas, suelos, lagos, mares y demás ambientes naturales, con la misión de explorar nuevos beneficios económicos que con la menor inversión y mantenimiento posible, produzcan los mayores rendimientos y el menor impacto ambiental posible.

Es así como surgen las tecnologías suaves, también llamadas blandas, que buscan armonizar la conservación con el desarrollo, y están ecológicamente adaptadas a las condiciones del medio donde son aplicadas, con un uso racional de la energía y un manejo ambientalmente responsable de los residuos y materiales que se generan durante su desempeño.

En algunos países, principalmente industrializados, también son reconocidas las tecnologías de capital intensivo, aquellas basadas en métodos de avanzada que presentan una alta relación entre equipo y labor, para cumplir determinados trabajos. Un ejemplo de ello lo constituyen los tractores de alto rendimiento, basados en sistemas amigables con la protección ambiental, si los comparamos con los sistemas de arado tradicional, algunos de los cuales son altamente destructivos.

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