Selene Jovita Gonzalez Contreras (*)
La biodiversidad de genes, especies y ecosistemas constituye la esencia de la vida en el planeta. Se encuentra en el aire, el agua y los suelos, con quienes interactúa en forma dinámica para alcanzar el equilibrio. Países como México son afortunados por su gran diversidad, así como Colombia, Brasil, Ecuador y Venezuela, considerados megadiversos.
La megadiversidad y posición geográfica de México ha permitido la domesticación de diferentes especies de plantas y animales, tales como el maíz, frijol, aguacate, vainilla, café, ganado vacuno y algunas variedades de peces, entre muchas más. Todo ello ha servido como base alimenticia de la población en general, sin dejar de lado su importancia dentro de los propios ecosistemas, con funciones vitales en los procesos ecológicos esenciales.
Desde el punto de vista económico, la biodiversidad provee de empleos a los mexicanos. Con el control adecuado, la reproducción de especies lo convierte en un importante exportador de productos agroalimentarios para el mundo. Además, constituye un importante atractivo natural para el turismo generador de divisas.
La biodiversidad también es importante desde el punto de vista cultural, manteniendo y coadyuvando a que diferentes sectores del país que trabajan para un mismo fin, compartiendo y respetando sus conocimientos, prácticas e innovaciones. Esto es evidente no solo en su diversidad étnica, sino también gastronómica.
Recordemos que en México hay pobreza de alrededor de 46%, probablemente causada por la desigual distribución de la riqueza, la falta de una eficiente ordenación de su territorio o la incapacidad de generar riqueza de manera endógena y sustentable.
Por todo lo anterior, es necesario tomar medidas desde una visión holística, que incluya una apropiada gestión integral de sus recursos hídricos, un apropiado desarrollo sustentable forestal, así como el incentivo de buenas prácticas que impulsen el desarrollo agropecuario, evitando la sobre explotación.
La participación de las comunidades indígenas y locales, ayudaría al aprovechamiento y conservación de la diversidad biológica, con lo cual no solo se garantizaría la preservación de la biodiversidad, sino el mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones humanas.
México es un país megadiverso y debemos conservarlo a perpetuidad.
(*) Licenciada en Administración de Empresas, selene.jovita.gonzalez@pemex.com