(*) Por Diego Díaz Martín

El transporte aéreo es un componente vital de la economía global. Gracias a él se facilita el comercio, el turismo y la conexión entre personas, países y culturas. La otra cara de este sector, es su significativo impacto negativo sobre el ambiente.

Este medio de transporte contribuye entre un 2 y 3% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2). Además del CO2, los aviones emiten otros contaminantes como óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas de sulfato, que contribuyen al calentamiento global al formar estelas y nubes cirros artificiales. De no implantarse medidas adecuadas y efectivas, el incremento tendencial de la movilización aérea a nivel global se traducirá, para el 2050, en la duplicación o incluso triplicación de las emisiones que actualmente se generan.

La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) ha desarrollado el esquema de Reducción y Compensación de Carbono para la Aviación Internacional (CORSIA), que busca abordar los problemas generados por las emisiones del sector a partir de 2021. CORSIA tiene como objetivo estabilizar las emisiones de CO2 de la aviación internacional a los niveles de 2020 mediante el desarrollo de un Plan que contempla fases hasta el 2035, que, entre otras acciones, considera estabilizar y compensar las emisiones generadas.

Por otra parte, los desafíos asociados a conseguir la neutralidad climática del sector de la aviación internacional, se soportan en estrategias alineadas con los objetivos del Acuerdo de París, entre las que resaltan:

  • El desarrollo de combustibles sostenibles de aviación, que reduzcan significativamente las emisiones de carbono. El respaldo al desarrollo de biocombustibles y combustibles sintéticos, producidos a partir de residuos y biomasa, son una alternativa prometedora. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) ha establecido el objetivo de que el 2% de todo el combustible utilizado en aviación provenga de fuentes sostenibles para 2025.
  • La mejora en la eficiencia en el consumo de combustible de las aeronaves, para ello la industria aeronáutica ha invertido esfuerzos en el diseño y tipo de materiales para reducir los consumos de combustible y así reducir las emisiones de CO2 por vuelo.
  • La optimización de las operaciones de vuelo, mediante la gestión eficiente del tráfico aéreo, estableciendo rutas de vuelo más directas y la mejora en los procedimientos de aterrizaje y despegue que reduzcan el consumo de combustible.
  • La innovación tecnológica, focalizada en el desarrollo de prototipos de aviones eléctricos e híbridos a largo plazo que podría revolucionar la industria.
  • La compensación de carbono, una acción en el corto plazo asumida por las aerolíneas que invierten en programas de compensación de carbono, financiando proyectos de reforestación, de apoyo al desarrollo de energías renovables y conservación de espacios naturales para equilibrar las emisiones generadas por sus operaciones.

¿Será posible la sostenibilidad y la transformación del sector? Ante esta interrogante, diversas iniciativas alrededor del mundo están demostrando que es posible avanzar con ese rumbo:

  • Proyectos de compensación de carbono de Lufthansa, quien,en 2023, fortaleció su compromiso de reducir y compensar las emisiones de carbono a través de su iniciativa de tarifas verdes, permitiendo a los pasajeros reducir las emisiones de CO₂ en un 20% mediante el uso de combustibles de aviación sostenibles (SAF) y compensar el 80% restante a través de contribuciones a proyectos de protección climática de alta calidad. Con esto logró ampliar estas tarifas a rutas intercontinentales, con una reducción del 10% en las emisiones de carbono y una compensación del 90% restante.
  • Eficiencia de combustible de Delta Air Lines, empresa que ha invertido en la modernización de su flota y en prácticas operativas más eficientes. A largo plazo se plantea descarbonizar sus operaciones aéreas y lograr emisiones netas cero para 2050. En 2019, la aerolínea logró una reducción del 11% en las emisiones de CO2 por asiento-kilómetro en comparación con 2005, acercándose a su objetivo de neutralidad.
  • Avión Eléctrico Alice de Eviation, startup israelí con una tecnología de baterías similar a la de un vehículo eléctrico o un teléfono móvil y con 30 minutos de carga, capacidad para nueve pasajeros y que podrá volar durante una hora unas 440 millas náuticas. Su velocidad máxima es de 287 millas por hora. La empresa, centrada exclusivamente en el transporte aéreo eléctrico, espera que los aviones eléctricos, con capacidad para entre 20 y 40 pasajeros, sean una realidad dentro de siete a diez años.

El transporte aéreo enfrenta desafíos críticos en su lucha contra el cambio climático, pero también tiene oportunidades significativas para innovar y liderar la transición hacia una economía baja en carbono, aunque el camino es complejo, es posible avanzar hacia un futuro más sostenible para la aviación.

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(*) Fundador y Director General de Vitalis. Académico universitario de la Red de Universidades de Anahúac en México. Contacto: www.linkedin.com/in/ddiazmartin

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