Por Ing. Aketzalli Hernández (*)

La Primera y Segunda Guerra Mundial impulsaron la Revolución Verde al erigir la necesidad de mayor cantidad de alimentos, así como de recuperar la economía en zonas rurales afectadas por la guerra, es así que en los años 50 ́s la Fundación Rockefeller, financió tecnologías para desarrollar agroquímicos derivados del petróleo.

Los resultados de estas nuevas tecnologías habían sido exitosos, se redujeron los problemas de hambre, así como las pérdidas por especies invasoras, sin embrago, dos décadas después de la Revolución verde, el ser humano percibió los efectos negativos consecuentes del uso de agroquímicos y malas prácticas de agricultura, por ejemplo, cerca del 60% del suelo a nivel mundial había sufrido perdida de nutrientes, derivado de la alta cantidad de agroquímicos; la demanda de agua aumentó más del 50% para cubrir el riego de cultivo y en México hasta el día de hoy hemos perdido un poco más de la cuarta parte de nuestra biodiversidad.

Estas externalidades negativas nos han orillado a buscar tecnologías que satisfagan las necesidades de alimento y rentabilidad económica de la población presente sin afectar a las siguientes generaciones y el medio ambiente, bajo esta necesidad nace la idea de una Segunda Revolución Verde. Las nuevas tecnologías verdes deben estar basadas en tener un consumo menor de agua, reducir la cantidad de agroquímicos y descentralizar la agricultura para impulsar una economía eficiente para agricultores y consumidores que fortalezca el desarrollo sustentable.

Tecnologías en el Mundo.

En países como Australia y México el desarrollo de los Big Data y aplicaciones para teléfonos inteligentes han permitido a los agricultores monitorear los cultivos para obtener datos estadísticos y características particulares de cada plantación, por lo tanto, se reduce la cantidad de uso de agua para riego y agroquímicos verdes.

Como una solución para descentralizar la agricultura y obtener una economía circular, algunas industrias de Alemania han diseñado una Agricultura Urbana Vertical, basada en sistemas inteligentes de refrigeración y luz led para mantener los cultivos a un clima propicio que les permita eficiencias hasta del 95%, disminuyendo el uso de agroquímicos y costos de logística y transporte.

Los beneficios sociales de estas tecnologías se ven reflejados en que la población pude adquirir alimentos de calidad sin que su derecho a la salud se vea afectado mientras que a su vez se generan nuevos empleos en áreas sistémicas y desarrollo en investigaciones científicas.

La población que vive en países subdesarrollados necesita de estos beneficios sociales, pues son quienes tienen un mayor impacto ambiental negativo e insuficiencia de alimentos, sin embargo, se necesitan grandes inversiones monetarias e investigación científica, de las que carecen, por lo tanto, debemos apegamos al principio sustentable de que las naciones deben compartir sus tecnologías innovadoras con el objetivo de que la Agricultura Sustentable a nivel global tenga un desarrollo exitoso.

Esta Segunda Revolución verde también debe estar basada en la integración de las comunidades de pueblos indígenas y sin la discriminación de género o algún otro tipo, cada uno de los seres vivos que habita en el planeta Tierra tiene derecho de vivir de sus recursos naturales, por lo tanto, cada uno tiene la obligación de protegerlos.


(*) Aketzalli López Hernández, Ingeniera Mecánica Electricista, Estudiante de la Maestría en Tecnologías para el Desarrollo sustentable en la Universidad Anáhuac Norte.

Miembro del Comité de Energías Renovables del Colegio de Ingenieros Mecánicos Electricistas, con experiencia en Manufactura.

@aketzallilopez1

 

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