Por: Anna De Luca, Diego Díaz Martín y Marycarmen Sobrino
Caimanes, tortugas, tigres, manatís, y decenas de especies de aves, como los flamencos, encuentran refugio en diversos lugares decretados por el Ejecutivo Nacional para salvaguardalos de la extinción, un proceso irreversible que los apartaría de la faz de la tierra para siempre. Estas áreas son conocidas como Refugios de Fauna Silvestre. Hasta la fecha se han decretado siete, con el objetivo de proteger el hábitat de estos animales amenazados, particularmente de aquellos en peligro de extinción, a los fines de recuperar sus poblaciones, proveyendo oportunidades tanto a la investigación científica, como a la educación especializada.
Los refugios de fauna silvestre, constituyen en la actualidad, junto a las reservas de fauna silvestre, las únicas Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE) existentes, dedicadas casi de manera exclusiva a la conservación de la fauna autóctona de nuestro país. Queda una tercera categoría legal, los santuarios de fauna silvestre, de los cuales no se ha decretado ninguno en el país. Estas áreas protegidas se encuentran reguladas por la Ley de Protección de la Fauna Silvestre, decretada en la década de los 70.
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