Integridad y Transparencia: Imperativos de una gobernanza sostenible.

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Eco-nomía en Colombia

rosangela-blancoPor Rosángela Blanco Rodríguez (*). @RosangelaBlanco

Desde la perspectiva de la población mundial en general, puede ser que los aspectos medioambientales no tengan relación alguna con lo financiero, que estén completamente asilados de la economía o que incluso lo vean como algo en lo que se “gasta” mucho dinero.

Quizás a la mayoría de las personas les molestará esforzarse en cambiar su estilo de vida, sus paradigmas, para generar nuevos hábitos que los lleven a una armonía con el ambiente. Tal vez, considerarán que es costosa cualquier modificación en la rutina diaria para favorecer nuestro entorno.

Sin embargo, basándonos en la definición del Desarrollo Sustentable, es algo a lo que todos queremos llegar, entendiendo que el ambiente, la economía y lo social deben estar íntimamente relacionados, en equilibro para que las sociedades progresen como debe ser. En función de eso, muchos organismos y estados en todo el planeta están trabajando para acercarse al tan anhelado desarrollo.

En este sentido, Colombia ha dado un paso importante a través del acuerdo que define la Agenda de Cooperación entre el Gobierno Nacional y el Sector Financiero Colombiano. Dicho convenio está cimentado principalmente en la protección del medio ambiente como un esfuerzo conjunto entre los organismos públicos y privados, lo cual se estipula en la Declaración de Río de Janeiro, de 1992; la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas, del 2000, y la Cumbre de la Tierra de Johannesburgo, de 2002.

A través de este Protocolo Verde, como ha sido denominado, se acuerdan una serie de estrategias que buscan el desarrollo sustentable a través de la responsabilidad ambiental, sin comprometer los intereses de las futuras generaciones.

Estos acuerdos incluyen la facilidad de crédito y/o inversión para promover el uso sostenible de los recursos naturales renovables y la protección del medio ambiente, además de impulsar en sus procesos internos el consumo sostenible.  Como tercera estrategia, procura considerar en los análisis de crédito e inversión, y los impactos y costos ambientales y sociales de los proyectos a financiar.

Esta alianza seguramente permitirá, entre otras cosas, apoyar el compromiso al que ha llegado Colombia a nivel internacional, de reducir en 20% las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030, así como muchas otras metas del país en materia ambiental.

Con estas acciones se demuestra que sí es posible tomar en cuenta los elementos fundamentales para el desarrollo de una nación y del mundo entero, desde la silla de un político o desde la oficina de un banquero. Igualmente, demuestra que si se puede trabajar en equipo con todos los integrantes de las distintas sociedades para lograr la calidad de vida que cada ciudadano se merece.

Ahora falta que todos podamos estar enterados e involucrados en estas acciones para que realmente sean efectivas y permitan generar y vivir el cambio.

(*) Educadora y Especialista en Gestión Ambiental. Presidenta de VITALIS Colombia.

Imagen cortesía de Rosángela Blanco, Municipio Fosca – Departamento de Cundinamarca, Colombia.

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¿Qué hacer con nuestros residuos?

crisoforo-mecinas-cruz Crisóforo Mecinas Cruz (*)

Durante los últimos 50 años, la población mundial se ha multiplicado considerablemente planteando una serie de retos para las ciudades. Solo para tener una idea, en 2012 se generaban 1,300 millones de toneladas anuales de residuos en el mundo y se espera que para 2025 la cifra aumente a 2,200 millones de toneladas.

A medida que se ha incrementado el volumen de residuos, también ha aumentado el tiempo requerido para su degradación, como es el caso de las bolsas plásticas y de muchos equipos electrónicos, los cuales representan un riesgo al medio ambiente. Estos materiales contienen componentes tóxicos que requieren un proceso especializado para su recolección, disposición y tratamiento.

En muchas ciudades la disposición de residuos se continúa realizando al aire libre o mediante la quema indiscriminada de los mismos, lo que ha ocasionado la contaminación del suelo, los ríos e inclusive los océanos, al ser vertidos directamente en ellos. Por ello requerimos llevar a cabo una gestión integral de los residuos mediante la implementación sistemática de acciones para su manejo, incluyendo normativas, operativas, financieras, de planeación, sociales, educativas, y de monitoreo, entre otras.

Tales acciones comprenden todo su ciclo, desde su generación hasta la disposición y tratamiento final, con el objeto de lograr beneficios ambientales, y la optimización económica de su manejo y su aceptación social, conforme a las circunstancias de cada localidad o región. Lo anterior es parte de la responsabilidad conjunta entre productores, distribuidores, consumidores y de los gobiernos, entre otros actores.

Nuestro papel como consumidores debe enfocarse en tres principios básicos para disminuir la producción de residuos y reducir su impacto en el medio ambiente. El primero es la reducción, evitando el consumo de productos que generen mayores residuos, como es el caso del agua y de los refrescos que vienen en botellas de pet, así como productos cuya vida útil sea muy corta, como en el caso de algunos aparatos electrónicos. El segundo es la reutilización, eligiendo aquellos cuyo envase podamos volver a utilizar como contenedores o materias primas en otro proceso. El tercero es el reciclado, para lo cual hay que revisar sus características  y separarlos desde la fuente para facilitar dicho proceso.

Mediante estas acciones podemos empezar a reducir el daño que nuestros residuos causan al ambiente debido a la contaminación del suelo, del agua o del aire. No  olvidemos que cada acción cuenta y si las sumamos para resolver el complejo problema de los residuos, podemos ayudar a su solución.

(*) Ingeniero Civil, cmecinas@hotmail.com

Fuente de la imagen de basura: Diario El Argentino.

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Retrocesos y más retrocesos en materia ambiental para Venezuela

Carelia HidalgoCoordinadora RedvuaPor  Dra. Carelia Hidalgo (*)

Sin dudas desde hace cuatro décadas el asunto ambiental ha formado parte de la agenda política nacional, con sus propios procesos epistémicos evolutivos que ha asumido históricamente esta temática. Lamentablemente hoy sin sustentaciones teóricas claras sobre educación ambiental, concepciones ambientales reduccionistas y erradas; se tomas decisiones políticas que se visualizan como acciones en contra de la lucha ambiental venezolana, refiriendo esto por la actual decisión de fusión ministerial Ambiente con Vivienda y Hábitat, agregando un llamado ¿ecosocialismo?.

Desde la formación de una Constituyente Ambiental que pretende crear agendas decisorias con las mismas debilidades antes mencionadas, se podía presuponer que lo que venía no era lo mejor para el ambiente venezolano, entendido este como sistema con relación interdependiente entre los elementos naturales y sociales en la construcción de sociedades con calidad de vida transgeneracional.

Se puede entender esta circunstancia desde el reduccionismo conceptual de ambiente, que se evidencia en diferentes espacios sociales, y lamentablemente aun en el sector educativo. El propio marco legal ambiental venezolano muestra la despreocupación en mostrar el ambiente desde la complejidad que representa, fraccionando y atomizando el contenido ambiental perdiendo la esencia en la aplicabilidad de la ley; como ejemplo: Una Ley de Diversidad Biológica (2008) y una Ley de Bosques (2013), una con fuerte visión biocéntrica y otra mercantilista respectivamente; igualmente se evidencia el uso de la palabra ambiente en el ámbito laboral, como espacio de ocupación en actividades de trabajo; en la Ley Orgánica de los Consejos Comunales (2009), se entiende desde una visión naturalista, marginada únicamente a los grupos indígenas; en otras leyes es presentado en su mínima o nula expresión.

El mismo Plan de la Nación (2013-2017) muestra un reduccionismo de la dimensión ambiental, diciendo “Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana” se evidencia una concepción biocéntrica, nunca ecocéntrica como está planteado en el discurso ambiental mundial, sumado a una evidencia antropocéntrica que contrarresta el primer enunciado. Termina concretando 7 políticas, de las cuales 3 se centran el recurso agua, 2 en sensibilidad ambiental (educación), una en asuntos económicos (con ambigüedad discursiva en el desarrollo esperado: sostenible, sustentable o “ecosocialismo”); y por último una referida a los “desechos sólidos”, que según los conceptos bien usados debía incluir residuos. Pare de contar la cantidad de incongruencias en una Nación sin ética ambiental por una dependencia petrolera que aporta al deterior ambiental mundial, haciéndonos dependientes económicos de un recurso natural nada sostenible para el planeta.

Por otra parte se evidencia la desvalorización del conocimiento ambiental y gerencial; hemos visto estos últimos años ocupando cargos ambientales en diferentes organismos gubernamentales a personas sin las competencias adecuadas para asegurar una gestión ambiental eficiente. Tenemos fortalezas como país, por contar con educación profesional en ambiente; egresan profesionales en diferentes niveles académicos con competencias ambientales que podrían ocupar los cargos.

Los que trabajamos en los asuntos ambientales, desde hace años hemos visto el deterioro del Ministerio del Ambiente, por la falta de concreción en las funciones que le compete, el desmantelamiento de sus fuentes de información e inutilidad de sus laboratorios. Lamentablemente se han limitado a cumplir órdenes de popularización desde acciones aisladas con poca efectividad; y no en accionar la trascendencia que se espera de ellos, participando en la toma de decisiones para incorporar la dimensión ambiental en los planes de desarrollo del país.

Recordemos que el Ministerio del Ambiente venezolano representó un referente histórico para América Latina (1976), por su creación y solides conceptual inicial. Mientras muchos otros países latinoamericanos por años trataron al ambiente marginalmente, en fusión con otros estamentos decisorios, luego llegaron a darle el valor debido. Hoy nosotros retrocedemos.

Da vergüenza que hoy atropellen al ambiente desde una concepción política ideológica que también tiene antecedentes nefastos en el deterioro ambiental, como señala Gorbachov en su famoso libro la Perestroika, la destrucción de la ex unión soviética en nombre del comunismo. Nos insultan desde la diversidad cultural que incluye las diferencias ideológicas, realmente creen ¿qué el ambiente tiene una única posición en este sentido?. El planeta es un sistema complejo con toda la diversidad incluyente y complementaria, como dice Morín: dialógico donde se debaten las contradicciones; recursivo porque todo lo que se hace terminará teniendo consecuencias en diversos sentidos; y hologramático porque aun cuando quieran ver el ambiente como una parte de la realidad nacional, estará siempre en todo y en todos.

Qué podemos esperar de un cambio ministerial más, sino gasto de los recursos del Estado y más retraso en el cumplimiento de las funciones que ameritan atención urgente ¿Asegurar jardines bonitos y potes de basura en las viviendas? Imagino el sufrimiento, de tantos profesionales del Ministerio del Ambiente de alta formación, por estas inapropiadas decisiones políticas.

(*) Docente Universitaria_UCLA – Comisión de Ambiente. Miembro del Comité Coordinador de la Red de Universidades por el Ambiente

Reciclar no lo es todo, pero ayuda.

ImagePor Ing. Vladimir Valera (vvalera@vitalis.net). Director de Ecoeficiencia y Producción Limpia de VITALIS. Profesor de las Universidades Metropolitana y Simón Bolívar.

Son evidentes los beneficios ambientales y socioeconómicos que trae consigo el reciclaje de diferentes tipos de materiales, sin embargo pensar únicamente en él como estrategia para disminuir o evitar los impactos de la generación de residuos y desechos es un error total. La estrategia debe ser pensar primero en los mecanismos para reducir la generación de residuos y desechos, tanto a nivel de productor como a nivel de consumidor. Lamentablemente lo que observamos a diario son acciones tendentes únicamente al reciclaje, que como toda actividad humana, y dependiendo de las condiciones de cómo se realice, también puede tener sus impactos, como un mayor consumo energético, generación de otros contaminantes como dioxinas y furanos, o afectación de la salud de las personas ante la exposición a materiales peligrosos, solo por mencionar algunos efectos negativos.

Lo anterior es preocupante en un país como Venezuela, donde no existen políticas gubernamentales y metas claras a mediano y largo plazo, sobre la reducción de desechos y reciclaje de materiales, y donde las capacidades de las empresas que se dedican al reciclaje son bajas en comparación a la generación de desechos. Lo anterior ocasiona que muchos proyectos e iniciativas de reciclaje en el país no sean sustentables en el tiempo por falta de mercado. Esto nos debe hacer reflexionar sobre lo que debemos hacer y es pensar de manera integral, partiendo de la reducción de desechos, la recuperación de lo que irremediablemente se genere, su reuso o reciclaje.

Otra equivocación que generalmente se comete al hablar de reciclaje es pensar que todo lo que las personas realizan es reciclaje, y esto se debe aclarar.  El reciclaje comprende procesos de transformación físicos y/o químicos de los materiales, que luego pueden dar  origen, a través de otros procesos productivos, a bienes similares o distintos que los originales.

Es claro que para poder llegar al reciclaje, primero se debe pasar por los procesos de segregación, almacenamiento y recuperación de los residuos, actividades que realizan el común de las personas, pero que no necesariamente conduce a un reciclaje, ya que está la opción del reuso, es decir, utilizar nuevamente el residuo manteniendo su condiciones físicas originales, como por ejemplo, un envase de vidrio, o la recuperación de energía de los materiales a través de procesos como incineración, uso de biodigestores, entre otros.

Aún cuando en Venezuela no hay cifras oficiales sobre generación, composición y reciclaje de residuos y desechos, a pesar de unas cuantas iniciativas puntuales que se ha desarrollado de estimaciones de datos, no es temerario indicar en el país, siendo muy optimistas, se recupera, reusa o recicla menos de un 15% de los residuos que se generan a diario. Lo anterior nos sitúa en un contexto mucho más claro de la situación del reciclaje en Venezuela.

¿Qué necesitamos para mejorar el reciclaje o reuso de materiales en Venezuela?

Son muchos aspectos que estamos pendientes por resolver, sin embargo aquí se mencionan algunos pero sin intenciones de ser limitativos:

  1. Reglamentaciones más específicas de las leyes en torno a la segregación, recuperación, reuso y/o reciclaje, especialmente a nivel de ordenanzas municipales.
  2. Políticas gubernamentales serias que promuevan además de la reducción de la generación de desechos, el reuso y reciclaje de los diferentes residuos.
  3. Promover la creación de nuevas empresas públicas o privadas para el reciclaje de materiales.
  4. Incentivar el consumo de bienes que utilicen materiales reciclados a través de incentivos económicos o fiscales.
  5. Educación ambiental, entre otros.

Twitter: @valeram

Más info sobre reciclaje en: www.vitalis.net

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=79tGnxU3dfY&w=420&h=315]

La realidad de Guarapiche: un daño ambiental irreversible y generacional

Por la Abg. Ma. Maritza Da Silva (*)

Venezuela es uno de los países latinoamericanos con riqueza petrolera abundante, lo cual ha servido para desarrollar toda nuestra economía y aumentar la calidad de vida de los ciudadanos, no obstante, estas actividades provocan daños ambientales, que en la mayoría de los casos son irreversibles desde la perspectiva ecológica y ambiental.

ImageSabemos que la naturaleza tiene un proceso de regeneración natural, y que las capas de permeabilización hacen su trabajo de efecto tamponado, la cual se ve saturada cuando se habla de derrames a causa de hidrocarburos, en especial  de crudo pesado, tal como sucedió el día 4 de febrero de 2012, con el rompimiento de una tubería del Complejo Operacional Jusepín, ubicado en el Norte del estado Monagas. En esta instalación se realiza el tratamiento y almacenamiento del petróleo proveniente en su mayor parte del campo El Furrial, ocasionando un derrame petrolero de gran magnitud, que supuestamente abarcó aproximadamente alrededor de 140 kilómetros y desembocó en las aguas del rio Guarapiche, una de las principales fuentes de agua de la ciudad de Maturín.

¿Qué es lo más apropiado? ¿Ambiente o Medio Ambiente?

Un error de traducción pudo ser la causa del mal uso en español del anglicismo “Environment”, cuya equivalencia más aceptada suele ser Medio o Ambiente, y no necesariamente ambas palabras juntas.

Pese a esta equivocación lingüística, su utilización es amplia en toda la región hispano parlante, con algunas excepciones en países como Venezuela, donde poco a poco se ha sustituido el binomio en casi todo el marco jurídico vigente por la única denominación de “ambiente”.

La verdad es que medio y ambiente, suelen usarse como sinónimos, pero no lo son, aunque uno incluye al otro, y por lo tanto, la composición es redundante.

Por “medio” entendemos el sustrato físico o natural en el cual se desenvuelve la vida, o donde ocurren diversos procesos ecológicos esenciales entre factores bióticos (seres vivos) y los abióticos (elementos sin vida como los minerales). De allí que usualmente el medio se refiere al agua, el aire o el suelo.

Por “ambiente” entendemos, en líneas generales, el conjunto de elementos naturales y sociales, relacionados e interdependientes, en un lugar y tiempo determinado, que en forma directa influyen a todos los seres vivos, y que por supuesto, incluye al medio físico, sea éste acuático, aéreo o terrestre.

Por lo anterior, antes de volver a decir “Medio Ambiente”, piénselo dos veces e imagínese como suena el decir: Un vehículo azul azulado, o un círculo redondo. Lo correcto, es Ambiente.

Por Diego Díaz Martín
Presidente de VITALIS
@DDiazMartin

Importancia de la web 2.0 en las ONG

Gracias al avance de la tecnología y a la globalización, el mundo de hoy es uno mucho más dinámico que el teníamos hace 10 años. La web 1.0 sigue funcionando, pero poco a poco ha sido sustituida por la 2.0, que incluye no sólo las páginas web, sino también Facebook, Twitter y demás herramientas que permiten acercarnos a personas con las que jamás imaginamos comunicarnos, estando entre los primeros lugares de consumo comunicacional masivo.

Si bien la televisión, la radio, los periódicos, y demás medios convencionales, aún no han dejado de funcionar, han tenido que adaptarse a las nuevas tecnologías para poder seguir presentes en la mente del consumidor.

¿Nuclear?, no gracias.

Los lamentables acontecimientos de Japón nos recuerdan cuán vulnerables somos ante los desarrollos nucleares, que sin negar algunos beneficios con aplicaciones en campos como la generación de energía eléctrica y la salud, también representan grandes riesgos para la humanidad.

Vienen a mi memoria el accidente de Chernobyl (Ucrania, 1988), los genocidios nucleares en Hiroshima y Nagasaki (Japón, 1945) y el hundimiento del submarino K-219 (1986), entre otros, cuyos momentos podemos resumir con palabras como desasosiego, inseguridad, contaminación y muerte.

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