Es hora de una Acción por el Clima

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Cambio Climatico 2 caras

Un momento clave para la acción por el clima.

(*) Por Beatriz Olivo Chacín

En 1988 la ONU creó el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) para evaluar los conocimientos científicos y técnicos relativos al cambio climático y facilitar a los dirigentes políticos evaluaciones periódicas, sus implicaciones y riesgos a fin de proponer estrategias de adaptación y mitigación.

En la Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992) se suscribió la Convención Marco sobre Cambio Climático con el objetivo de lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero. A partir de esa fecha se han realizado 26 Conferencias de las Partes (COP), la última de ellas en 2021 en Glasgow, Escocia (COP-26).

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por la ONU en 2015, son el plan maestro para conseguir un futuro sostenible para todos. Estos ODS requieren gran voluntad política y una acción ambiciosa de todas las partes involucradas. Sin embargo, como se reconoció en la COP-26, los esfuerzos realizados hasta la fecha han sido insuficientes.

De los 17 ODS, el 13 insta a adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos, tanto la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero como la adaptación al cambio climático. Las metas del ODS 13 son:

1) Fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales.

2) Incorporar medidas relativas al cambio climático en las políticas, estrategias y planes nacionales.

3) Mejorar la educación, sensibilización y capacidad humana e institucional respecto de la mitigación del cambio climático, la adaptación a él, la reducción de sus efectos y la alerta temprana.

4) Cumplir el compromiso de los países desarrollados para atender las necesidades de los países en desarrollo, y poner en funcionamiento el Fondo Verde para el Clima.

5) Promover mecanismos para aumentar la capacidad para la planificación y gestión eficaces en los países menos desarrollados y los pequeños Estados insulares.

El informe del IPCC sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2021, publicado por la ONU, advierte que los seres humanos y la naturaleza están siendo empujados más allá de su capacidad de adaptación. Muchos de los impactos del calentamiento global ya son irreversibles. Además de los impactos en la salud física, por primera vez el informe afirma que el cambio climático puede estar agravando los problemas de salud mental, incluidos el estrés y el trauma relacionados con los fenómenos meteorológicos extremos y la pérdida de medios de subsistencia y cultura. El Secretario General de la ONU describió este informe como un “atlas del sufrimiento humano”.

A pesar de la desaceleración económica debida a la pandemia, la crisis climática continúa sin grandes variaciones. La reducción temporal de las actividades humanas provocó un descenso de las emisiones. Sin embargo, las concentraciones de gases de efecto invernadero continuaron aumentando en 2020 y alcanzaron nuevos picos históricos.

La COP-26 emitió un documento final que muestra algunos avances. Aunque no es legalmente vinculante, se espera que establezca una agenda global contra el cambio climático para la próxima década. Se destaca la mención sin precedentes de que el carbón es la principal fuente del calentamiento global y existe un compromiso para reducir su uso porque es el responsable de cerca del 40% de las emisiones de CO2 cada año. Estos resultados de Glasgow son los mejores desde la COP-21 de París.

De los resultados de esta COP-26, a la cual asistieron cerca de 200 países y 120 jefes de Estado, más el último informe del IPCC, se desprenden algunas reflexiones:

1) Los gobiernos, y en general las sociedades de los países del mundo, no han logrado dar una respuesta significativa y convincente a la amenaza del cambio climático.

2) Además de las dificultades tecnológicas, se aprecia una falta de voluntad política de parte de los Estados para encarar este problema.

También en la COP-26 se llegaron a acuerdos en las siguientes áreas: aumento de los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, financiamiento, regulación de los mercados de carbono, ayuda para la adaptación y procedimientos de revisión de las contribuciones de los países.

Así pues, se deben adoptar medidas decisivas para que las economías se orienten hacia la neutralidad del carbono. De lo contrario las emisiones de gases de efecto invernadero continuaran aumentando, por lo que deben estar respaldadas por un apoyo financiero cada vez mayor.

La respuesta colectiva a la pandemia de la COVID-19 puede servir como ejemplo en la prevención de una crisis aún mayor. Los gobiernos y las empresas deberían aprovechar las lecciones aprendidas para acelerar las transiciones necesarias para construir un mundo más sano, equitativo y resiliente. Es la oportunidad para que los países reevalúen sus prioridades y lleven a cabo un cambio sistémico hacia una economía más sostenible.

No basta con tener soluciones tecnológicas, marcos jurídicos y estrategias políticas. Es imprescindible tener voluntad y capacidad de aplicar todo esto. Este es un momento clave.

(*) Beatriz Olivo Chacín. Licenciada en Geografía. MSc Planificación del Desarrollo Regional y Urbano. Consultor ambiental independiente. Instructor Certificado en Gestión y Evaluación Ambiental de Proyectos de Inversión para América Latina (BID).

Cambio climático ante el juez: el “caso del siglo” Vitalis Blog

Cambio climático ante el juez: el “caso del siglo”

Por Alberto Blanco-Uribe Quintero (*) @albertobuq

El tema (y hasta el temor) del cambio climático y sus efectos perjudiciales directos, no solo sobre la “lejana” naturaleza y el “apartado” patrimonio cultural, sino en nuestra calidad de vida, ha sido objeto de acuerdos internacionales y normas jurídicas locales destinados a prevenir sus consecuencias, reducir su impacto, implementar medidas de adaptación, así como sancionar sus violaciones. También ha propiciado una serie permanentemente en aumento, de diversas directrices tendentes a adaptar el comportamiento de las sociedades, de las personas, de los productores y de los consumidores, a pautas ambientalmente amigables e incluso solidarias.

La incidencia del cambio climático sobre el goce efectivo de los derechos humanos evidencia su agresión contra el concepto mismo de dignidad humana.  Su carácter destructivo como resultado de la actividad económica efectuada sin responsabilidad social y ambiental de la empresa, solo con el norte de maximizar el lucro, sin fraternidad, pone en tela de juicio la idea misma de humanidad y del menesteroso diálogo intercultural e intergeneracional.

Así, vemos florecer estudios, recomendaciones y toda suerte de cursos de formación y denuncias, aunque sin que a ciencia cierta logremos visualizar que los seres humanos avancen más allá de los discursos, las buenas intenciones y las alarmas.

Afortunadamente, la actuación en justicia desde la sociedad civil, tanto por personas en acciones individuales, como por ONGs en acciones colectivas, impulsando y motivando al juez a convertirse en factor clave de lucha contra el cambio climático, no desde el activismo judicial, sino desde la conciencia ciudadana, ha generado recientes e importantes sentencias que hacen ver a los Estados que sus palabras son hermosas, pero incompatibles o insuficientes con sus haceres, generando su responsabilidad patrimonial frente a los perjuicios causados al ambiente derivados del cambio climático.

Tanto así que, ya dentro del cada vez más amplio “contencioso climático” en el mundo, un juicio en particular conocido como el “caso del siglo”, iniciado por cuatro ONGs y con la firma de 2,3 millones de personas, actúa con un cambio radical de estrategia judicial, en la que en lugar de contentarse con pedir la nulidad de decisiones administrativas aisladas o puntuales, se busca cuestionar toda la política pública en la materia. De este modo, en vista de la insuficiencia de la acción estatal, el juez obliga a la autoridad a tomar medidas útiles para reducir la emisión de gases de invernadero a un nivel compatible con el mantenimiento del recalentamiento planetario por debajo de 1,5°C, y condena al Estado a la reparación de los daños y perjuicios ambientales proporcionalmente causados por su negligencia.

Se trata de la sentencia del Tribunal Administrativo de París, del 3 de febrero de 2021, en donde el juzgado reconoció la responsabilidad del Estado Francés respecto de la crisis climática por su incumplimiento frente a los compromisos de reducción de emisiones.

La ciudadanía asume su responsabilidad y el juez obliga al Estado a honrar sus compromisos.

El Acuerdo de Escazú tiene estrecha relación con este tema, por lo que te invitamos a leer más en el artículo sobre su entrada en vigor escrito por el Dr. Diego Díaz Martín, Director General de Vitalis para Iberoamérica, Estados Unidos y Canadá que encuentras en este enlace

(*) Abogado. Colaborador consultor internacional de Vitalis. Consultor en derecho ambiental, derechos humanos, patrimonio cultural y paisaje. Profesor, escritor y conferencista. https://www.linkedin.com/in/alberto-blanco-uribe-b004329/

Huracanes, calentamiento global y ciudadanía - Vitalis

Huracanes, calentamiento global y ciudadanía

Por Felipe Arenas Quintero (*)

En noviembre de 2020, la zona Caribe en Centro y Sudamérica, fue afectada notablemente por dos huracanes consecutivos, Eta e Iota, los cuales causaron graves daños materiales. Según expertos ambientales, el aumento en la intensidad de las tormentas en lugares donde no eran tan frecuentes ni tan fuertes, está directamente relacionado con el aumento de la temperatura en todo el planeta.

Dentro de este contexto, se considera muy importante reflexionar sobre la importancia de tomar medidas urgentes para detener el calentamiento global. Si bien, es una tarea colectiva y que no depende completamente de la ciudadanía, desde la cotidianidad se pueden realizar pequeñas acciones para prevenir y reducir el problema.

Así mismo es fundamental tomar conciencia acerca de la extensión planetaria de las consecuencias de este fenómeno, el cual no sólo afecta a las personas que residen en las zonas costeras, sino que impacta a toda la humanidad, en todos los sitios, a distintas escalas y formas. Entre ellas vemos el aumento en el costo de los alimentos, sequías prolongadas, alteración de ecosistemas, entre otras.

Algunas de las acciones que pueden emprenderse desde la vida cotidiana para enfrentar este problema se relacionan con el cambio en los medios de transporte que utilizamos regularmente, en particular, empezar a emplear la bicicleta como vehículo diario y movilizarnos con más frecuencia en transporte público. Otras prácticas apuntan a consumir menos energía en hogares y sitios de trabajo; modificar las prácticas de consumo, en especial reducir el uso de materiales no biodegradables y reparar ropa, enseres, equipos y utensilios, en lugar de adquirir nuevos productos.

Aunque la solución parece sencilla, modificar estos hábitos puede ser difícil para algunas personas, porque durante muchos años han tenido estilos de vida que no promueven esta gestión. Por eso para generar estos cambios se requiere la educación ambiental en los espacios formales e informales y una gestión gubernamental sistemática.

En Colombia, por ejemplo, la educación ambiental y la gestión gubernamental son necesarias para informar a la comunidad, estimular el uso de medios de transporte menos contaminantes, impulsar y ejecutar procesos eficientes de reciclaje, disponer los residuos sólidos en forma adecuada y fomentar el comportamiento ciudadano ambientalmente responsable, todo lo cual, no sólo generaría beneficios personales, sino colectivos.

La educación ambiental se hace necesaria en un país como Colombia debido a que en la cotidianidad este tema no está muy presente. Por ello, el uso de transporte que genere menos gases de efecto invernadero y los procesos de reciclaje no son tan eficientes como en países europeos. Así mismo, el apoyo a la movilización por medios alternativos y la disposición de desechos en lugares adecuados tampoco se da de la mejor manera. La principal causa para que esto pase es el desconocimiento.

Si te interesa saber un poco más sobre la movilidad sostenible te invitamos a leer este artículo: “El auge de la movilidad sostenible en tiempos de Covid-19“.

Si deseas formarte en algún tema de actualidad ambiental te invitamos a visitar nuestra oferta de cursos y talleres en línea

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* Profesional en Ciencia Política, con experiencia en trabajo con comunidades y sus escenarios de desarrollo. Colaborador de Vitalis  en Colombia.

contaminacion ambiental aire

Estrategia nacional, apoyo a la ciencia y acciones precisas requiere el desafío del cambio climático en Venezuela

Nota de Prensa, Caracas 10 de octubre 2019

Por Heidy Ramírez S.

La declaración del Ávila, documento resultado de dos días de disertaciones en materia de cambio climático, agricultura y seguridad alimentaria expone que Venezuela como país petrolero enfrenta desafíos complejos que demandan la toma de decisiones precisas y asertivas apoyadas en un robusto apoyo técnico-científico para el diseño de estrategias y acciones enfocadas a la mitigación y adaptación.

Es una tarea a la cual los investigadores y científicos se comprometen a seguir respaldando incluso con la creación de un Observatorio Nacional del Cambio Climático, que además sería clave para la tan esperada ley que está en proceso de redacción en manos del Poder Legislativo.

Estas ideas fueron producto del III Simposio de Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria llevado a cabo en Caracas los días 8 y 9 de octubre bajo la dirección de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman) y con el apoyo de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat (Anihven), la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad Simón Bolívar (USB) y la Universidad Metropolitana (Unimet).

Las conferencias magistrales y ponencias de este encuentro dejaron ver que si bien el país atraviesa una de las crisis económico-política más compleja de su historia cuenta con un potencial humano invaluable que pese a las carencias se mantiene en estudio constante ofreciendo datos y en disposición a contribuir al desarrollo. Los estudios de este simposio son insumo de primera mano para el diseño de políticas públicas que disminuirían en buena medida los efectos que innegablemente tiene y tendrá el cambio climático en la vida del venezolano, sin distinción de ningún tipo.

En la instalación del evento, Benjamín Sharifker, rector de la Unimet,  expuso que el cambio climático sin duda debe mucho a la actividad humana y al consumo de combustibles fósiles, por lo cual ya muchos países se habían volcado al uso de energías alternativas, realidad que presiona la reconversión de la economía petrolera. En este sentido Venezuela tiene la gran responsabilidad de reenfocar la explotación de sus recursos. También el científico Ismardo Bonalde primer vicepresidente de la Acfiman al hacer recuento de los simposios anteriores y otras actividades relacionadas con cambio climático organizadas por la institución, hizo un llamado al actual gobierno y a los que le sigan a invertir en la investigación científica como base de la promoción del desarrollo del país. 

La seguridad alimentaria, un problema de poder y de pobreza

Una de las conferencias de apertura correspondió al académico (Acfiman) Carlos Machado Allison, quien expuso que un elemento clave para hablar de  cambio climático en Venezuela es el derecho a la propiedad. “Si no se es dueño del suelo que se cultiva el agricultor piensa en el provecho de un día y no en el futuro. Donde hay firmes derechos de propiedad existe seguridad alimentaria, riqueza y procura de soluciones ambientales”.

El tema según Machado no es atendido por el Gobierno y en la opinión pública el cambio climático no va más allá del uso de las bolsas plásticas y el deshielo en los polos, pero en el resto del mundo ya se están dando importantes pasos apoyados por tecnología de vanguardia que no se conocen ni se tienen no solo en Venezuela sino en buena parte de Latinoamérica. En lo que respecta a seguridad alimentaria, se trata de procurar producir, procesar y distribuir suficientes alimentos para una población pero que también ésta tenga la posibilidad de adquirirlos, lo que demanda una economía sana con acceso a los bienes y servicios. A su criterio en agricultura se requerirá cambiar algunos cultivos por otros porque variarán las condiciones climáticas, igual la ganadería tendrá que adaptarse a nuevos ciclos de agua.

El reto de alimentar al mundo y la pérdida de alimentos

En materia de seguridad alimentaria algunas de las ponencias se enfocaron al aumento de la capacidad de producción de las plantas y a la optimización de uso de recursos. Pero también se habló de la pérdida de alimentos calculada en 1300 millones de toneladas anuales por problemas de capacitación, educación y gerencia lo que a la vez conlleva a gasto innecesario agua, energía y agroquímicos para obtenerlos.

En opinión de los expertos la producción actual de alimentos es suficiente para la humanidad pero las pérdidas son desmedidas. De allí que sean desafíos aspectos como calidad de las cosechas, calidad de transporte procesamiento y empaque, infraestructura vial, inteligencia de mercados, administración de inventarios, conocimiento de las cadenas agroalimentarias y del consumidor final. El complejo sistema agroalimentario requiere un importante gasto de agua, ocupa alrededor de 5 mil millones de hectáreas, es responsable del 13,5% de las emisiones de CO2, utiliza más de 200 millones de toneladas de fertilizantes y consume entre el 15 y 25% de la energía fósil disponible. De cara al futuro (2050) se espera un incremento del 34% de la población mundial, concentrada mayormente en las grandes ciudades y se pronostica que se requerirá cerca de un 70% más de alimentos. Por todo lo anterior, es crucial promover en los países no solo el desarrollo de habilidades para producir y consumir mejor ante la esperada evolución humana sino también para hacer frente a las alteraciones que vendrán por los cambios ambientales.

La ciencia puede tener gran parte de las respuestas

Así como en otras etapas de la historia del mundo, la actual más que presentar un escenario catastrófico, invita a un reordenamiento. Eduardo Buroz, profesor, investigador y miembro también de las Academias propone pensar más en un escenario de alerta y de acciones más que uno fatal ante el cambio climático. “Debemos prestar atención al manejo de los acuíferos y suelos, buscar variedades más resistentes en agricultura y ganadería, mantener las líneas de investigación de las universidades adaptadas a nuestra realidad y empezar a imaginar los sistemas de producción que necesitaremos dentro de veinte años. Todo ello participando en los planes globales de adaptación frente al cambio climático teniendo claro que es un problema mundial”. Al respecto, Nelson Hernández de la Anihven en su  conferencia sobre el uso de la energía en la cadena alimentaria, propuso buscar modelos alternativos que sean capaces de producir alimentos para todos, desde la eficiencia energética, biológica y económica. “Un modelo multifuncional, creativo y atractivo que permita la participación individual y colectiva en la construcción eficiente del insumo de nutrientes que se necesita para la continuidad de la vida”. Lógicamente esto comprende un sinfín de opciones, como las planteadas en las ponencias de este simposio, que abarcan retomar conocimientos ancestrales en materia de producción, promover especies autóctonas, educar a la población en la conservación ambiental y nuevos modos de obtención de alimentos, reacondicionar los suelos para la producción, buscar energías alternativas, lograr enfoques multidisciplinarios en las investigaciones y hacer sinergia con expertos y tecnologías de otras latitudes.

El punto final lo pondrá la capacidad de llegar a un consenso. Tal como comentó en su conferencia el profesor Rafael Rodríguez, investigador de la Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado (UCLA), el gran desafío estará en la articulación de los expertos y enfoques de investigación en materia de cambio climático con los tomadores de decisiones. En un contexto donde existen conflictos entre los intereses a corto y largo plazo y los problemas se interpretan de forma diferente según las inclinaciones de cada grupo toca mucho trabajo por hacer para llegar al ideal que es tener a todo un país enfocado al logro de un objetivo común frente a una amenaza global ya innegable.


Para más información sobre la Acfiman (@acfimanve) puede consultarse su página web: https://acfiman.org y para conocer el programa de ponencias que se desarrolló en el simposio así como los investigadores relacionados se puede consultar el enlace: https://acfiman.org/2019/09/04/simposio-cambio-climatico/

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Más alla del punto de no-retorno

mask-469217_960_720 Dr. Julio César Centeno, Universidad de los Andes

El presidente Donald Trump clausuró la página en Español de la Casa Blanca. Hizo lo mismo con la página sobre el calentamiento global.

También ordenó que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, equivalente a un ministerio del ambiente), el Departamento de Agricultura, la Agencia Nacional Aeronáutica y Espacial (NASA) el Servicio Nacional de Parques, entre otras dependencias gubernamentales, no pueden  comunicarse directamente con el público sin autorización previa sobre temas específicos, como el calentamiento global.

El martes 24 de enero el Badlands National Park divulgó el siguiente mensaje vía twitter: “La concentración de CO2 en la atmósfera es hoy la mas alta de los últimos 650.000 años“. Continuó destacando el aumento en la acidez de los océanos y otros indicadores de la tormenta climática global que se avecina, concluyendo con un recordatorio sobre la obligación del Servicio Nacional de Parques de “proteger los parques para que permanezcan como un legado inalterado para las generaciones futuras“.

El mensaje fue considerado “un acto radical de subversión” por Ryan Zinke, nominado por Trump como director del US Department of the Interior, al que se encuentra adscrito el servicio de parques. El Servicio Nacional de Parques tuvo que disculparse y el tweet eliminado.

Zinke, republicano de Montana, apoya la explotación de tierras públicas, incluyendo los parques nacionales, para la extracción de petróleo, gas, madera y minerales (New York Times Jan 17 2017). “La minería y la recreación, por ejemplo, no son mutuamente excluyentes” le declaró al New York Times.

El Departamento del Interior maneja 200 millones de hectáreas de tierras públicas, un quinto de la superficie del país, mas 800 millones de hectáreas bajo el mar. Supervisa además territorios de donde proviene el suministro de agua para mas de 30 millones de personas.

Zinke defiende la construcción del oleoducto Keystone XL y la explotación de carbón mineral. Durante su gestión en el congreso, Zinke apoyó legislación para permitir la construcción de gasoductos a través de parques nacionales y refugios de fauna. También apoyó la legislación HR 1937 para limitar la auditoría pública de la minería en tierras públicas.

Aunque no niega el calentamiento global, sostiene erróneamente que “los registros de temperatura en los años mas recientes contradicen las proyecciones de los modelos climáticos” (aretechnica 12 13 16).

Si jugamos a la ruleta rusa, con una probabilidad de 1 en 6 de provocar una catástrofe, debemos ser prudentes… pero esa prudencia debe tomar un segundo lugar ante la necesidad de asegurar la independencia energética de Estados Unidos

Zinke le envió una carta pública al entonces presidente Barack Obama en el 2010 exigiendo apoyo inmediato al desarrollo de energía renovable para evitar los “costos catastróficos” del calentamiento global (2010 letter). Pero cuatro años después, como candidato a un cargo público, negó que el calentamiento global fuese una amenaza, señalando: “no es un fraude, pero tampoco es ciencia cierta” (saying). En el interino Zinke recibió 345.000 dólares en contribuciones de compañías involucradas en la explotación de petróleo y gas en tierras públicas (Desmog).

Trump ha reiterado públicamente que, a su ilustrado entender, el calentamiento global no es mas que “un fraude chino para minar la competividad de los productos norteamericanos“. Entre sus primeros actos ejecutivos se encuentran la aprobación de los oleoductos Keystone XL y el Dakota Access. El primero transportará 850.000 barriles de petróleo extrapesado diarios por 3.456 kilómetros desde Hardisty, en el sur-oeste del Canadá, hasta Port Arthur, en las costas de Texas en el golfo de México. El Dakota Access se extiende por 1.900 kilómetros para transportar 470.000 barriles de petróleo diariamente desde el campo Bakken en Dakota del Norte hasta Patoka, Illinois.

Justo cuando Trump reiteraba sus observaciones sobre el “fraude chino“,  la prestigiosa revista Nature publicaba un nuevo informe, producto del esfuerzo mancomunado del Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Cambio Climático de Alemania, el Departamento de Meteorología y el Departamento de Estadística de la Universidad de Pennsylvania y el Departamento de Ciencias de la Tierra y el Ambiente de la Universidad  de Minnesota (Scientific Report 6, Art 19831, 2016).

Sus conclusiones reafirman los resultados de múltiples investigaciones anteriores, fielmente reflejadas en los informes oficiales del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la Organización de Naciones Unidas.

La temperatura superficial promedio durante el 2016 superó en 1,2ºC el promedio de la época pre-industrial, un valor que no se ha presentado en la superficie del planeta en al menos 650.000 años. La probabilidad de que la tendencia al progresivo aumento de la temperatura superficial se deba a factores independientes de la actividad humana es inferior a la probabilidad de que a una persona promedio le caiga un rayo. Cuando Trump afirma que “en realidad nadie sabe si el calentamiento global es real“, como le declaró a Fox News, está insultando tanto a la comunidad científica internacional como a la inteligencia de su propia ciudadanía.

Sin embargo, la opinión de Trump sobre el calentamiento global es similar a la de su nominado a dirigir la Agencia de Protección Ambiental (EPA), Scott Pruitt, quien hasta entonces ejerciera como fiscal general de Oklahoma. En su interpelación en el congreso, Pruitt señaló que, contrario a lo que afirma Trump, el si cree en el calentamiento global, pero que “la habilidad para medir la extensión de su impacto y determinar que hacer al respecto se encuentra en discusión“.

El senador Bernie Sanders le recordó el abrumador consenso científico internacional sobre la materia y que tanto la NASA como la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) han reiterado por años que el calentamiento global es una amenaza global cierta, presente y creciente, provocada por la actividad humana, y que el 2016 fue el año mas caliente en cientos de miles de años.

La senadora Tammy Duckworth puso en duda la sinceridad de las declaraciones de Pruitt ante el comité de postulaciones del congreso, señalando que sólo estaba aportando respuestas vagas para facilitar su confirmación. Se refirió al contraste entre lo que decía en ese momento y su historial durante sus años como fiscal general de Oklahoma.

Pruitt demandó penalmente 14 veces a la organización que ahora dirige, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) por sus reglamentaciones para evitar la contaminación industrial del aire y el agua, por las exigencias para reducir las emisiones de gases del parque automotor, por las limitaciones a las emisiones de las plantas eléctricas que consumen carbón mineral, por la reglamentación para reducir las emisiones de metano por parte de la industria petrolera y gasífera. Pruitt ha insistido en que la EPA le ha hecho daño a las empresas y a la economía norteamericana con “medidas difíciles y costosas… El pueblo norteamericano está cansado de ver como se desperdician miles de millones de dólares debido a regulaciones innecesarias de la EPA“.

El senador Ken Cook señaló tajantemente: “Ningún ciudadano norteamericano ha votado por aire y agua mas sucias. Pero si Pruitt asume el control de la EPA, eso es precisamente lo que nuestras comunidades tendrán que enfrentar. Todos debemos rechazar esta nominación, por la salud de nuestros constituyentes“.

Trump también ha señalado que retirará a los Estados Unidos del Acuerdo Climático de Paris, tal y como lo hizo su antecesor George Bush cuando se retiró del Protocolo de Kioto en el 2001 apelando a un argumento igualmente falaz: el calentamiento global es una farsa.

Otro de los prominentes negacionistas del calentamiento global es Rex Tillerson, el nuevo Secretario de Estado del gobierno de Trump. Tillerson se desempeñó por años como presidente de la Exxon Mobil, una de las empresas petroleras mas grandes del mundo y activo promotor de la destructiva adicción norteamericana al petróleo. En la reunión de accionistas de Mayo 2016, Tillerson afirmó: “No existen fuentes alternativas de energía conocidas en el planeta, o disponibles en la actualidad, para reemplazar a los combustibles fósiles en nuestra economía, en nuestra propia calidad de vida … para nuestra propia sobre-vivencia” (UCS 07 06 2016).

Los fiscales generales de siete estados norteamericanos: New York, California, Massachusetts, Vermont, Vurginia, Maryland y Virgin Islands, han sometido a la empresa Exxon Mobil a investigaciones paralelas y coordinadas por fraude en el manejo de información científica sobre los efectos climáticos del consumo de combustibles fósiles, para maximizar ganancias a expensas del bien público. Señalan que científicos especialistas de Exxon le habrían informado a los órganos directivos hace mas de 35 años que las emisiones de CO2 provenientes del consumo de combustibles fósiles conduciría irremediablemente al calentamiento global y pondría en peligro a toda la humanidad. Sus propios científicos habrían advertido que una duplicación en la concentración de CO2 en la atmósfera provocaría un aumento en la temperatura promedio del planeta de al menos 3ºC y de al menos 10ºC en los polos. La directiva de Exxon decidió esconder los resultados de tales investigaciones e impidió que se le informara tanto a los accionistas como al público. Decidió, por el contrario, financiar campañas para negar la vinculación entre el consumo de combustibles fósiles y el calentamiento global.

Una propuesta de ley ha sido introducida al Congreso norteamericano para retirarse de la Organización de Naciones Unidas y expulsar su sede de Estados Unidos (proposición HR 193 – American Sovereignty Restoration Act). El presupuesto actual de la ONU es de 5.600 millones de dólares, de los que EUA aporta el 22% a cambio de que un  porcentaje equivalente de puestos claves de decisión corresponda a funcionarios seleccionados por el gobierno norteamericano. La segunda contribución mas elevada es la de Japón, equivalente al 9,7% del total, seguido por China con el 8%.

Trump ha igualmente ordenado “fortalecer y ampliar la capacidad militar nuclear de Estados Unidos hasta que el mundo recobre su sentido sobre las armas nucleares” (dic 22 2016).

La “revolución de colores” que parece gestarse en Estados Unidos, en reacción a la llegada al poder de Donald Trump y su equipo de multimillonarios, quizás sirva como detonante para que la ciudadanía de todo el continente americano se subleve contra la evidente incompetencia de políticos y burócratas en quienes que hemos infructuosamente delegado por décadas la solución de emergencias planetarias, como el calentamiento global, la pobreza, la desigualdad o las armas nucleares.

De lo contrario, mas temprano que tarde nos veremos forzados a reconocer que hemos cruzado el punto de no-retorno; que tendremos que conseguir con urgencia algún otro planeta para asegurar la sobre-vivencia de la humanidad, pues habremos provocado una destrucción irreparable de esta pequeña perla azul donde nos hemos desarrollado.

Debido a la amenaza combinada de las armas nucleares y el calentamiento global, el Comité de Científicos Atómicos decidió el 26 de Enero 2017 mover las agujas de su icónico reloj del juicio final (doomsday clock) para marcar, por primera vez en sus 70 años de historia,  2 minutos y medio para la media noche: la hora de la catástrofe planetaria. En su comunicado señalan: “La seguridad mundial se vió severamente afectada durante el 2016 ante la incapacidad de la comunidad internacional para atender las dos principales amenazas a la existencia humana: las armas nucleares y el calentamiento global“. En cuanto al calentamiento global destacan: “El mundo continúa calentándose. Mantener la temperatura por debajo de niveles catastróficos exige reducir las emisiones de gases de efecto invernadero muy por debajo de lo acordado en Paris“.

Las decisiones sobre el movimiento del reloj las toma el Comité de Científicos Atómicos en consulta con 15 premios Nobel.

jc-centeno@outlook.com

Enero 30 2017

Imágenes cortesía de Pixabay.

América Latina avanza en la ratificación del Acuerdo de París contra el Cambio Climático

Este 4 de noviembre entra en vigor el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, luego que 72 países responsables de 56% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, reafirmaran su compromiso con el acuerdo alcanzado en la capital francesa el pasado 22 de abril.

Hasta la presente fecha, 92 de las 187 naciones que han firmado el acuerdo lo han ratificado, demostrando así su compromiso con la reducción de la emisión de los gases de efecto invernadero, la mitigación de sus consecuencias y la adaptación hacia el nuevo clima.

Entre las regiones que han destacado en la ratificación del acuerdo de 29 artículos, figura América Latina.  De diecinueve de los países que firmaron el tratado, diez ya lo ratificaron. En ese grupo encontramos a Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Honduras, México, Panamá, Perú, Paraguay y Uruguay.

Los países aún pendientes de ratificación son Chile, Colombia, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala y Venezuela.

Entre los no firmantes figura Nicaragua.

El Acuerdo del París busca mantener la temperatura media mundial “muy por debajo” de dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales,  aunque los países se comprometen a llevar a cabo “todos los esfuerzos necesarios” para que no rebase los 1,5 grados y evitar así “los impactos más catastróficos del cambio climático”.

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Menos de 2 grados Celsius: Compromiso de 195 países.

Finalmente la COP21 de París terminó sus deliberaciones. La transición hacia un planeta más caliente parece irreversible, como también la determinación de los líderes del mundo a evitar que exceda los dos grados centígrados.

Tras un análisis de la resolución FCCC/CP/2015/L.9, a ser firmada y ratificada a partir del 22 de abril de 2016, los técnicos de VITALIS coinciden que los avances, aunque dudan de su posible implementación, si los países en desarrollo no asumen su compromiso indelegable con el futuro de la humanidad.

Tras los aplausos del acuerdo, la atmósfera de París es comparable a la de 1997 en Kioto, con la diferencia que esta vez la calidad y cantidad de información sobre el Cambio Climático es mayor. Sin embargo, no olvidemos los resultados del protocolo firmado en Japón, cuyos avances en la reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) fueron muy poco significativos.

En la comunidad científica internacional hay consenso en que los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes, no solo para los convencidos, sino poco a poco, y cada vez más, para los escépticos.

Por ello la COP21 captó tanto la atención del urbe, presionada por una opinión pública mejor informada, liderada por un alto componente de las organizaciones civiles, algunos gobiernos, y los medios de comunicación social.

La decisión de París, firmada el 12 de diciembre, acordó que los gobiernos del mundo, en especial de los países desarrollados, deben esforzarse para que las emisiones de GEI dejen de aumentar “lo antes posible” y empiecen a reducirse “rápidamente”, aunque tales llamados no necesariamente están acompañados en el detalle de los cómo, quiénes y con qué.

La carga es repartida con los países en desarrollo, aunque en menor medida, quienes también deberán orientar sus esfuerzos a reducir el consumo de energías contaminantes, apoyados de los sistemas financieros internacionales a fin de impusar la reconversión energética.

Mientras tanto, el nivel de los mares y océanos sigue en aumento, al igual como la temperatura promedio del planeta.

Desde VITALIS estaremos muy pendientes de las acciones que emprendan los Estados Unidos, China, Rusia, India y Japón, además de Alemania, Australia, Sudáfrica, el Reino Unido y Corea del Sur. Tradicionalmente estos 10 países han sido considerados los que más contribuyen a la generación de gases de efecto invernadero a nivel mundial.

Por lo pronto, no nos queda sino esperar que cada quien asuma su compromiso y sepamos actuar y adaptarnos al inminente calentamiento global.

La Hora del Planeta entre luces y sombras

La “Hora del Planeta” entre luces y sombras

El último sábado de marzo de cada año ha sido escogido por algunas organizaciones ambientalistas para celebrar “La Hora del Planeta”, una iniciativa internacional que busca centrar la atención internacional frente a la importancia de mitigar el cambio climático. Sin dudas un esfuerzo importante, con muchas luces, pero también con algunas sombras.

“La Hora del Planeta” consiste, básicamente, en que a partir de una hora establecida (8:30pm) y durante 60 minutos, empresas, organismos y ciudadanos apaguen sus luces y aparatos eléctricos para ahorrar energía, reduciendo las toneladas de dióxido de carbono que se emiten a la atmósfera y que contribuyen al calentamiento global.

Entre las luces de esta iniciativa figura la sensibilización de la ciudadanía. Si cada persona conociera y valorara los impactos ambientales de sus acciones, otro sería el planeta que tenemos. “Es importante comenzar revisando nuestros patrones de consumo de energía, adoptando comportamientos más sostenibles”, señala Gustavo Zúar, Presidente de VITALIS en México.

Otra de las luces de “La Hora del Planeta” es poner en la agenda de los medios un tema ambiental, pocas veces abordado con la debida seriedad. De esta forma los gobiernos recuerdan su compromiso con esta temática, los empresarios con sus actuaciones, y la colectividad con sus comportamientos. El hecho de lograr espacios en los medios ya es un logro, pues pocos son los espacios dedicados a esta temática.

Entre las sombras de este esfuerzo figura su verdadero impacto en el ahorro de energía y en la reducción de emisiones de efecto invernadero. Más allá del extraordinario esfuerzo de publicidad, el desperdicio de esta hora en actividades no sustantivas, y las consecuencias de un encendido simultáneo de los equipos, ha sido destacado por el presidente de VITALIS en Venezuela Diego Díaz Martín, como la pérdida de una gran oportunidad, que no necesariamente trae consigo compromisos a corto, mediano y largo plazo, para ahorrar el consumo de energía o promover su uso racional en el día a día.

Por ejemplo, las grandes corporaciones y organismos multilaterales que participan, pudieran estar regresando nuevamente a sus niveles regulares de consumos de energía y de emisiones, sin programas de ecoeficiencia que estimulen su ahorro y uso racional. Tampoco las organizaciones promotoras y auspiciantes demuestran ejemplos tangibles de ahorro, reduciendo sus múltiples viajes de trabajo o adoptando sedes “cero emisiones”, que si serían extraordinarios ejemplos a seguir.

VITALIS recuerda que para que significativamente exista un impacto en la reducción de las emisiones, todos debemos revisar nuestros comportamientos y actitudes, tendiendo presente que la mejor manera de acatar el problema es a través de programas permanentes que promuevan no sólo el ahorro de energía, sino también de agua, así como el manejo responsable de los residuos y desechos, y la rehabilitación de los ecosistemas y biomas degradados.

En el caso específico de Venezuela, el presidente de VITALIS advierte que dadas las restricciones eléctricas, “apagar la luz sólo por un rato pudiera no ser una buena idea”, pues el ahorro no es significativo, los equipos en su arranque podrían consumir el mismo nivel de energía ahorrada, y se generan picos de consumo de electricidad innecesarios y peligrosos”.

Lo ideal, afirman los líderes de VITALIS, es que este tipo de esfuerzos se sectorizaran, por ejemplo, coordinando el apagado de las luces de las oficinas públicas en una hora, las privadas en otra, y los hogares en otra. Seguramente no tendrá el mismo impacto comunicacional que esperan sus promotores, pero de esa forma se evitarían encendidos simultáneos que pudieran traer consecuencias negativas para el sistema eléctrico, algunas veces mal mantenidos o con tecnologías obsoletas.

Si Ud. decide apoyar la hora del planeta, no olvide también las otras acciones que puede emprender para contribuir a la mitigación del calentamiento global y a la adaptación ante el cambio climático.

Por ejemplo, mientras se apagan las luces en el mundo:

  1. Revise sus facturas de consumo de energía, y converse con sus familiares o amigos con quienes comparta su hogar u oficina, cómo se pudiera hacer más eficiente el uso de la energía eléctrica.
  2. Revise los manuales de los equipos electrónicos que tiene en casa. Muchos de ellos tienen instrucciones o sistemas de ahorro de energía, y no sabemos usarlos, y pueden ser programarlos en el sistema automático de ahorro de energía cuando permanezcan cierto tiempo sin uso. Prefiera los electrodomésticos que tengan etiquetas de ahorro energético “Energy Saver”.
  3. Evalúe que opciones tiene en casa o su oficina para impulsar el uso más eficiente de la luz y la ventilación natural. Limpie los vidrios de su casa. Permita que la iluminación natural sea mayor y mejor.
  4. Incorpore plantas a su hogar, y de ser posible paredes o techos verdes, que contribuyen a la captación de carbono y al confort térmico e higrométrico de la casa o la oficina.
  5. Revise la disposición de la cocina. Por ejemplo, mantenga la nevera o refrigerados lejos de la cocina o de otras fuentes de calor como una ventana a la que le pega el sol directamente. ,
  6. Evite usar su vehículo. Los motores de gasolina emiten alrededor de 2 kg de CO2 por cada litro, los cuales se van directamente a la atmósfera.
  7. Apague y limpie su nevera o refrigerador. Si no estará en usa, es una buena oportunidad para retirar alimentos en mal estado que pudieran ser transformados en compost, y de eliminar capas de hielo innecesarias en los equipos más viejos, que contribuyen al aumento del consumo. Asimismo, limpie la parte trasera del refrigerador y nunca lo utilice la parte trasera para secar ropa o zapatos, pues el motor se tiene que esforzar para trabajar y consume más energía.
  8. Revise cuántos equipos tiene conectados en la función de encendido rápido “Stand by”, y que realmente no necesita. Algunos de ellos pueden consumir importantes cantidades de energía mientras no son usados. Evite las pérdidas de energía por extensiones, regletas o enchufes ineficientes que suelen calentarse durante su uso.
  9. Cambie los bombillos que no sean ahorradores. Revise cuántos necesita realmente y de ser posible, disminuya el número de luminarias en su casa u oficina. El exceso de iluminación no es bueno para la salud.
  10. Motive a sus familiares y compañeros de trabajo a monitorear el consumo promedio de electricidad, publicando en un lugar visible el gráfico aportado por las empresas encargadas de prestar este servicio. Así podrá reforzar aquellos comportamientos que sean ambientalmente responsables y corregir algunos hábitos eco-ineficientes, que por desconocimiento, están golpeando nuestros bolsillos.

Sin lugar a dudas la “Hora del Planeta” centra la atención frente a los temas ambientales y crea un espacio importante para la reflexión. Sin embargo, para que sea más exitosa, más allá de lo comunicacional y publicitario, es necesario que todo aquel que desee participar, realmente mantenga la luz apagada por lo menos una hora, comprometiéndose, luego de su encendido, a adoptar medidas concretas de ahorro energético y la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero que sean responsables y sustentables en el tiempo.

 

Estos son los compromisos de la COP20 en Perú

Comienza la COP20 en Perú, reunión de los países signatarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC o UNFCCC por sus siglas en inglés). El encuentro, con 12 días de reuniones, busca que los gobiernos y expertos del mundo logren avances significativos en preparación para la COP21 a realizarse en París el próximo año. Si bien muchos grupos y ONG internacionales no son tan optimistas frente a sus posibles resultados, a juzgar por la enorme cantidad de reuniones formales e informales, en VITALIS pensamos que deberán ser al menos siete (7) los propósitos a lograr para calificarla de exitosa.

Tales compromisos incluyen:

  1. Un borrador de los nuevos acuerdos que en materia climática se alcancen, con especial mención de los países más vulnerables, el cual serviría de base a las deliberaciones en el 2015 en la  COP21 en París.
  2. Establecimiento de metas provisionales, ambiciosas y cumplibles, por parte de los países más contaminantes, que incluyan la actualización de sus inventarios de emisiones y sus propósitos de reducción.
  3. Que se actualice o cree un nuevo fondo que apunte a impulsar la adaptación al cambio climático, sin comprometer los esfuerzos de crecimiento y desarrollo de las economías menos favorecidas, con estrictos criterios de integridad y transparencia, que permitan controlar su inversión y rendición de cuentas.
  4. Que se estimule un acuerdo o fondo para desarrollar nuevas tecnologías que apunten a disminuir los impactos ambientales negativos y el subsecuente incremento del calentamiento global.
  5. Nuevos mecanismos de coordinación y seguimiento, que más allá del Panel Intergubernamental contra el Cambio Climático, aglutine a universidades y centros de investigación, poniendo al servicio de la Convención los mejores conocimientos y talentos del mundo.
  6. Generar un llamado a los países que, como Venezuela, no han actualizado sus inventarios de gases de efecto invernadero, y no han avanzado en la creación de mecanismos para establecer autoridades nacionales contra el cambio climático, con programas, recursos y actores suficientemente asegurados y en pleno ejercicio de sus funciones.
  7. Sensibilizar a las economías que aún no se incorporar a la lucha contra el calentamiento global, a participar con acciones ejemplarizantes para sus ciudadanos y el mundo.

La Conferencia de las Partes (COP por sus siglas en inglés) fue designada como el órgano supremo de la Convención, cuyo objetivo principal es reducir las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera del planeta.

Imagen cortesía de: http://www.cop20.pe

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