El experto y consultor ambiental insiste en el desajuste en las decisiones políticas y la urgencia de la problemática ambiental.

Por Romhy Cubas, VITALIS

Para el Dr. Juan Carlos Sánchez, este es un punto clave a destacar cuando se le consulta sobre la situación ambiental presente. Asegura que los tiempos políticos son muy distintos a los que requiere la realidad de la gestión ambiental. “Está ocurriendo que problemas muy significativos del pasado, siguen presentes y limitan la gestión ambiental pública actual”, sostiene.

Venezuela fue décadas atrás un país con un desarrollo ambiental recalcable e incluso referencial para otros países, al punto de que las delegaciones extranjeras viajaban a nuestro país para aprender sobre su Legislación y conversar con los responsables de las gestiones ambientales. Esto fue en la década de los 80; sin embargo, hoy en día la situación ha cambiado, y uno de los principales influyentes para el rezago de la gestión está en los tiempos de espera para tomar decisiones relevantes ante la problemática ambiental, que se alargan de manera considerable.

En la década de los 80 hubo un auge significativo de propuestas, como las primeras regulaciones ambientales, la Ley Penal del Ambiente y la Ley Orgánica del Ambiente, que se mostraron como una acción de gobierno, en esta materia, donde el Ministerio del Ambiente tenía la voz cantante en parte importante de las gestiones. Se trabajó mucho para tratar de mejorar “la calidad del ambiente”, recuerda.

Para Sánchez, la Conferencia Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Rio de Janeiro –Brasil- en 1992, representó un punto de inflexión en estas diligencias. “Esa fue la Cumbre de Ambiente y Desarrollo de donde salió la Agenda 21, que es un manual de desarrollo sustentable, algo así como un conjunto de orientaciones políticas que deben asumir los gobiernos para tratar de enrumbar el desarrollo de una manera sustentable. Esta Agenda 21, la mayoría de los países la adoptó como una guía, aquí en Venezuela por una razón que desconozco la Agenda se engavetó, nunca fue tomada en cuenta”.

Es así como para el especialista – quien cuenta con más de 34 años de experiencia en Normas Ambientales, evaluación de la contaminación, gestión ambiental industrial y acuerdos ambientales internacionales – desde la década de los 90 surge un estancamiento en Venezuela mientras que los otros países progresan en el mismo plano.

“Hubo un punto de inflexión y no sé porqué cuando es tan importante, en la Agenda 21 están las orientaciones claras y específicas de las políticas que deben adoptarse para resolver muchos problemas”, asegura. “Ahora bien, la conexión de esto con los problemas ambientales es precisamente porque la mayoría de las dificultades que confrontamos en el país son problemas crónicos, es decir, que no se han resuelto en mucho tiempo”.

Como ejemplo se puede tomar la gestión de desechos sólidos de la ciudad, que no es un problema reciente. La estación de transferencia de Las Mayas abarrotada de basura que sobrepasa su techo, es una situación que no debería existir en una ciudad como Caracas, que de acuerdo con Sánchez debería tener por lo menos “dos o tres estaciones de transferencia para desalojar los desechos de manera que nunca se viera ese espectáculo que tiene ramificaciones sociales, lamentablemente. Eso no es nuevo, es porque no se toman las decisiones y la gente se va acostumbrando a esa calidad de vida”, sostiene.

El experto y consultor ambiental insiste en el desajuste en las decisiones políticas y la urgencia de la problemática ambiental. “Las decisiones se toman solo cuando ocurre un evento muy relevante o algo catastrófico. En el caso del plomo de la gasolina la decisión se tomó cuando dejó de ser un problema de calidad de aire para convertirse en algo más grave: un problema de salud. El riesgo de salud pública hizo que se tomara la decisión”.

Courtesy of the journalist Valentina Quintero

Las consecuencias de este retraso pueden llegar a ser muy negativas para los ecosistemas, que también poseen un punto de inflexión a partir del cual los daños son irreversibles.

“Para mí lo más grave que pudiera ocurrir es que podamos tener consecuencias muy adversas de pérdida de biodiversidad, no solamente por los problemas de deforestación -que son la primera causa- también por la contaminación y degradación de los cuerpos de agua natural. La verdad es que la biodiversidad es una de las mayores riquezas que tiene Venezuela”, afirma.

En cuanto al Cambio Climático es importante resaltar que una vez se genera toda emisión de gases de invernadero, estos tienen un periodo de permanencia en la atmósfera que es muy prologando, con un impacto prácticamente irreversible, por lo que las decisiones hay que tomarlas con bastante antelación.

Decisiones de países desarrollados como el acuerdo cerrado en la Cumbre de París -2015- contra el cambio climático deben también permear hacia los países en desarrollo dentro de las posibilidades y el contexto pertinentes. “Una decisión como la adoptada en París de que la mayoría de las casas tengan techos verdes para aumentar la fotosíntesis, y el desarrollo de una política que favorezca los vehículos eléctricos son medidas factibles en países que tienen muchos recursos, pero en nuestros países los trabajos que hay que hacer -como mejorar la capacidad de adaptación, por ejemplo ampliando la capacidad de los drenajes de la ciudad- es algo que le corresponde a los gobernadores y alcaldes, sino no tendría ninguna prioridad”, afirma.

Para Sánchez, quien también ha dado clases en el postgrado de Ambiente y Desarrollo de la Universidad Simón Bolívar, la oportunidad para abrirle paso a esa descentralización tan urgida se presenta con la nueva ley que se discute en el presente: la Ley del Cambio Climático Nacional, que está en manos de la Comisión Permanente de Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático de la Asamblea Nacional (AN).

Por otra parte, ante la falta de cifras oficiales y datos duros que ayuden a evaluar efectivamente la gestión ambiental en el país, Sánchez asegura que a pesar de que las estadísticas son “muy pobres” -lo cual dificulta doblemente el trabajo de evaluación- es necesario trabajar, tanto con los indicadores que exhiben la severidad de los problemas ambientales, como con los que miden la calidad de la gestión que se está llevando a cabo para resolver el problema.

“Hay que trabajar con los dos porque, por lo general, si solamente se trabaja con los primeros uno se queda en un diagnóstico que tiende a desembocar en una protesta o en la decepción debido al problema, pero el segundo es el que nos permite ver si efectivamente se está llevando a cabo una gestión ambiental eficaz”.

#LupambientalVE

El Entrevistado

Juan Carlos Sánchez

Es Ingeniero Industrial.

Fue designado por PDVSA como asesor técnico del Ministerio de Energía y Minas y del Ministerio de Relaciones Exteriores para participar en la negociación de la Convención de Cambio Climático y el Protocolo de Kyoto.

Autor principal del estudio sobre la carbonatación mineral de CO2 del Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Premio Nobel de la Paz 2007 Co-ganador

Es Doctor en Ciencias Ambientales del Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Toulouse, Francia.

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