¿Llegó la hora del biodiesel para Venezuela?

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(*) Antonio José González-Fernández

La capacidad de las refinerías venezolanas para producir gasolina y otras sustancias derivadas de hidrocarburos ha disminuido durante los últimos años. Como consecuencia de este hecho, los consumidores se enfrentan a un mercado signado por una oferta muy limitada, altos precios y dificultades para el transporte y distribución de la energía fósil.

La situación afecta a toda la población, pero en particular es un gran problema para los productores agrícolas, quienes requieren significativos volúmenes de diésel (gasoil o gasóleo) para operar sus tractores, bombas de riego, cosechadoras, generadores de electricidad y camiones. Además de los elevados costos que invierten para su adquisición, la mala calidad del gasoil está dañando con creciente frecuencia las máquinas, las cuales deben detenerse para reparar y mantener sus sistemas de combustible (tanques, conductos, bombas, inyectores e incluso, válvulas y cilindros).

El inventor del motor y del combustible conocidos como diésel fue el ingeniero alemán Rudolf Diesel (1858~1913). El motor diésel fue patentado en 1894. El ingeniero Diesel utilizaba aceite de maní para impulsar sus primeros motores, él siempre fue un propulsor del uso de aceites vegetales en estos motores. Sin embargo, la industria automotriz y la industria petrolera se encargaron de difundir estos motores usando el combustible conocido como gasóleo o gasoil, derivado del petróleo. En sus últimos años, el Ing. Diesel fue un férreo defensor y promotor del uso como combustible de los aceites obtenidos de semillas. Son muy célebres sus frases en 1912: “El uso de aceites vegetales como combustible para motores quizá parezca insignificante hoy, pero con el curso del tiempo esos aceites serán tan importantes como son hoy los productos del petróleo y del carbón… La fuerza motriz aún se podrá producir a partir de la luz del sol que siempre está disponible, incluso cuando las reservas naturales de petróleo y carbón se hayan agotado completamente”. Además de ser un notable ingeniero, Rudolf Diesel fue también sin duda un gran visionario.

Aunque el uso de biocombustibles empezó a tomar auge en el mundo a partir de la década de los 80, es en los motores diésel donde los biocombustibles tienen mejores posibilidades porque pueden sustituir totalmente el uso del combustible derivado del petróleo. Hoy día se utiliza el nombre Biodiésel para identificar el combustible renovable obtenido a partir del proceso químico conocido como la “transesterificación metílica” de grasas vegetales y hasta de animales.

La situación de escasez, carestía y mala calidad del combustible diésel, han cambiado la realidad de Venezuela con graves consecuencias sobre la producción agrícola. En definitiva, ha llegado el momento de impulsar la producción de biodiésel en las fincas agrícolas, al menos con fines de autoabastecimiento para sus maquinarias. El biodiésel, es una alternativa cada día más necesaria, urgente e importante… Es posible y es conveniente, tanto para la economía de los sistemas de producción (fincas), como para el ambiente de todos.

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(*) Docente universitario. Zootecnista, con Maestría en Manejo de Fauna Silvestre y Doctorado en Zoología Agrícola. Colaborador de Vitalis en Venezuela

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