Por Vicente Arancón Nácher, @VicenteArancon

Cuando te dicen que tienes que empezar a hacer el pronóstico para el año que viene ¿Qué dices? Casi te puedo asegurar que la reacción es de ¡Qué flojera! Claro que da flojera, pero hacer el pronóstico para el año siguiente implica el ejercicio inicial de la planeación estratégica. Es el momento de evaluar cómo nos ha ido en el año en curso, compararlo con el año anterior y analizar los diversos factores que nos permiten estimar si el próximo año podremos hacer más cosas o menos, de acuerdo con los recursos humanos y materiales con que contamos, así como tomar en cuenta influencias externas como el entorno económico del país.

Para realizar una planeación adecuada, es necesario emplear el tiempo suficiente para realizar un análisis exhaustivo de los factores que intervienen en los procesos de la organización y le permitan alcanzar sus objetivos, sobre todo los financieros, ya que al cumplir con ellos, se podrán tomar decisiones que permitan el crecimiento de la organización. Y aunque suene redundante: para planear, hay que planear.

El plan estratégico financiero es medular para las organizaciones. Tal vez sea la planeación más compleja que se tenga que hacer porque tiene que conciliar y alinear todos los objetivos y necesidades de la empresa para poder producir un documento realista que muestre las capacidades y limitaciones con que se cuenta. Por su naturaleza, el plan financiero permite medir el desempeño de la organización, tanto en ventas como aspectos de utilidades o beneficios, ayuda a fijar políticas de precios adecuadas, permite proyectar si es posible incrementar o disminuir la plantilla laboral, ayuda a planear la producción y las compras realizadas por la empresa. De esta manera, al conocerse los recursos con que se puede disponer aterriza a las demás áreas de la organización a la realidad en que se encuentra la organización, evitando así proyecciones de ventas disparatadas, gastos superfluos en la administración y ventas o compras innecesarias que generan costos altos de inventarios en los almacenes y plantas.

La planeación financiera debe ser cuidadosa y se le debe dedicar el tiempo necesario para poderla hacer de la manera correcta. Toda la organización debe estar consciente que los objetivos que plantee cada área deben ser realistas y sensatos. El hacer propuestas a la ligera puede ser muy perjudicial. Si alguien tiene flojera de participar en la planeación, tal vez debería reconsiderar si le es conveniente continuar trabajando para una organización que se toma en serio este proceso.

Por estas razones, no se puede dejar este tipo de planeación en manos inexpertas. Se debe contar con un equipo con los conocimientos suficientes para poder realizarla, de esta manera, se garantizará una planeación financiera adecuada y que beneficiará a la organización tanto a corto como mediano y largo plazo.

 

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