(*) Por José Ramón Delgado

El titulo de este artículo es el lema de la Fundación CaribeSur. Es una frase que refleja una característica muy particular
del medio oceánico, la de su fluidez sin fronteras, como todo medio acuático y que nos recuerda que todo esta conectado y que nosotros, los seres humanos estamos inmersos en ese todo.

Desde la primera gran conferencia ambiental, la Primera Cumbre de la Tierra de 1972, también conocida como Conferencia de Estocolmo, cada 10 años se han sucedido Conferencias Mundiales o Cumbres de la Tierra, reuniones multilaterales en el marco de la Organización de las Naciones Unidas – ONU, donde los gobiernos del mundo, revisan los compromisos acordados en la reunión anterior y actualizan los criterios conforme a los avances de la ciencia y la evolución de la consciencia humana. Una consciencia que ha tardado dos generaciones para alcanzar el punto en que estamos hoy.

En el año 2015 los Estados miembros de la ONU aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas y el planeta en el cual se introdujeron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La Agenda 2030 es una continuación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio 2000-2015, los cuales fueron en su momento la primera aproximación internacional para afrontar problemas globales como la erradicación de la pobreza extrema y el hambre o la mejora en el acceso a la educación. Aunque las metas no se cumplieron totalmente, sí
favorecieron importantes avances que, se extendieron a través de la Agenda 2030 y sus respectivos ODS.

Los 17 ODS están integrados, reconociendo que la acción en un área afectará los resultados en otras áreas y que el desarrollo debe equilibrar la sostenibilidad social, económica y ambiental. La creatividad, el conocimiento, la tecnología y los recursos financieros de toda la sociedad son necesarios para alcanzar los ODS en todos los
contextos. Y aunque algunos indicadores arrojan cifras alentadoras, la verdad es que la humanidad como grupo se encuentra muy lejos de poder alcanzar una meta tan ambiciosa sin que alguien se quede atrás. Pero tenemos que intentarlo.


El ODS 14, Vida Submarina, busca proteger los ecosistemas marinos y costeros, que se encuentran amenazados debido a la actividad humana, pues la vida submarina se considera clave para un crecimiento inclusivo y sostenible. El océano y los mares están estrechamente relacionados con nuestra supervivencia. Son fuente de alimentos, medicinas,
combustibles y proporcionan importantes servicios ecosistémicos, además de ser vía fundamental para el comercio.

El aumento de las emisiones de carbono de las últimas décadas ha generado, además del incremento del nivel del mar, una acumulación de calor en el océano y un aumento de su acidificación que impacta la biosfera marina, pone en peligro la seguridad alimentaria afectando la pesca y la acuicultura. La contaminación, la destrucción del hábitat y la
sobreexplotación de los recursos oceánicos contribuyen también a agravar la disponibilidad de los recursos marinos y costeros.

El ODS 14 busca conservar y utilizar de forma sostenible el espacio oceánico y los recursos marinos, reduciendo la contaminación marina y la acidificación del océano, poniendo fin a prácticas insostenibles e ilegales de pesca, promoviendo la investigación científica en materia de tecnología marina, fomentando el desarrollo sostenible de los pequeños estados insulares y mejorando la calidad de vida de los pescadores artesanales.

La pandemia ha puesto en evidencia la fragilidad de nuestra sociedad ante amenazas de carácter global y la importancia de escuchar a los científicos, que llevan tiempo advirtiendo de riesgos como el que supone el cambio climático.

Para cumplir el ODS 14 todos debemos participar. Las empresas juegan un rol clave en la reducción de emisiones de carbono y la contaminación, promoviendo prácticas sostenibles y ajustando sus actuaciones para reducir el impacto sobre el océano como consecuencia de las actividades realizadas en tierra firme y de la navegación.
Para garantizar un ambiente marino saludable no solo es necesario que el sector privado continúe innovando e invirtiendo en nuevas soluciones que nos beneficien a todos, también es muy importante la participación de las universidades e instituciones de investigación científica y desarrollo tecnológico. Las inversiones en educación superior e investigación marina deben pasar a tener un papel más preponderante en nuestra sociedad, si es que aspiramos cumplir con el ODS 14.

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(*) Oceanólogo, docente universitario, miembro de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza-UICN. Coordinador experto en Programas de Conservación de Áreas Marino Costeras. Es miembro fundador y actualmente Director Ejecutivo de la ONG Fundación Caribe Sur. @CaribeSurOrg

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