(*) Por Nieves Dácil Hernández Lorenzo

En un contexto mundial en el que la conciencia sobre los desafíos ambientales, como el cambio climático, la generación de residuos y la escasez de recursos naturales, está en constante aumento, la economía circular emerge como un paradigma transformador. Frente al modelo tradicional lineal basado en la extracción de recursos, la producción de bienes y la generación de residuos, la economía circular propone un enfoque innovador y sostenible en el que los recursos se utilizan de manera eficiente, buscando mantener su valor y utilidad a lo largo del tiempo. Dentro de este contexto de cambio de modelo, que involucra a todos los sectores y actores de la sociedad, las microempresas, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs), afrontan retos y oportunidades únicas.

Las MiPyMEs desempeñan un papel crucial en la economía global. Representan una porción significativa de la actividad económica en diversos sectores productivos. Su fortaleza como generadora de empleo, sumado a su contribución y arraigo en comunidades, les otorga una papel estratégico y de alto impacto para fomentar la necesaria transición hacia un sistema más sostenible y regenerativo.

No obstante, a pesar de su potencial, las MiPyMEs enfrentan desafíos importantes en su camino hacia la economía circular. Uno de los obstáculos más notables es la limitación de recursos que las caracteriza, acentuada por las restricciones para su acceso a financiación. La inversión inicial requerida para adoptar prácticas y tecnologías más sostenibles puede parecer abrumadora, especialmente cuando estas empresas compiten con el resto de empresas con mayor capacidad financiera. Además, la falta de conocimiento y comprensión acerca de los principios y beneficios de la economía circular puede obstaculizar la voluntad de las MiPyMEs para implementar cambios en sus operaciones, y a su vez puede determinar la aplicación de sanciones por incumplimiento de normas medioambientales.

Conscientes de lo antes expuesto, organismos internacionales suman esfuerzos, junto a organizaciones especializadas y comprometidas en impulsar la economía circular, para fortalecer las competencias e impulsar la implantación de buenas prácticas dentro del sector, así como para que se adecúen los instrumentos de financiación a sus características.

La conexión estrecha que las MiPyMEs tienen con sus comunidades locales es un activo valioso para capitalizar las oportunidades que ofrece la economía circular. Al adoptar prácticas circulares, pueden fortalecer sus relaciones con los consumidores, que valoran la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental, mejorando la fidelidad de sus clientes y su presencia en el mercado local.

Asimismo, la economía circular permite a las MiPyMEs diversificar sus fuentes de ingresos y desarrollar modelos de negocios más resilientes. Incorporar prácticas como la reutilización, el reciclaje y la reparación puede transformar productos en servicios, residuos en subproductos para sus procesos o el de otras empresas, extendiendo la vida útil de los recursos y bienes. A su vez se generan flujos de ingresos recurrentes. Esta innovación en los modelos de negocio no solo beneficia a las empresas, sino que también impulsa la economía circular en su conjunto.

Una vía prometedora para las MiPyMEs en su camino hacia la economía circular es la colaboración. Cuando estas empresas trabajan juntas, pueden superar desafíos y aprovechar oportunidades de manera más efectiva. Un ejemplo concreto es la colaboración entre empresas locales en la cadena de suministro de alimentos. Compartir recursos, como por ejemplo, a través de la logística inversa no solo reduce los costos operativos, sino que también disminuye la huella ambiental al optimizar los procesos y evitar duplicaciones innecesarias.

En conclusión, las microempresas, pequeñas y medianas empresas están en una posición única para desempeñar un papel clave en la adopción y promoción de la economía circular. A pesar de los desafíos iniciales, su conexión con las comunidades locales, su capacidad de innovación y la colaboración pueden ser catalizadores para un cambio positivo hacia la sostenibilidad. La economía circular no solo ofrece un enfoque más sostenible, sino que también presenta oportunidades para el crecimiento económico y la resiliencia empresarial. Con el compromiso continuo de las MiPyMEs y el apoyo adecuado, esta transición hacia un sistema económico más regenerativo y consciente del medio ambiente puede contribuir significativamente al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 y alcanzar los desafíos Climáticos del Acuerdo de París.

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(*) Ingeniero de los Recursos Naturales Renovables. Experta en gestión de proyectos, desarrollo sostenible y medio ambiente. Facilitadora de procesos en el marco del desarrollo sostenible. Líder Global de Vinculación y Sostenibilidad de Vitalis.Contacto: https://www.linkedin.com/in/nievesdacilhernandez/

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