(*) Antonio Veiga Méndez

El Acuerdo de Escazú es un pacto regional de América Latina y el Caribe que busca garantizar el acceso a la información, la participación pública y la justicia en asuntos ambientales. Este Acuerdo tiene implicaciones importantes para Suramérica, ya que muchos países de la región enfrentan desafíos ambientales y sociales que afectan la calidad de vida de sus poblaciones.

Fue firmado por 24 países de América Latina y el Caribe el 27 de septiembre de 2018 en la ciudad de Escazú, Costa Rica, durante la sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas y ha entrado en vigor el 22 de abril de 2021, después de que 11 países lo ratificaran, participaran en las negociaciones y acordaran sus términos. Vale destacar que el Acuerdo de Escazú sigue abierto a la firma y ratificación de otros países de la región que no participaron en las negociaciones iniciales.

Este Acuerdo busca mejorar la transparencia y la participación ciudadana en la toma de decisiones ambientales, lo que puede ayudar a prevenir conflictos y promover un desarrollo sostenible. También establece medidas para proteger a los defensores ambientales, quienes a menudo enfrentan amenazas y ataques por parte de empresas y gobiernos que buscan explotar recursos naturales. Si el Acuerdo de Escazú tuviera sabor, sabría a Latinoamérica.

El Acuerdo de Escazú y la Agenda 2030 tienen varios puntos de encuentro que demuestran que la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente son temas transversales en el desarrollo humano:

  • Comparten la idea de que la participación ciudadana es fundamental para lograr un desarrollo sostenible y justo.
  • Buscan proteger los derechos de las personas, especialmente de aquellos grupos más vulnerables, como los pueblos indígenas y las comunidades locales.
  • Dan importancia a la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión de los recursos naturales y en la toma de decisiones ambientales.
  • Buscan fomentar una cultura de responsabilidad y compromiso en la sociedad para lograr un futuro más sostenible.

En resumen, tanto el Acuerdo de Escazú como la Agenda 2030 buscan abordar los desafíos ambientales y sociales de manera integral, reconociendo que el cuidado del medio ambiente es fundamental para el bienestar humano.

Las ONG pueden desempeñar un papel fundamental en la implementación y promoción del Acuerdo de Escazú. Algunas formas en que estas organizaciones pueden apoyar el Acuerdo incluyen:

  • Monitoreo y seguimiento de la implementación en sus países, asegurándose de que se estén cumpliendo los compromisos adquiridos. También pueden hacer seguimiento de los avances y desafíos en otros países de la región.
  • Sensibilización y educación sobre los derechos ambientales, destacando la importancia del Acuerdo a través de campañas dirigidas a la sociedad civil, los medios de comunicación y los tomadores de decisiones.
  • Participación y consulta para promover la participación ciudadana en la toma de decisiones ambientales y asegurar que las comunidades locales sean consultadas en los procesos de toma de decisiones relacionados con el medio ambiente.
  • Protección de defensores ambientales que luchan por el resguardo del medio ambiente y los derechos humanos. Esto puede incluir la provisión de asistencia legal y apoyo a las comunidades locales.
  • Cooperación y colaboración para intercambiar información, compartir buenas prácticas y coordinar acciones en apoyo. La cooperación y colaboración entre organizaciones es fundamental para lograr un impacto significativo en la implementación de este Acuerdo.

¿Deseas leer más sobre este tema? Te invitamos a revisar el artículo “El Acuerdo de Escazú: una necesidad inveterada”

(*) Ingeniero Agrónomo, Especialista en Planificación de Recursos Naturales, Magister en Manejo de Recursos Naturales, Doctor en Educación Ambiental. Docente universitario e investigador. Colaborador de Vitalis España. Correo electrónico: aveiga@vitalis.net

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