Por. David Mendoza (*) @_Mendoza
Mucho se ha reseñado de cómo las generaciones más jóvenes son cada vez más conscientes del impacto que tienen en el mundo. El infinito acceso a la información ha construido una juventud hiper conectada que cada vez se entera más de la cambiante realidad de nuestro planeta y se pregunta cómo ser parte de la ayuda.
La ecología, el trato ético de los animales, los movimientos sociales en contra del racismo, la igualdad de género, la aceptación de diversidad sexual; son solo algunos ejemplos de causas que están viendo crecer su alcance a través de medios sociales.
Las empresas se han adaptado a este panorama. Marcas como Nike y Chipotle han generado propósitos más allá de lo comercial para conectar con jóvenes que están dispuestos a pagar más por una determinada postura ante una problemática social.
En el lado ambiental, empresas están diversificando su portafolio para incluir productos amigables con el ambiente o prácticas con menos desechos. Ejemplos más evidentes vemos en marcas que han cambiado sus empaques para reducir desechos no reciclables o incluso en la industria de la moda, donde diseñadores están buscando reducir el uso de agua o tintes que pueden dañar la calidad del agua.
La clave en hacer que estos programas tengan impacto es que trasciendan el anaquel, es fomentar la amplificación a través de usuarios online. Las redes sociales cumplen un rol de difusión muy importante para generar conciencia ambiental que está permeando a otros ámbitos.
Las ONG y Asociaciones Globales o Regionales en pro del ambiente también pueden beneficiarse de la amplificación social. Ahora gozan de plataformas donde pueden construir una comunidad cautiva de usuarios deseosos por escuchar qué están haciendo.
Una clave importante en generar interacciones con estos temas es hacer al usuario parte de la causa. El usuario debe sentir que con su “me gusta” está contribuyendo. Las interacciones deben fomentarse para darle visibilidad a problemas que hoy no están en los noticieros.
¿Cómo pasamos de la interacción social a la acción?
• Contar historias que cautiven, usando video, infografías reseñas o testimoniales. Cualquier recurso que pueda hacer que el usuario quiera ser parte de ello.
• Multiplicar y amplificar. Tal vez hoy ese “fan” en Facebook no se convertirá en voluntario o donante, pero uno de sus amigos sí. Se apuesta a la constante difusión y recomendación para llegar a esos usuarios más inclinados hacia la acción.
• Hacer más fácil el camino, entendiendo que algunos usuarios simplemente no se separarán del teclado, generemos caminos para las donaciones con un click, las firmas de peticiones online o el que nos ayude a difundir un caso de éxito. Todo cuenta.
• Es importante fomentar la educación constante para que los usuarios distingan los hechos de las opiniones y la propaganda. En ocasiones se hace eco de información no verídica o datos que no tienen fuente. Como usuarios tenemos la responsabilidad de no darle difusión a cuentas no verificadas o información que no suena del todo correcta.
• Cuando somos parte de un movimiento social en línea se genera un “efecto burbuja” en el cual es difícil distinguir los hechos porque nos dejamos ir por la pasión del tema. En el otro extremo, pueden crearse efectos muy positivos como ocurrió con el movimiento anti-popotes que nació en redes para cambiar por completo industrias y amplificarse más allá del mundo online.
• La presión social cumple un rol importante en esta ecuación de causas nobles. Como usuarios, nuestras redes son un reflejo de nuestra “persona online”, y hemos aprendido a que ellas reflejen nuestros intereses y gustos. Es por ello que han surgido movimientos que fomentan la integración de buenas acciones al estilo de vida. Más personas están dedicando sus vacaciones a hacer voluntariado y otras dedicando sus búsquedas de desyino de viaje a lugares ecológicamente sustentable.d
¿Por dónde empezar?
No todas las causas tienen un lugar en redes sociales. Es importante primero entender el objetivo para las que las usaremos. Sea para darle exposición a un problema que no tiene mucho conocimiento, generar voluntariado o simplemente recibir donaciones.
Es necesario empezar a ver las redes sociales como un recurso más en tu plataforma de trabajo y difusión, y no como lo protagonista. No dejar que la emoción de ganar fans supere la emoción de sembrar más árboles o ayudar a más personas en una comunidad.
Por último, entender que al momento de generar contenido y promoción tienes una responsabilidad con la gente y tu causa. Lo que ponemos allá afuera tiene un potencial de impacto real y está en nuestras manos ser parte del cambio y convertir a las comunidades online en comunidades de personas realmente comprometidas con el mejoramiento de su entorno.
(*) Publicista, Mercadólogo. Director de Comunicaciones Integradas de Vitalis LatAm. Especialista en desarrollar estrategias de marca y comunicación, con fuerte inclinación al ambiente digital.