Ing. Zonia Cárdenas Garza (*) @zOuu

El agua es un recurso vital para el desarrollo de los ecosistemas y para la supervivencia humana, es la base para el desarrollo social y económico de las naciones, pero por múltiples motivos no se distribuye equitativamente alrededor del mundo, provocando una serie de problemas que frenan el camino hacia la sustentabilidad.

La crisis del agua no es novedad, sin embargo, es una situación que ha empeorado en las últimas décadas, y sus principales detonadores son el crecimiento exponencial demográfico, la contaminación de todas sus fuentes, y la alta demanda de la industria sobre este recurso. A estas causas se ha sumado el cambio climático, que ha ocasionado alteraciones en los ciclos hidrológicos, dando como resultado inundaciones o sequías en zonas y temporadas inesperadas.

La disponibilidad de agua es un tema que genera gran incertidumbre, y ha provocado una gran inestabilidad económica y conflictos sociales. En el planeta solo 2.5% del agua es dulce, de la cual menos del 1% es agua disponible para el consumo humano y de los ecosistemas. El sector agropecuario es el mayor consumidor de agua, con más de 69% de la extracción total, seguido del sector industrial con 19% y, por último, el abastecimiento público con 12%. En general, esta es una tendencia muy similar en cada país, siendo la agricultura la actividad con mayor demanda de extracción y uso de agua dulce.

A nivel social, el más grave problema en torno al agua, es la desigualdad de su distribución. Cerca del 40% de la población mundial se ve afectada por la escasez de agua, ya sea porque habitan en zonas de escasez de agua física o económica. En otras cifras, 10 millones de habitantes en países desarrollados, 32 millones en Latinoamérica y la increíble cantidad de 345 millones en África no tienen acceso al agua. En contraste, China, India y Estados Unidos consumen 38% del agua total disponible.

Estos datos nos brindan un panorama en el que se hace obvia la urgente necesidad de una GIRH, ya que es la vía hacia una administración equitativa y eficiente, que a su vez, representa grandes desafíos para los gobiernos, ya que deben asegurar el bienestar social y económico de las naciones, sin desatender la sustentabilidad del líquido.

Tenemos a nuestro alcance la oportunidad de lograr una distribución más equitativa, solo debemos adoptar estrategias y políticas hídricas bien fundamentadas y adecuadas a la realidad de cada país, permitiendo la colaboración de todos los sectores, actores y grupos de interés.


(*) Ingeniero Industrial con especialidad en Calidad y Productividad, zoniacardenas@gmail.com, zOuie Bee 

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