por Diego Díaz Martín, PhD. @DDiazMartin (*)

El mundo entero está sorprendido por los lamentables incendios forestales en Australia, preguntándose cuáles son sus causas y por qué no han sido atendidos en forma expedita.

La extensión de los incendios es tan grande, que ya han arrasado con superficies superiores a la extensión de toda Costa Rica, o a la de Dinamarca y Holanda juntos. Solamente en Nueva Gales del Sur se han quemado más de cuatro millones de hectáreas, cifra que supera a los incendios ocurridos en 2018 en California de 1.8 millones de hectáreas, y más recientemente en el Amazonas equivalente a 900 mil hectáreas.

Si bien en Australia siempre han experimentado incendios forestales durante el verano, la situación que se inició en octubre de 2019 y aún persiste, supera fenómenos similares de décadas anteriores, lo cual tomó a las autoridades locales sin la debida preparación.

¿Cuáles son las causas de los incendios forestales?

Sin dudas el calentamiento global está detrás de la lamentable situación australiana.

Según algunos expertos, la causa inmediata podría estar en un fenómeno conocido como “Dipolo del Océano Índico”, también conocido como el “Niño Indio”. Este es una oscilación irregular de las temperaturas superficiales del Océano Índico que trae como consecuencia que en la región occidental la temperatura del mar sea más cálida de lo normal y, en la oriental, más fría, generando más lluvias e inundaciones en África oriental y sequías extremas en Australia y el sudeste asiático.

Recordemos que en 2019, Australia experimentó a mediados de enero temperaturas superiores a los 50 grados centígrados, y estableció dos veces un nuevo récord de temperatura promedio para ese país: El 17 de diciembre alcanzó un máximo de 40.9ºC, y al día siguiente 41.9ºC. 

Todo lo anterior ha contribuido a prolongar el período de sequía y a acrecentar los incendios. La situación es alarmante.

¿Solo el calentamiento global?

Los incendios forestales en Australia se esparcen principalmente a lo largo de la costa este y sur, que es donde vive la mayoría de la población, incluyendo áreas circunvecinas de Sydney y Adelaide. Ello podría sugerir el posible inicio de los incendios, aunque los expertos, en este caso, le confieren más importancia a las causas naturales.

Estadísticamente hablando, el origen de los incendios forestales está en dos grandes categorías: inducidos accidental o intencionalmente por los humanos, o producidos por causas naturales.

Los incendios causados ​​por los humanos constituyen el mayor porcentaje de las quemas forestales en el mundo. Entre sus causas destacan una amplia gama de detonantes que incluyen desde un cigarrillo hasta una fogata, además de los fuegos intencionales o accidentales, derivados de malas prácticas agrícolas o forestales.

En cuanto a las causas naturales, los incendios usualmente pueden comenzar con un rayo, y en un porcentaje muy pequeño, con la combustión espontánea de biomasa seca, como aserrín y hojas, estimulada por una fuente de calor que inicia el incendio, exacerbadas por las condiciones del estado del tiempo.

En relación con los rayos, vale destacar que por lo regular existen dos tipos: “fríos” y “calientes”. Los rayos fríos comprenden una corriente eléctrica intensa pero de duración relativamente corta. Los rayos calientes tienen corrientes con menos voltaje, pero ocurren durante un período de tiempo más largo. En este sentido, y de acuerdo con el Servicio de Parques de los Estados Unidos, los incendios forestales de origen natural, generalmente se inician con rayos calientes inusualmente duraderos. Estos pueden arder por horas antes de ser detectados por las autoridades, lo cual complica su control.

Es importante mencionar que los incendios forestales, tal y como puede apreciarse en las distintas imágenes de satélite, no iniciaron en un solo punto, razón por la cual la teoría más acertada, podría ser una combinación de causas naturales y humanas, intensificadas por las condiciones del clima.

¿Por qué Australia sigue ardiendo y los incendios no se han podido controlar?

A las altas temperaturas y bajas precipitaciones, se suman las grandes extensiones que limitan su inmediato y efectivo control.

Si bien las autoridades están lanzando agua y agentes extintores desde aviones y helicópteros, y también desde el terreno, los recursos son insuficientes, y los esfuerzos se están centrando en evitar que los incendios se extiendan en zonas urbanas para salvar vidas.

¿Qué podemos hacer?

Los incendios forestales constituyen un fenómeno relativamente normal, considerado en algunas áreas como parte de la dinámica natural de muchos ecosistemas. Sin embargo, su desproporcionada extensión y poder destructivos, contribuyen con impactos ambientales negativos e irreversibles para nuestro planeta.

En el control de incendios, debemos seguir desarrollando las mejores prácticas ambientales para valorar, atender y controlar de la mejor manera posible sus impactos desfavorables, además de fomentar nuevas tecnologías que permitan hacer más eficiente su detección y extinción temprana.

Asimismo, debemos seguir activos en la lucha contra el cambio climático, haciendo todo lo necesario para convivir con el nuevo clima, sin comprometer la supervivencia de la vida en el planeta, procurando un balance entre las medidas de mitigación y adaptación.

El calentamiento global es una triste realidad que debemos atender en forma integral e integrada, evitando que situaciones como estas se repitan.

Nadie puede (ni debe) quedarse fuera de esta batalla que hoy cobra la vida de miles de hectáreas forestales y millones de animales, algunos de ellos amenazados de extinción.


(*) Diego Díaz Martín es Biólogo, Maestro en Gerencia Ambiental y Doctor en Proyectos de Ingeniería. Presidente y Fundador de Vitalis. Profesor de distintas universidades como el Tecnológico de Monterrey y la red de universidades Anáhuac en México. https://www.linkedin.com/in/ddiazmartin/

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