Industria, innovación e infraestructura. Una vista al ODS 9

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(*) Por José Solano P.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, constituye una hoja de ruta con una visión integral para unificar esfuerzos hacia una auténtica generación de bienestar socioeconómico y calidad de vida, en equilibrio con los recursos ecológicos de nuestro planeta. Esta Agenda consta de 17 objetivos que conforman las 5 dimensiones del desarrollo sostenible, a saber: la social (personas), la económica (prosperidad), la ambiental (planeta), la paz y las alianzas.

Cabe destacar que estos objetivos son interdependientes entre sí y las acciones que se lleven a cabo para impulsar un objetivo en particular pueden impulsar indirectamente otros objetivos. Dentro de los objetivos relacionados con la prosperidad económica de los países y las personas, se encuentra el Objetivo de Desarrollo Sostenible 9: Industria, innovación e infraestructura, para “Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación”.

Este objetivo comprende 8 metas y 12 indicadores, que se basan en la promoción y medición de acciones e inversiones en materia de infraestructura y servicios públicos, mediante un desarrollo tecnológico e innovación sostenibles, como herramientas fundamentales para el crecimiento económico y estabilidad social. En otras palabras, la creación de condiciones básicas para que las personas puedan generar sus medios de vida e incorporarse de manera productiva a la sociedad e impulsar la economía de los países.

Sus metas principales consisten en promover el desarrollo de infraestructuras fiables, sostenibles, resilientes y de calidad, garantizando el acceso universal, asequible, equitativo e inclusivo de todas las personas a esta industrialización y a las fuentes de empleo que se generen en consecuencia. Asimismo, dentro de las metas planteadas para este objetivo, se contempla la promoción del acceso a servicios financieros asequibles, especialmente en países en desarrollo, y a tecnologías y procesos industriales limpios y racionales con el ambiente. Además, como un aspecto de suma importancia, se promueve el aumento de la inversión del gasto público y privado en el fomento de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), incorporando directamente a la academia como uno de los actores clave para el logro de este objetivo.

Ahora bien, según el Sustainable Development Report 2021, desarrollado por Sachs y sus colaboradores, el ODS 9 es el objetivo que exhibe la mayor diferencia en el desempeño de países a nivel global, enfatizando la necesidad de acelerar la difusión de tecnologías y la innovación a nivel mundial y de fortalecer las capacidades y habilidades en una economía global cada vez más digitalizada.

Una vez más, el sector académico e instituciones de investigación tendrían un rol importante, pero también se resalta la necesidad de colaboración y solidaridad entre países desarrollados y países en desarrollo, sin dejar a un lado que el contar con servicios de comunicación y acceso a tecnologías de información es prácticamente un derecho humano en estos tiempos actuales, que no necesariamente está garantizado en algunos países.

En nuestra región (Latinoamérica y El Caribe), se reporta que, en promedio, todavía hay desafíos significativos que abordar, pero la tendencia para el logro de este objetivo está moderadamente en aumento. Para el caso específico de nuestro país (Venezuela), se reporta que hay desafíos mayores con una tendencia en “estancamiento”, con las mayores brechas encontradas en la calidad de la infraestructura para el comercio y transporte, así como en la cantidad de aportes científicos por número de habitantes y la inversión en investigación y desarrollo.

Sin duda, este objetivo está muy relacionado con el nivel de compromiso del Estado y sus políticas públicas en materia de educación, investigación y desarrollo tecnológico. Sin embargo, el sector privado es también un actor clave para el logro de este objetivo. Por consiguiente, es lógico prever que la creación de Alianzas Público-Privadas, con reglas y objetivos claros, es una opción que debe ser considerada para el desarrollo sostenible del país. Incluso, es una de las vías para poder tener acceso a programas de financiamiento de parte organismos multilaterales, quienes exigen dos aspectos fundamentales: transparencia y rendición de cuentas.

Por su parte, la academia y el sector educación, tienen en la actualidad un desafío de re-educar en valores y principios tan necesarios en nuestra sociedad actual, incorporando la ética y la sostenibilidad en sus programas educativos a todo nivel, para formar ciudadanía que promueva y trabaje por el bien común.

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(*) José Solano. Ingeniero Químico, con estudios de Maestría en Ingeniería Ambiental, Diplomado en Desarrollo Sostenible y actualmente Doctorando en Desarrollo Sostenible. Líder en Ética y Negocios para la Sostenibilidad por parte de la Carta de la Tierra Internacional. Actualmente se desempeña como Director de Sostenibilidad de INNOTICA.

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