Un llamado universal a la seguridad alimentaria.

Actualidad Ambiental / Agenda 2030 / Blog / ODS

(*) Por Sofía Botella

El sector alimentación es fundamental para todas las personas. Es uno de los pilares básicos para el bienestar, es decir, para lograr una vida digna se requiere el acceso a alimentación sana, variada y suficiente durante todo el año.

El ODS 2 se refiere a poner fin al hambre y sus metas incluyen acabar con todas las formas de malnutrición, abordar las necesidades especialmente de niños y mujeres embarazadas, asegurando que todos tengan alimentos suficientes y nutritivos. Esto implica promover la agricultura sostenible, apoyar los pequeños agricultores y la igualdad de acceso a la tierra, la tecnología y los mercados.

La industria alimentaria y agrícola son clave para garantizar el suministro de alimentos y para ello, dependen de los recursos naturales. La sobreexplotación ambiental y la crisis climática inciden negativamente sobre estos sectores, arriesgando la producción y afectando a las comunidades agrícolas.

Desafortunadamente, el mundo no está encaminado para alcanzar las metas del ODS 2. La brecha es muy grande entre las tendencias actuales y los caminos sostenibles. Las Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (2020) estima que 8.9% de la población mundial sufre de hambre, eso se refiere a cientos de millones de personas. Por otro lado, la pandemia de COVID – 19 en 2020 y el conflicto de Rusia y Ucrania en 2022 significan graves afectaciones en el sector agroalimentario. Si las tendencias presentes se mantienen, seguirá aumentando el número de personas que padecen hambre severa.

Los países necesitan estrategias integradas a largo plazo que comprendan sistemas agrícolas eficientes para garantizar la subsistencia de los agricultores, conservación y restauración de la biodiversidad y dietas saludables.

Las naciones deben incentivar dietas más saludables, políticas y programas de etiquetado de alimentos, indicar los impactos de los productos alimenticios en la salud y establecer pautas para venta y distribución de alimentos y bebidas en escuelas y lugares de trabajo.

Se requieren acciones dirigidas al aumento sostenible de la productividad agrícola y el valor de la tierra. Muchos pequeños productores y campesinos, disponen de escasos recursos y capacidades, periódicamente enfrentan inseguridad alimentaria y tienen acceso limitado a mercados y servicios. Sin embargo, son un sector fundamental para solucionar el hambre en el mundo.

Por otro lado son imprescindibles las alianzas que reconozcan la contribución y responsabilidad. No puede haber desarrollo sostenible mientras existan millones de personas con dificultades para obtener ingresos suficientes que les permitan adquirir los alimentos que requieren.

Aunque es verdad que los gobiernos necesitan implementar políticas a favor de la seguridad alimenticia, y que el sector privado puede mejorar sus procesos con sistemas de reporte de sostenibilidad y enfocarse hacia compromisos más concretos para lograr el logro de las metas de los ODS, nosotros, como personas con oportunidad de elegir, con posibilidades económicas, como profesionistas conscientes de las problemáticas alimenticias y climáticas, podemos dejar de exigir comidas “perfectas” en forma y tamaño, y recurrir a lo que naturalmente produce la tierra, para evitar la producción excesiva de alimentos y por lo tanto el desperdicio de los mismos. En el hogar, el trabajo y la comunidad se pueden generar cambios importantes en la vida cotidiana tomando decisiones sostenibles y conscientes, sembrando y consumiendo variedad de cultivos y apoyando a los agricultores para sembrar más y mejor.

De igual manera, sin encarar la desigualdad en materia de la seguridad alimentaria y la nutrición como sociedad, no se podrá cumplir el compromiso de no dejar a nadie atrás. La discriminación por motivos de género hace que las mujeres y las niñas sean las primeras en comer menos, a pesar de ser quienes más trabajan. En el caso de las mujeres embarazadas, una alimentación inadecuada y una nutrición deficiente suponen un riesgo de anemia, una de las principales causas de muerte durante el parto.

Necesitamos replantearnos cómo producimos, cómo vendemos y cómo consumimos alimentos, provocando un cambio radical en el sistema de cultivo y producción del alimento, así como asegurando la sostenibilidad de los sistemas de producción y duplicando la productividad e ingresos de productores alimentarios a pequeña escala.

________________________________________________________________________________________________________________

(*) Ingeniera en Desarrollo Sustentable interesada en el sector energético en áreas de eficiencia energética, economía circular, tecnología limpia y calidad, responsabilidad social, educación ambiental, energías renovables y manejo de recursos naturales.

Vitalis top web white
Organización ambientalista internacional
sin fines de lucro