Por Ing. Jacqueline Rodríguez, Experta en Gestión y Calidad del Agua (*)
El trasvase del Lago de Valencia ha generado un severo problema de contaminación del vital liquido en los estados Carabobo, Aragua, y Cojedes, medida que no ha logrado controlar el nivel de este cuerpo de agua, sino por el contrario, ha subido casi 2 metros los 2 últimos años.
En mi opinión personal, es importante señalar que urge decretar la emergencia sanitaria en torno a este problema, ya que algunas evidencias sugieren la contaminación del agua potable, además del posible riesgo de una tragedia en el sur de Aragua.
Según algunas fuentes, pareciera que la presencia de cloro residual y aluminio en la red no es el normal. Además de la información suministrada por personal muy preocupado de HIDROCENTRO, cuyos nombres prefirieron no revelar, durante los dos últimos años algunos parámetros pudieran estar fuera de la norma, como el: Aluminio, Hierro, color, turbiedad, fitoplancton, nitrógeno, fósforo, DBO y conductividad. Además le sumamos los resultados de la propia Comisión del Ambiente, que concluyen que hay la presencia de cloro, aluminio, hierro y DQO, este último parámetro indicativo que hay presencia de contaminantes químicos en 4 puntos en la red.
Según la Organización Mundial de la Salud, el aluminio es un metal neurotóxico que afecta el sistema nervioso central, y puede producir temblores, apatía y dolores musculares, razones que han llevado a algunos expertos a vincularlo con el Alzheimer.
Es perentorio comenzar un estudio epidemiológico que determine la relación causa-efecto de estos contaminantes, ya que por lo menos los trihalometanos, aluminio y la Cianobacterias (Microcitis LR), la más común en embalse Pao Cachinche, producen daño hepático y cáncer. La incidencia de metales en el agua, genera alteraciones metabólicas, elevan el stress oxidativo, afectan el ciclo de mutilación y producen daño mitocondrial.
Cualquier alternativa que se plantee para resolver la problemática planteada, nos llevaría un mínimo de 5 años y los pronósticos más pesimistas hablan de una década, porque la solución no abarca únicamente el hacerle mantenimiento a las plantas de aguas residuales, potabilizadoras, culminar los colectores e implementar el reuso del agua.
Sin lugar a dudas se trata de un problema muy complejo, que contempla políticas de estado, en cuando a Educación ambiental y Salud pública. Por lo tanto se sugiere como una necesidad imperiosa, realizar jornadas de despistaje, además de suministrarle información a la población que le permita salvaguardar su salud, mientras se concretan las soluciones que planteen el gobierno central.
Lamentablemente los efectos generados por el consumo del agua contaminada se pudieran verse a corto, mediano y a largo plazo, por lo que las acciones correctivas deben emprenderse desde ya.