Nuevamente Venezuela celebra el Día Mundial de las Playas este tercer sábado de septiembre, oportunidad propicia para centrar la atención en torno a estas importantes regiones del país, atractivo recreativo y turístico por excelencia, que de acuerdo con los expertos, pese a su importancia no reciben toda la atención que merecen, y requieren, entre otros aspectos, un Plan de Ordenación y Gestión Integrada que garantice su manejo y conservación a perpetuidad.

Tal afirmación fue formulada por Diego Díaz Martín, Presidente de VITALIS, y creador del Día Mundial de las Playas en Venezuela, quien destacó que de acuerdo con el Decreto con Rango de Ley de Zonas Costeras (No. 1468, G.O. Nº 37.349 del 19 de diciembre de 2001), se deben formular planes que orienten la administración de estos territorios, integrando criterios político-administrativos nacionales, estadales y municipales; las características físico-naturales; y sus variables ambientales, socioeconómicas y culturales.

Para VITALIS, la administración, uso y manejo de las playas, y en general de las zonas costeras, debe ser apropiadamente atendida y fortalecida, a fin de optimizar la planificación y coordinación de competencias concurrentes entre los órganos del Poder Público, con la activa participación de la comunidad organizada. “Nada hacemos con que un ente público reconozca la importancia de las playas, sin que el resto de los organismos competentes no cumplen con su parte. Asimismo, nada hacemos si la sociedad se moviliza un día a limpiar las playas, si al día siguiente olvidamos su conservación a perpetuidad, y vuelven a ensuciarse”, señala Díaz Martín.

Más allá de la protección del paisaje, que es importante, VITALIS destaca que la conservación de las playas implica consideraciones técnicas, sociales, económicas, legales y culturales fundamentales. En tal sentido, resalta la importancia de proteger los procesos geomorfológicos que permiten su formación, regeneración y equilibrio; la protección de la diversidad biológica y de los topónimos geográficos originales de sus elementos; y la determinación de las capacidades de uso y de carga, incluidas la industrial, habitacional, turística, recreacional y los esfuerzos de pesca, entre otras.

Asimismo, la ONG venezolana destaca la necesidad de mayor control, corrección y mitigación de las causas generadoras de contaminación, provenientes tanto de fuentes terrestres como acuáticas; la vigilancia y control de las actividades capaces de degradar el ambiente; el tratamiento adecuado de las aguas servidas y efluentes, el aumento de la inversión pública o privada destinada a garantizar su calidad; la protección y conservación de los recursos históricos, culturales, arqueológicos y paleontológicos, incluido el patrimonio arqueológico subacuático; y la recuperación y reordenación de los espacios ocupados por actividades y usos no conformes, entre otros

El Día Mundial de las Playas, como es conocido en Venezuela, forma parte de un esfuerzo internacional promovido por Ocean Conservancy de los Estados Unidos, al que posteriormente se unió la campaña “Limpiemos al Mundo de Australia”. Desde 1989, estos programas fueron “nacionalizados” en Venezuela, incorporándole diversos elementos de participación ciudadana a nivel nacional, con la participación de cientos de grupos no gubernamentales y públicos en todo el país, incorporando inclusive playas de ríos, embalses y otros cuerpos de agua, convirtiéndose en una celebración ambiental de referencia. Desde entonces, el esfuerzo internacional comenzó a denominarse en Venezuela Día Mundial de las Playas y celebrada cada tercer sábado de septiembre, iniciativa coordinada por la ONG venezolana FUDENA, y poco a poco ha sido seguida en otras latitudes, haciendo la experiencia venezolana un modelo a nivel internacional.

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