Las autoridades ambientales y políticas de la Ciudad de México decretaron nuevamente la prohibición de circulación de vehículos privados como medida para mitigar los crecientes niveles de contaminación que atraviesa la megalópolis, alegando que con ella se podrá resolver la contigencia ambiental. Sin embargo, los científicos y ambientalistas sabemos que esta medida no resuelve el problema de fondo, por lo que parece nuevamente sacada de la manga.

Para el Dr. Diego Díaz Martín, Presidente de VITALIS, el problema de degradación ambiental en la Ciudad de México debe ser abordado en forma más integral e integrada, evitando no solo aplicar medidas como la limitación de la circulación vehicular privada, que solo mitigan parcialmente las emisiones contaminantes a la atmósfera, sin atender las causas estructurales que hacen que el problema persista y no desaparezca.

El índice de calidad del aire utilizado en la capital Azteca está diseñado para informar a la población sobre cuán contaminado se encuentra el aire y cuáles podrían ser los efectos en la salud. Desde 2006, este índice se basa en la Norma Ambiental del Distrito Federal NADF-009-AIRE-2006 en donde se establecen los requisitos para su cálculo y difusión.

Entre los contaminantes considerados dentro del índice de calidad del aire se encuentran: dióxido de azufre, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, ozono y partículas suspendidas. La escala de referencia es de 0 a 500, donde un valor menor a 100 se considera satisfactorio y con un bajo riesgo para la salud. Cualquier nivel superior a 100 implica algún riesgo, y mientras más alto es, más efectos sobre los seres humanos y el ambiente tiene.

La descontaminación de la megalópolis mexicana debe venir por diversos frentes, incluyendo la desconcentración urbana, el escalamiento de los horarios, el diseño y puesta en marcha de un sistema más amplio, eficiente y sustentable de transporte público, el estímulo al “carpooling” y un mayor control de las emisiones a la atmósfera desde fuentes móviles y fijas. Sobre este último punto, es importante recordar que muchos de los tradicionales puestos de comida de la calle, muy comunes en la Ciudad de México, poseen sistemas de preparación de los alimentos basados en el uso de energías fósiles, altamente contaminantes.

En cuanto al parque vehicular, también es importante incentivar el uso de energías renovables tanto en el transporte público como el privado, así como continuar con la reformulación de las gasolinas, eliminando en forma progresiva los aditivos que se usan en su elaboración y que suelen ser altamente contaminantes.

Asimismo, es importante reducir las emisiones atmosféricas desde las propias edificaciones, y eso incluye a la ciudadanía en general, al sector privado y a los organismos públicos.

Restringir la circulación de vehículos en la Ciudad de México no resuelve el problema de fondo, ni siquiera al decretarla hasta el inicio del período de lluvias. En este sentido, Díaz Martín señala su sorpresa al escuchar a algunos funcionarios públicos que señalan que la contingencia solo durará hasta la llegada de las lluvias, por el efecto de lavado que tiene sobre la atmósfera. Tales declaraciones son señaladas por ONVITALIS Latinoamérica, filial de VITALIS en México, como “irresponsables y engañosas”. Después de todo, los contaminantes dispersos solo serán trasladados del aire a los suelos y las aguas, manteniendo sus riesgos y consecuencias negativas en el ambiente.

 

Más información sobre el índice de la calidad de aire en CDMX

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