DANIEL RICARDO HERNANDEZ, EL UNIVERSAL

Guaraira Repano, así bautizaron los primeros pobladores de Caracas a lo que hoy conocemos como Parque Nacional El Avila, el principal pulmón vegetal de la ciudad, reservorio de múltiples formas de vida animal y vegetal, muchas de ellas autóctonas, e ícono inconfundible de la capital del país.

No proteger esta maravilla natural es como condenar la propia vida de los caraqueños. Por tal razón, la Universidad Metropolitana (Unimet) por iniciativa de su secretaria general, María Acedo de Sucre, junto a la asesoría técnica de Vitalis y Fundarbol, la cooperación de Inparques y el auspicio de Exxon Mobil diseñaron el Proyecto Avila, programa orientado a la conservación de la inmensa montaña.

Diego Díaz Martín, director técnico del proyecto por la Unimet y presidente de Vitalis, señala que el móvil de esta conjunción de esfuerzos es promover la conservación del monumento natural, no solamente a la comunidad interna de la universidad, sino a quienes habitan en las cercanías de la montaña, “tomando en cuenta que ésta no es únicamente un sitio para el esparcimiento, se trata de un área protegida, que es el hogar de múltiples formas de vida y es fuente de agua de la cual nos beneficiamos”.

El especialista destaca que el proyecto logró la comunión de esfuerzos estatales (Inparques), de instituciones educativas (Universidad Metropolitana), de organizaciones no gubernamentales (Vitalis y Fundarbol) y de la empresa privada (Exxon Mobil).

Recuperación en marcha

El diseño de Proyecto Avila se inspiró en los daños que recibió la montaña tras los incendios de 2001, cuando resultó deforestada una superficie considerable.

Ante tan nefasto escenario, la Unimet decidió recuperar toda el área de cortafuego verde cercano a la sede de la institución.

Otra de las puntas de lanza del proyecto, de acuerdo con Díaz Martín, es la creación de un vivero para la repoblación forestal. Este servirá para la reproducción de especies vegetales amenazadas de extinción, como el endémico árbol nogal de Caracas. “La instalación estará totalmente operativa antes de diciembre de este año”, asegura.

Una de las metas de este vivero es “apoyar a Inparques en el programa de reforestación de especies emblemáticas del Avila”. Semejante meta espera cumplir con la producción de al menos 25 mil plantas en riesgo de extinción en la montaña.

Entre las especies que, se espera, sean producidas en el vivero destacan palmeras y orquídeas, las cuales sufren serias amenazas por la acción del comercio.

Existencia necesaria

Díaz Martín precisa que si el Avila no existiera, o si éste pierde sus condiciones esenciales en Caracas escasearía el agua e incluso habría un clima insoportable. En tal sentido, agrega, el proyecto también se propone la formación de autoridades municipales para el diseño de paisajismos y mantenimiento de áreas verdes; además tienen la firme intención de crear sensibilidad en el colectivo sobre la necesidad de conservar al parque nacional más emblemático de la ciudad de Caracas.

Para mayor información sobre el proyecto, los interesados pueden acceder en Internet a www.unimet.edu.ve.

85.192 hectáreas es lo que ocupa el Guaraira Repano.

2.765 metros es su altura máxima, corresponde al pico Naiguatá.

2.640 metros sobre el nivel del mar alcanza el pico Oriental.

2.480 metros es la altura total del pico Occidental.

2.250 metros tiene el tope de menor altura, pico El Avila.

Cerro de pura vida

Mamíferos

En el Avila residen jaguares, pumas, venados macatán, comadrejas, picures, perezas, ardillas, puercoespines, conejos de monte, araguatos, cachicamos, rabipelados, entre otros. La vertiente norte es el lugar donde se pueden conseguir la mayoría de estas especies.

Aves

El Avila está en el sexto lugar del mundo con mayor biodiversidad de emplumados. El custodio de la ciudad capital sirve de hogar a guacharacas, colibríes, cristofués, paraulatas montañeras, zamuros, gavilanes tejés, turpiales, guacamayas y loros, entre otras aves.

Reptiles

Cascabeles, mapanares, tigras mariposas y corales son algunos de los rastreros que habitan en el Avila. Sin embargo, no es muy común toparse con alguno de ellos, por lo cual los riesgos son leves. Lagartijas e iguanas también viven en el pulmón vegetal caraqueño

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