Por Ing. Victor Hugo Fernández Escamilla
La energía juega un papel muy importante en temas como la erradicación de la pobreza, el mejoramiento a la educación, la reducción de la mortalidad y el acceso a atención medica de calidad, entre muchos otros. Se ha descrito a la energía como “el hilo” que une el crecimiento económico, la equidad social y la sostenibilidad ambiental.
En la educación la importancia de la energía eléctrica es enorme. Con ella los niños pueden pasar más tiempo estudiando y menos realizando labores domésticas. También pueden estudiar de noche y tener acceso a fuentes de información como Internet, televisión y radio.
De acuerdo con el Marco de Seguimiento Mundial del Banco Mundial, dado a conocer en abril de 2017, 1060 millones de personas aún viven sin electricidad. Por ejemplo, en África Subsahariana el 67% de la población no tiene acceso a la energía eléctrica. Esta región con 791 millones de habitantes consume menos energía eléctrica que Nueva York con 19.7 millones de personas.
Aunque existe un crecimiento continuo en la electrificación, es decir, a pesar de que existe cada vez más población con acceso a la electricidad en el mundo, uno de los grandes problemas es que 86.5% del consumo energético del mundo es derivado de la combustión de combustibles fósiles y se espera sigan siendo las principales fuentes de energía. Por lo tanto otro desafío consiste en aumentar el uso de energía renovable en sectores como el eléctrico y el transporte, que en conjunto representan el 80% del consumo energético mundial.
Por otro lado, más de 3,000 millones de personas, la mayoría de Asia y África Subsahariana dedican horas colectando leña o desechos de animales para cocinar. Esto implicó en 2012 la muerte de más de 4.3 millones de personas, todas ellas vinculadas a la contaminación de hogares que utilizan estufas de biomasa, madera o carbón, superando las muertes ocasionadas por el sida y la malaria juntas.
Por lo tanto, contar con “acceso a la energía” es indispensable, es decir no solo contar con energía es suficiente, sino que esta sea mediante servicios modernos de energía, a costos asequibles y que incluyen la electricidad y artefactos mejorados como las estufas para cocinar. Estos servicios energéticos deben ser fiables, sostenibles y deben ser basados en fuentes de energía renovable u otras fuentes energéticas con bajo nivel de emisiones de carbono.
Incluso, uno de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) busca asegurar el acceso universal de la energía, acelerar las mejoras en la eficiencia energética y duplicar la cuota global de energías renovables antes de 2030.
Por lo tanto, aunque han venido incrementando considerablemente el acceso a la energía globalmente, aún existe mucho trabajo por hacer para que todos los ciudadanos en el mundo contemos con este recurso, a costos asequibles, mediante tecnologías eficientes que no afecten al medio ambiente.