Adquirir una vivienda es una de las necesidades básicas de todo ser humano, por ello es tan importante valorar este tema de especial importancia en México.
A través del tiempo, han surgido factores que condicionan la adquisición de una vivienda digna, tales como el crecimiento demográfico y la economía, ya que mas del 50 % de los ingresos de las familias son destinados a la vivienda, en construccion, servicios o impuestos.
El Gobierno Federal de los Estados Unidos Mexicanos, ha tenido como objetivo impulsar la adquisición de un inmueble para la sociedad. Para ello ha creado instituciones como INFONAVIT Y FOVISSTE, que se dedican a generar incentivos y otorgar subsidios o créditos hipotecarios para la construcción, compra, remodelación o mejora de la vivienda. Sin embargo, a pesar de esto, aún sigue siendo difícil para las clases baja y media de la población, tener acceso a una vivienda digna, pues no cuentan con los medios suficientes para adquirirla y mantenerla.
En términos generales, 65% de la población que tiene ingresos por debajo a tres salarios mínimos, se encuentra fuera de los programas institucionales de suelo urbanizado y de vivienda, por lo que las personas construyen sus casas con lo que tienen y como pueden. Estas viviendas, consideradas informales, comprenden procesos irregulares de poblamiento, hacinamiento y autoproducción de la sociedad, saltándose el factor político, legal y económico que lo respalde. Todo lo anterior puede poner en riesgo la integridad de sus habitantes, e incluso de quienes lo rodean, lo que genera un deterioro en su calidad de vida.
El no tener una vivienda es actualmente uno de los desafíos que enfrenta México y el mundo, además de los conflictos económicos y los intereses sociales en países subdesarrollados.
La agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, establece el compromiso de lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, compromiso en el cual se incluyen las viviendas.
Es importante que el sector inmobiliario tenga una oferta y demanda estable para su permanencia y rentabilidad, que generen confianza en la sociedad, un programa de desarrollo para no salariados, un suelo apto de vivienda, y un contrato de compra venta que especifique un lenguaje claro y preciso.
(*) Ingeniero en Energía y Desarrollo Sustentable, rcarlosmuma@gmail.com