Por Ing. Ronny Chacón (*) @ronnyoc

Las ordenanzas son el instrumento jurídico por excelencia en el ámbito local para establecer las regulaciones sobre un tema en específico de acuerdo a las competencias del ente municipal. En otras palabras, indica el “cómo hay que hacer”, para un objetivo en común y la mejor toma de decisiones por parte de la autoridades como mandato, por ello se consideran que son una herramienta sobre todo con las nuevas tendencias y actividades que llegan a un punto de que deben ser objeto de regulaciones para evitar la anarquía en una ciudad o por otro lado tener el mejor provecho.

Hablar de ciudades es sinónimo de ordenanzas y en este sentido una ciudad no podría avanzar y desarrollarse, sin haber establecido sus pautas; aunque la realidad ha demostrado que el solo hecho de existir la norma no es garantía, por ende es necesario y pertinente que al menos se encuentren a la par de los requerimientos del momento, siendo lo ideal que los contenidos se proyecten con la visión de establecer políticas a nivel local, que perduren más allá del límite del periodo de gobierno de la administración de turno.

En la actualidad, deja de ser opcional la visión de una ciudad inteligente sin su vinculación con los objetivos del desarrollo sostenible, donde debe iniciarse las transiciones en lo social, cultural, ambiental, económico, y legal, entre otros aspectos, recordando que no es un dibujo libre, sobre todo al hablar de servicios públicos, que es uno de los aspectos que determinan el crecimiento o decrecimiento de una ciudad, temas que las municipales conscientes de ello abordan en sus ordenanzas.

Un caso relevante son las ordenanzas sobre gestión integral de residuos (y desechos sólidos, para el caso de Venezuela donde se diferencias los residuos de los desechos), cuyo enfoque persiste en el esquema simplificado de generación – recolección – disposición final, asociando la gestión integral netamente al servicio de aseo urbano; que durante muchos años dieron resultados esperados pero también tienen su cuota en el origen del problema, coloquialmente conocido como “basura” y con sus graves consecuencias en ecosistemas naturales y urbanos, siendo una constante hasta que se plantee el cambio del esquema tradicional.

En este tema como probablemente en materia de ordenamiento territorial y protección ambiental, la transformación de sus ordenanzas es una obligación, siendo una deuda pendiente de las autoridades municipales para que sus ciudadanos tengan y disfruten del derecho a su ciudad, ya que para nuevas realidades, nuevas acciones.


(*) Asociado de Vitalis, Ingeniero Ambiental, egresado de la UNET (2004-2009). Profesor Universitario de la UNET cátedra de Gestión Ambiental. Diplomado en Testigo Experto y en Gestión Integral de Residuos y Desechos Sólidos. Consultor ambiental.  www.linkedin.com/in/ronny-ch


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