(*) Por Gustavo Zúar
¿Cuándo fue la última vez que tocaste la tierra con los pies? No el concreto. No la alfombra. La tierra viva. En un mundo saturado de pantallas, ansiedad y asfalto, el cuerpo humano pide tierra. Pide contacto. Pide volver a sentir.
¿Qué es el grounding?
El grounding —también llamado conexión a tierra— es una práctica tan antigua como olvidada: caminar descalzos sobre pasto húmedo, tierra tibia o arena viva. Piel con piel. Hombre y planeta, sin intermediarios.
Beneficios para la salud
Lejos de ser solo un gesto poético, esta conexión es eléctrica, fisiológica y profundamente restauradora. El cuerpo humano, cargado de estrés, inflamación y pensamientos acelerados, encuentra en el suelo un regulador natural. Una especie de botón de reinicio silencioso.
El vínculo con la sostenibilidad
¿Y qué tiene que ver esto con el ambiente? Todo. El grounding no existe sin suelo sano. No puede darse en concreto hirviente ni en jardines de plástico. Requiere ecosistemas vivos: parques con sombra, tierra fértil, árboles que respiren contigo. Y eso implica políticas públicas, conservación urbana y voluntad colectiva.
En tan solo 30 minutos de contacto directo con la tierra, el cuerpo puede reducir niveles de cortisol, mejorar el ritmo cardíaco y calmar la mente ansiosa. El suelo actúa como un antiinflamatorio natural. Las ciudades con mayor acceso a espacios verdes presentan hasta un 20% menos de casos de depresión y enfermedades cardiovasculares. El entorno influye en la salud más de lo que creemos.
El problema es que cada año hay menos tierra que tocar. Más concreto, más suela sintética, menos árboles que abracen con su sombra. El grounding se convierte, así, en un tema de equidad ambiental: ¿quién puede hoy poner los pies sobre un suelo vivo?
El acceso al suelo vivo no es igual para todos. Mientras algunas personas disfrutan de parques y áreas verdes cercanas, otras habitan en barrios saturados de concreto donde el contacto con la naturaleza es un lujo. Esta desigualdad convierte al grounding en un tema de equidad ambiental: garantizar que cada ciudadano, sin importar su contexto socioeconómico, pueda tocar la tierra y beneficiarse de sus efectos restauradores.
Ideas para reconectar
¿Quieres reconectar cuerpo y planeta? Aquí te dejamos estas ideas:
- Caminar descalzos en parques, jardines o playas, aunque sea unos minutos.
- Apoyar las palmas de las manos en la tierra mientras respiras profundo.
- Sentarte bajo un árbol y dejar que tu espalda lo escuche.
- Crear pequeños rincones verdes en casa, con tierra real, no decorativa.
- Defender los espacios públicos verdes como si fueran pulmones… porque lo son.
Tengamos presente que: Un cuerpo que toca la tierra recuerda su lugar. Una ciudad que protege el suelo protege también la salud de quienes la habitan. Y un planeta con más pies descalzos es un planeta más amado.
En Vitalis creemos que cuidar el suelo es cuidar nuestra salud. Súmate a nuestras iniciativas y conoce más de nuestra agenda de desarrollo humano en vitalis.net
_______________________________________________________________________________________________________________
(*) Comunicador experto en desarrollo humano, vincula el bienestar personal con el impacto social. Colabora con iniciativas como Vitalis para fomentar una transformación consciente y sostenible.