(*) Por Elaine Alvarado
Aunque desde pequeños aprendimos a valorar la naturaleza, pocas veces se nos enseñó como hacerlo de forma práctica. Esta brecha entre conocimiento y acción sigue siendo uno de los grandes desafíos ambientales de nuestras ciudades.
Desde la década de los años 90 se ha venido hablando en el mundo entero sobre el calentamiento global. En 1992 se firmó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y en 1997 se suscribió el Protocolo de Kioto, que entró en vigencia en el 2005 y que fue sustituido en 2015 por el Acuerdo de París, que estableció que las ciudades son clave en la lucha por el cambio climático.
En el 2015 la ONU aprobó la Agenda 2030 que incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y que agrupa 169 metas para la sostenibilidad, la erradicación de la pobreza y la protección del planeta.
El ODS 11 señala la necesidad de lograr ciudades sostenibles o resilentes, conocidas también como ciudades verdes, que buscan integrar la naturaleza en el diseño urbano, estas deben ser inclusivas, seguras y resistentes.
Venezuela debe acatar este llamado y lograr que el desarrollo urbano sea respetuoso con el ambiente, que brinde calidad de vida a la población y permita enfrentar tanto la crisis climática como la económica.
Una ciudad sostenible es una infraestructura integral donde se optimizan los recursos, se disminuyen las emisiones de gases contaminantes, se promueve el uso del transporte sostenible como el uso de bicicletas y se refuerza la economía local, a través de la generación de empleos y servicios ambientales.
En Venezuela ya existen iniciativas para lograr ciudades verdes. En el estado Táchira, se impulsó la creación de una escuela de reciclaje; en Carabobo se desarrolla el programa Carabobo Sostenible de la Gobernación, que centra sus esfuerzos en la educación ambiental y el reciclaje. También se desarrolla turismo sustentable en la posada Casa María en Canoabo.
Consideramos que en Venezuela, para lograr cumplir el ODS11, falta mucho por hacer. Es crucial la unión de la gobernanza participativa con la planificación; valorando la riqueza natural y la biodiversidad y creando infraestructuras que incorporen la naturaleza en la vida diaria.
Adicionalmente, se requiere optimizar la gestión de los servicios públicos y que las políticas ambientales ofrezcan protección a los sectores más vulnerables.
El desarrollo de ciudades sostenibles generaría un impacto positivo en la calidad de vida de las comunidades y en la preservación de los recursos naturales. En esa dirección debemos avanzar con determinación y desde las comunidades proponer acciones que prioricen la sostenibilidad como el principal núcleo del crecimiento urbano.
Construir ciudades ecológicas y sostenible no es solo tarea de los gobiernos, sino un compromiso compartido entre ciudadanos, empresas y organizaciones. En Vitalis seguimos trabajando para que ese futuro sostenible se inicie hoy.
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(*) Comunicadora Social con Diplomado en Derechos Humanos para Periodistas y estudiante de Maestría en Ecología para el Desarrollo Humano. Actualmente forma parte de los profesionales involucrados en el Proyecto “Reviviendo las Costas – un modelo sostenible para La Guaira”. Contacto: ealvarado@vitalis.net
