Por Rodolfo Rizzo (*)

Se estima que para el 2050 la población mundial sea de 9,700 millones de habitantes, por lo que debemos esperar un crecimiento en la demanda de energía, materias primas y lo más importante, un crecimiento en la necesidad de alimentos.

No debe extrañarnos ver lugares donde la frontera agrícola crece en zonas donde antes podíamos encontrar bosques o selvas. Tampoco olvidemos que las prácticas de producción y consumo en las últimas décadas han provocado un cambio en el clima del mundo.

Con ambos escenarios en mente, debemos estar atentos a lo que exigimos al planeta, disminuyendo la capacidad de auto regeneración de la biosfera. Es como si nuestro planeta fuese un fumador que se niega a dejar de fumar pese a que su capacidad pulmonar es menor tras cada respiración.

Uno de los múltiples retos que tenemos que afrontar en el mundo moderno, es sin dudas brindar alimentos saludables y suficientes. Se trata de un derecho humano fundamental, que debe ser atendida integralmente.

La deforestación y la expansión de la frontera agrícola y pecuaria, no es una opción viable para incrementar la producción, así como tampoco la sobre explotación de los suelos.

Es aquí donde la tecnología nos ofrece alternativas que salen al rescate para el mejoramiento de la vida y en este caso para salvaguardar la naturaleza e impulsar el desarrollo sustentable. Para ello se debe tener un amplio conocimiento y entendimiento de los ciclos naturales y su relación con el resto de la naturaleza.

Existen modelos agrícolas sustentables que pueden resultar beneficiosos para todos, tales como la rotación y asociación de cultivos. Este último favorece la obtención de nutrientes, control de plagas, y polinización, entre otras. Un modelo sustentable que  consume productos producidos localmente, también favorece a la sustentabilidad.

Dichos modelos pueden ser complementados con tecnologías que nos permitan incrementar el nivel de comunicación que existe entre la naturaleza y los productores de alimentos, permitiéndoles tomar mejores decisiones. Entre tales tecnologías están los drones y satélites que escanean la topografía de los terrenos y brindan información respecto al estado de los cultivos.

Asimismo, existen técnicas para la fertilización y control de plagas, e innovaciones para producir alimentos, tal y como lo ofrecen los huertos verticales, incluyendo algunas propuestas que permitan ahorrar hasta 95% de agua, usar iluminación artificial, suprimir la necesidad de utilizar tierra y pesticidas, entre muchos otros beneficios.

Entre mayor información tengamos, mejor será la forma en que podremos desarrollar y aplicar la tecnología para brindar soluciones a la creciente demanda de producción agrícola.

Quizá no esté en nuestras manos influir directamente sobre la producción agrícola. Sin embargo, si podemos cambiar nuestros hábitos, así como exigir alimentos cada vez más ecológicos y seguros, provenientes de cosechas sustentables, debidamente manejadas con criterios y técnicas amigables con el ambiente.

 

(*) Ingeniero en mecatrónica.  tygsarizzo@gmail.com

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