Utilice la luz y la ventilación natural tanto como sea posible, encendiendo los focos o bombillos, y el aire acondicionado, sólo cuando realmente los necesite.

Cambie las lámparas incandescentes (focos o bombillas) por lámparas fluorescentes compactas (de ahorro de energía). Estas últimas proporcionan el mismo nivel de iluminación, duran 8-10 veces más y ahorran de 40 a 80% de energía.

Use tubos fluorescentes en aquellos espacios en los que necesitas más luz y donde permanece encendida muchas horas; por ejemplo: en la cocina o una sala de servicios en su lugar de trabajo. Los fluorescentes duran 8 o 10 veces más y consumen el 80% menos de energía que las lámparas incandescentes.

Al usar la lavadora, procure siempre trabajar con la carga completa de ropa. Así reducirá el consumo de agua, detergente y energía, y alargará la vida del aparato. Para su conocimiento, una lavadora funcionando con poca ropa, utiliza casi la misma cantidad de energía que con su capacidad máxima.

Si se ducha brevemente con agua caliente, consumirá cinco veces menos agua, energía y gas, que si lo hace con un largo baño. Además, su consumo en jabón y shampoo disminuirá hasta dos veces de lo usual, sin comprometer su aseo personal. Recuerde también que puede regular la temperatura del termo o calentador de agua, para no malgastar energía y prolongar la vida útil del equipo.

A la hora de comprar un electrodoméstico, revise la información del fabricante y compare distintos aparatos y sus niveles de consumo de electricidad. Asesórese con el vendedor y prefiera aquellos que tengan sistema de ahorro de energía. Prefiera los electrodomésticos que tengan ecoetiquetas de ahorro energético tipo “Energy Saver”.

Muchos equipos electrónicos como televisores o DVD en espera (standby), consumen hasta el 30% de electricidad, por lo que es recomendable desenchufarlos en períodos prologados en desuso como los fines de semana o las vacaciones.

En su casa u oficina, mantenga la impresora y el computador u ordenador apagados, cuando no los use, o asegúrese de activar los sistemas de ahorro de energía de cada equipo, si los tuviese.

Seque su ropa al sol en vez de usar la secadora. Con ello estará reduciendo la emisión de alrededor de 300 kilos de dióxido de carbono al año.

Utilice ollas del tamaño de la hornilla y apáguela minutos antes de finalizar la cocción para aprovechar la temperatura residual. Asimismo, deje los alimentos descongelando con suficiente antelación, evitando el uso del microondas con ese fin.

Use la vestimenta acorde al clima dentro o fuera de sus lugares habituales de residencia o trabajo. Evite uso de ropa ligera en lugares fríos que le obligan a encender la calefacción, y de abrigos en lugares cálidos que le llevan a encender el aire acondicionado.

Destine un día de la semana para planchar la ropa. Así estará ahorrando entre 15 y 20% de energía al evitar planchar dos o más veces en la semana.

Mantenga la nevera o refrigerador lejos de la cocina o de otras fuentes de calor, y limpie la parte trasera del mismo al menos dos al año. Nunca utilice la parte trasera para secar ropa o zapatos, pues el motor se tiene que esforzar para trabajar y consume más energía.

Motive a sus familiares, amigos y compañeros de trabajo a monitorear el consumo promedio de electricidad, publicando en un lugar visible el gráfico aportado por las empresas encargadas de prestar este servicio. Así podrá reforzar aquellos comportamientos que sean ambientalmente responsables y corregir algunos hábitos que por desconocimiento, están golpeando nuestros bolsillos.

Además de ahorrar energía, su comportamiento ciudadano estará contribuyendo a disminuir la generación de Dióxido de Carbono a la atmósfera, con lo cual apoyará la mitigación del calentamiento global.