El cambio climático se presenta a nivel mundial, como uno de los principales desafíos que la humanidad del Siglo XXI debe enfrentar. Muchas son las medidas que se han puesto en marcha desde hace algunos años para enfrentar el problema, sin embargo, si no se enfocan todos los esfuerzos en contrarrestar el analfabetismo ambiental presente en la sociedad, será muy difícil combatir este y otros problemas mundiales.
En vista de esto, una de las medidas de adaptación más importantes para la lucha contra el cambio climático, es la educación ambiental, el cual esta comprometido a orientar al ciudadano, no solo en estudios centrados en el tema ecológico, sino también en cambiar el paradigma que muchas veces se presenta en la sociedad hacia el tema ambiental.
De acuerdo al cuarto informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, conocido como IPCC (por sus siglas en inglés) se ratifica que el presente cambio climático que estamos viviendo es de origen antropogénico, es decir, por las actividades extremistas de los seres humanos, por lo cual resulta un significativo impacto a corto, medio y largo plazo en el entorno ambiental que solo puede cambiar, si modificamos nuestra conducta hacia el mismo.
Además, en este informe se demuestra la importancia y la premura con la cual debemos afrontar el problema climático, ya que de éste se derivan consecuencias dramáticas e irreversibles hacia la sociedad y el ambiente. Los países en vías de desarrollo, como lo es el nuestro, afronta una crisis absoluta entre el equilibrio social, ambiental y económico debido a los efectos negativos del cambio climático (de hecho, Venezuela, es uno de los países mas vulnerables de América Latina).
Los niños y las mujeres, son los más afectados por este problema socio-ambiental. Se prevé que para la próxima década, cerca de un 65% del total de afectados, serán niños y jóvenes (entre 10 y 19 años de edad) y mujeres adultas. Esto resulta alarmante para la búsqueda de un desarrollo sustentable en nuestro país.
En la actualidad, más de un billón de niños y jóvenes de todo el mundo, se encuentran estudiando niveles de primaria y secundaria, muchas veces, en situaciones conflictivas o de pobreza extrema, las cuales, complican el avance y desarrollo normal de sus estudios, trayendo como consecuencia enfermedades, insalubridad, mal estado de infraestructuras, entre otros.
Estas situaciones sociales llegan a ser negativas para el adecuado progreso de estos ciudadanos y trae como consecuencia un deterioro en los niveles de educación social de comunidades y zonas geográficas. Por esta razón, una de las prioridades internacionales es proveer la educación de calidad en todos los rincones, a fin de poder desarrollar nuevas perspectivas de crecimiento, mejoras y avances en las condiciones sociales y ambientales. El equilibrio entre el contexto social y la situación ambiental, vienen a ser dos características fundamentales para el impacto educativo deseado.
Los centros educativos juegan un papel prioritario en el desenvolvimiento de valores socio-ambientales y prácticas de desarrollo sustentable orientadas en la adaptación al cambio climático. De esta forma, a nivel mundial, se han establecido parámetros pedagógicos para enfocar acciones ante este desafío que afecta a la humanidad, promoviendo cambios de conducta y modificaciones en los hábitos para la consolidación de la lucha contra el cambio climático.
Muchos centros educativos, han establecido dentro de sus planes pedagógicos, el estudio ambiental como una asignatura obligatoria para la consolidación de eco-valores y conductas que afecten de una forma positiva al planeta. Sin embargo, en los últimos años, un importante porcentaje de centros educativos han avocado su labor ambiental hacia el estudio específico del cambio climático, visto la perplejidad y complejidad del mismo.
Estudios actuales sugieren que la educación ambiental debe encaminarse sobre los parámetros del desarrollo sustentable para poder hacer frente a los actuales desafíos presentes en el contexto del cambio climático. Por esta misma razón, en el año 2000, se planeta esta metodología educativa dentro de los Objetivos del Milenio, desarrollados por la Organización de las Naciones Unidas, quienes plantean una alianza entre la Agenda 21, los gobiernos locales y la sociedad civil, para llevar a cabo todas las acciones encaminadas hacia una educación sustentable.
En nuestro país, aun estamos en un proceso de “evolución” ante este desafío mundial. Nos encontramos a la espera de formalizar la Segunda Comunicación Nacional sobre Cambio Climático y el consecuente Plan de Acción Nacional sobre el mismo tema, para orientar todos los esfuerzos hacia medidas de adaptación y mitigación necesarias para luchar contra el cambio climático.
Venezuela tiene potencial humano y técnico para comenzar a trabajar en pro de la adecuada calidad socio-ambiental que merecen los ciudadanos, sin embargo, hacen falta políticas claras y concisas relacionadas al tema educativo y ambiental (en especial sobre el cambio climático).
Es importante destacar, que los seres humanos jugamos un papel protagónico dentro del planeta, puesto que nosotros formamos parte de la biodiversidad del mismo, y sin darnos cuenta hemos contribuido a un desgaste ecológico sin fronteras. Es nuestra responsabilidad entonces, tratar de cambiar la situación ambiental actual y mejorar las condiciones socio-ambientales, no solo para nosotros mismos sino también, pensando en el resto del entorno.
Lcda. Maria Eugenia Rinaudo